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¡Probamos un Caterham Super Seven de 1989!

Nos subimos a una unidad de 1989 y comprobamos de qué pasta está hecha esta máquina de conducción pura. Solo apta para nervios... Y riñones de acero.

El Caterham Super Seven es una máquina de conducción radical. Hemos encontrado este en el mercado de segunda mano para probarlo a fondo. Es de 1989, tiene 79.350 kilómetros y por él piden en Alemania 22.900 euros. ¿Su peso? Solo 566 kilos.

Se basa en el Lotus Seven de 1957 y renuncia a todo lo que no sea esencial para conducir. No esperes encontrar aquí cosas superficiales como ayudas electrónicas, un maletero o un simple techo. Todo fuera. 

Uno se sienta en sus estrecha banqueta y enseguida se siente conectado al asfalto, como si fuera encajonado en un kart. La relación peso/potencia de de 6,6 kilos por CV. Creo que no hace falta decir mucho más para que te hagas una idea de las dosis de adrenalina que transmite este pequeño bólido.

La mecánica es muy simple y de mantenimiento sencillo, y las piezas de recambio son baratas: no en vano, su motor proviene del Ford Escort II. Rinde 85 CV y 125 Nm, sobre el papel cifras modestas, pero en un coche de apenas media tonelada, se vuelven bestiales. Acelera de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos y su velocidad máxima es de 151 km/h.

Pilotar... Y punto

Una vez en marcha, hay que poner los cinco sentidos. Los frenos traseros son de tambor, de modo que hay que anticipar antes de las curvas hasta qué punto podemos apurar. El tacto del volante es duro y pesado, peo muy comunicativo. Eso sí, gira como una tabla, aquí los balanceos no existen. Tampoco una suspensión que filtre, y es que noto en los riñones hasta la última china del asfalto.

En definitiva, es una máquina radical para guardar en tu garaje como tercer coche, para escaparte un fin de semana a una carretera de montaña a devorar curvas. La sensación que transmite de ir en un kart de competición es algo que ningún deportivo de hoy en día puede igualar. ¿Lo mejor? Su concepción mecánica es tan sencilla, que es complicado que adquieras uno en mal estado de segunda mano. Con solo echar un vistazo, detectarás enseguida si tiene alguna tara. El nuestro estaba en perfectas condiciones para ser eso: una máquina de diversión pura.

¡No te pierdas estos drifts espectaculares al volante de un Caterham!

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Nos subimos a una unidad de 1989 y comprobamos de qué pasta está hecha esta máquina de conducción pura. Solo apta para nervios... Y riñones de acero.

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