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Prueba: Porsche 911 GT3 Facelift (2017)

El último 911 atmosférico: el seis cilindros bóxer sigue sobreviviendo. Y lo comprobamos al volante, en esta prueba del Porsche 911 GT3 Facelift 2017. Ha recibido un lavado de cara óptico, y tecnológico.

Está claro: nos sigue agitando la adrenalina un motor bóxer atmosférico bramando en la zaga. Por eso este modelo, enfocado a circuito, es tan especial. Nos ponemos al volante de su última renovación. Prueba: Porsche 911 GT3 2017.

Empecemos por su aspecto: este 'facelift' hace que su morro sea algo más anguloso, y recuerda en parte al del Porsche Cayman GT4. El cerrojo central de las llantas recuerda a modelos clásicos de Porsche, y las lamas laterales del alerón, ahora 20 milímetros más elevadas, son de carbono y de color negro. También se ha retocado en paragolpes trasero, y mantiene la ubicación típica del escape en un Porsche 911 GT3: doble y en el centro. Pero innova en los pilotos traseros, ahora con gráficos en tres dimensiones.

Y opcionalmente, como antes, puede llevar dos baquets de competición, y prescindir de las dos mínimas plazas traseras. En definitiva: el GT3 es un atleta con el peso reducido al máximo. La forma de volante recuerda a la del Porsche 918 Spyder, y no hay ni rastro de botones. Va forrado en refinado Alcántara, y una marca a las 12 horas, donde el eje delantero debe estar recto. Ergonómicamente, este nueveonce es excepcional, e invita, al igual que lo hacía su antecesor, a darse unas cuantas vueltas en circuito. Y hereda, eso sí, los avances en conectividad de sus hermanos: el Infotainmentsystem PCM, con una pantalla de siete pulgadas.

VIDEO: El Porsche 911 GT3 en acción:

Porque pasearse con un bonito deportivo no es lo suyo. Aquí se trata de llevarlo al límite. De llevar todas sus virtudes deportivas hasta el desgarro. El cambio puede manual. La pregunta que nos queda es por qué comprar este y no el Porsche GT3 RS. Veamos. El alerón de uno es de poliuretano ligero, el del otro de carbono. Ambos parten de los 500 CV. Y con el cuatro litros bóxer de nuevo desarrollo, el GT3 es un peligro para los radares: acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos (3,9 con caja manual). Y en solo 11 segundos ya vuela a 200. La relación peso/potencia está en 2,86 kilos por CV. Y llega hasta los 320 km/h.

Por desgracia, es imposible captar todas las bondades de este bólido en carretera abierta, por las restricciones legales. Su campo de batalla es el circuito. Y aquí uno puede pisar a fondo el pedal del gas, a placer, el mismo que uno siente en los tímpanos con su espectáculo sonoro. Si tienes el automático, en modo Sport, realizará un breve punta-tacón en las curvas. Chilla, cruje, aúlla, como solo lo puede hacer un motor atmosférico.

Y gira como si no hubiera un mañana hasta la 9.000 vueltas por minuto. El cénit, eso sí, lo encuentra a 8.250 revoluciones. Y cuando llegas a 6.000, ya tienes su par máximo de 460 Nm a tu disposición. 

Los frenos cerámicos detienen el coche con fiereza, pero justo en el punto que tú has elegido. La sexta relación del cambio manual es algo más larga que en de doble embrague. En el resto, mantiene el cariz deportivo y espontáneo del motor del coche. El alerón trasero es 20 milímetros más alto, y junto con el eje posterior direccionable, procura un agarre excepcional. O dicho de otro moda: lo presiona contra el asfalto. 

La buena noticia: si quieres confort en un deportivo tan radical como este, también lo tienes. Los diferentes modos de conducción te lo proporcionan a la hora de viajar e incluso puedes elevar, solo con darle a un botón, el eje delantero para no chocar los bajos en las rampas de garaje. 

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