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Prueba Mercedes E 63 AMG: el tirano de la autopista

Esta prueba del Mercedes E 63 AMG me ha dejado una cosa clara: la versión más potente de la Clase E es un auténtico dominador de las vías rápidas, en línea recta es difícil que alguien pueda plantarle cara y para poder adelantarlo, ya puedes ir preparando un misil de la NASA o algo parecido...

Realizar una prueba de un Mercedes E 63 AMG siempre es algo que entusiasma y que no te deja indiferente. La última vez quedó grabada a fuego en mi memoria: miro el velocímetro. 200, 220 km/h. Agarro el volante con fuerza. 240, 250. Trago saliva y pienso que esto ya es demasiado. 260, 270, 280. No tiene sentido, voy a levantar. El velocímetro digital sigue subiendo. 281, 282, 283... 284. Ahí se para.  La autobahn completamente vacía me ofrece varios kilómetros de visibilidad y me anima a pisar a fondo, ya que no aparece ni un alma a media mañana. Es siete de julio de 2009. No: no es que a esa velocidad haya llegado al pasado al estilo de Marty McFly. Era la presentación del anterior E63 AMG que me dejó este recuerdo en mi cabeza... y plasmado en la típica libreta que siempre llevo conmigo y en la que apunto todos los datos clave de los coches que voy probando.

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Es la misma que releo antes de montarme en el actual Mercedes E63 AMG para comenzar esta prueba, al que no se puede echar en cara que no muestre una imagen tan potente como la mecánica que alberga bajo el capó: un V8 biturbo de 557 CV (es la potencia que tenía el anterior Mercedes E63 AMG Performance), que manda la potencia  a través de una transmisión automática que no tiene convertidor de par, sino un embrague multidisco, y que trabaja con el sistema 4Matic enviando un 67% de la fuerza a las ruedas traseras. ¿Y eso se nota? ¡Sin duda! Pero para bien: aunque añade 70 kilos al peso final, lo que percibes es una capacidad de aceleración descomunal. Si utilizas el launch control, este Mercedes sale catapultada como si le persiguiera un vendedor del Círculo de Lectores con un montón de ofertas en novela romántica: se pone a 100 en 4,6 segundos, pasa la marca de los 120 en apenas 5,6 y llega a los 200 en 13,4.

Y es que este Mercedes E 63 AMG es un auténtico misil, pero no es un modelo tan radical como podría ser un BMW M5: aunque es complicado pisar a fondo durante más de un par de segundos sin llegar a algún obstáculo, lo cierto es que se trata de una berlina de cinco metros y dos toneladas que tiene un comportamiento noble: es progresivo si tienes activado el modo Sport+, que permite cierto deslizamiento del eje trasero. Y cuando el asfalto está mojado, la tracción integral te ayuda a mantener la trazada: no pierdas de vista que sus rodillos traseros, de 285, no son la mejor arma contra el agua. En todo caso, si te da por ahuecar en pleno apoyo, es probable que la suspensión (neumática detrás) absorba la fuerza y la cosa se quede como está. Si se llegara a mover cualquiera de los dos ejes, el ESP permanece atento para detener cualquier desmán. Y si no, aún tienes el comodín de la dirección, rápida y precisa, con un toque durito que es una gozada, que te deja maniobrar con facilidad.

Porque aunque parezca absurdo, este Mercedes E63 AMG es un gran utilitario urbano (si pasas por encima el hecho de que puedes superar los 14 litros con facilidad). El motor empuja desde abajo, cambia con suavidad si no le exiges mucho (si no, hace inserciones contundentes) y te permite disfrutar del sonido del borboteo del motor y los escapes cada vez que sales de un semáforo.

En nuestro comparador de seguros hemos calculado lo que costaría asegurar un Mercedes E 63 AMG 4Matic. Para calcular el precio, tomamos como referencia un hombre de 40 años, con 10 de antigüedad de carné y sin siniestros, que vive en Madrid, utiliza el coche a diario, aparca en un garaje colectivo y recorre hasta 20.000 kilómetros al año. Con estos datos, el seguro a todo riesgo más recomendable por su calidad-precio lo ofrece Mapfre, por 2.862 euros.
Este coste podría ser menor si optas por una póliza a todo riesgo con franquicia. En este caso, la más barata sería también la de Mapfre: cuesta 1.997 euros con franquicia de 300 euros.

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