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Prueba: Maserati Levante S 2017

¿Es necesario venir hasta los Alpes italianos para realizar una prueba del Maserati Levante S 2017? Si me lo ponen en bandeja y hay un circuito helado de por medio, no se me ocurren razones para negarme.

Ya te hemos hablado largo y tendido del SUV de lujo italiano, así que en esta prueba del Maserati Levante S 2017 no voy a empezar por su sistema de tracción Q4, el mismo que acompaña al Ghibli 4x4 (de hecho, el Levante viene de este modelo) y al Quattroporte. Te dejo la explicación, eso sí, un poco más abajo, ya que el despliegue tecnológico realizado por la marca para traer al mundo este mecanismo es digno de mención.

Más bien voy a comenzar directamente por lo que interesa: cómo se comporta el Levante 2017 en condiciones normales y también en otras más ‘especiales’. Nuestro recorrido se inicia en una carretera de los Alpes italianos que nos llevará a un espectacular puerto de montaña. Los neumáticos que ‘calza’ este SUV son unos Pirelli de invierno, lo que nos dará más garantías para enfrentarnos al hielo que -nos advierten- hay sobre el asfalto en ciertas zonas.

El Maserati Levante sorprende en la autopista: pese a sus dimensiones (imagina sus rivales: BMW X5, Jaguar F-Pace, Porsche Cayenne…), no parece que estés llevando un SUV de cinco metros. La postura de conducción es buena, la suspensión no deja que la carrocería se mueva -está conectado el modo Sport-, pero tampoco te hace sufrir, es rápido y el sonido de su motor subiendo de vueltas provocará que quieras bajar el ritmo a propósito para volver a recuperarlo. Una y otra vez.

¿Quieres saber cómo suena el Maserati Levante? Descúbrelo aquí... ¡Terrorífico!

Por suerte, un propulsor elástico, suave, tan progresivo que no te das cuenta de la velocidad que alcanzas, acompaña. Hablamos de 430 CV (estamos en el Maserati Levante S), que permiten pasar de 0 a 100 km/h en 5,2 segundos. Tendrás que tener cuidado con el pie derecho.

También está a la altura un cambio automático de ocho marchas con levas extra-largas tras el volante, lo que posibilita un manejo mucho más sencillo: siempre las encuentras, aunque estés girando. Y accionarlas es como meter la mano en un guante de seda.

Pasamos a una zona en la que las condiciones del asfalto, con humedades y algo de hielo, hacen más aconsejable el modo Normal de conducción. La mecánica pierde un poco de alegría (tampoco de forma preocupante, te lo aseguro) y la amortiguación se vuelve más amable, sin mermar su eficacia. Las curvas de todo tipo nos permiten disfrutar de una dirección muy ligera, quizá demasiado: nos gustaría más peso para acompañar el dinamismo del vehículo… y, ya puestos a pedir, unos frenos más potentes vendrían bien. No me entiendas mal: no es que no estén a la altura, pero la puesta a punto del chasis es tan afinada, las sensaciones son tan similares a las de una berlina, que se nos olvida que llevamos un SUV de más de 2,1 toneladas. Pararlas no es sencillo.

Llegamos a la parte más divertida de nuestra ruta: un circuito helado en Cervinia. Tiene poco más de un kilómetro, pero la superficie está cubierta por una nieve brillante, cristalizada debido a las bajas temperaturas. El programa más lógico que nos ofrece el Maserati Levante S aquí es el ICE (siglas de Increased Control & Effciency), con el que avanzamos de forma segura, tranquila. No deja que las cosas se desmadren.

Los monitores del trazado nos animan a conectar los modos Normal y Sport. En ambos -especialmente en el más dinámico- es más difícil controlar la dirección; el Levante sobrevira cuando forzamos la situación con frenadas fuertes o aceleraciones bruscas. Nos obliga a trabajar sobre el volante, pero, aun así, apenas se nota el esfuerzo de las ruedas buscando agarre. Todo sucede de forma natural.

Terminamos la ronda de cuatro vueltas con el programa off-road, que automáticamente sube la carrocería 2,5 cm y manda el 10% del par al tren delantero para estar preparado ante cualquier incidencia. El Maserati Levante saca su cara más ruda, aunque sin perder sus exquisitos modales italianos, demostrando que tiene carácter cuando es necesario.

Así funciona el sistema Q4 de Maserati

¿Habrá un Maserati Levante híbrido? Es muy posible...

Diseñado por ingenieros de Maserati exclusivamente para la marca, el sistema Q4 puede pasar hasta el 50% de la fuerza (1.200 Nm, atención a la cifra) al eje frontal en 0,001 segundos. Sólo lo hace si se necesita, lo que significa que el 100% del par está normalmente en la zaga para que la conducción de este SUV sea la de un auténtico propulsión trasera. O eso promete la compañía, que ha incluido el dispositivo en toda la gama del Levante.

Según sus responsables, el Q4 es un sistema integrado de inteligencia dinámica que añade seguridad activa, confort, eficiencia y la posibilidad de excursiones off-road al SUV de Maserati. No les gusta verlo como un dispositivo de tracción total al uso… porque no lo es: en lugar de un diferencial central, lleva un embrague multidisco, lo que permite que el conjunto sea ligero (apenas pesa 60 kilos) y compacto. Además, el modelo italiano es el primer SUV con diferencial trasero de deslizamiento limitado.


El interior del Maserati Levante S

Vamos a dejar clara una cosa: el Maserati Levante S (como te imaginas) es caro. Cuesta más de 107.000 euros, pero por ese precio te llevas exclusividad, clase, lujo y todo lo que se supone que debe estar asociado a esa cifra en un coche. Así, el habitáculo tiene una factura impecable, como un traje a medida. De hecho, la tapicería de nuestra unidad en este test estaba realizada en colaboración con el diseñador Ermenegildo Zegna; se trata de una opción que los más sibaritas no dudarán en escoger.

El Maserati Levante, protagonista en Harrods.

Los materiales son de alta calidad, el tacto de todos los mandos es muy agradable, el manejo de los sistemas es intuitivo y los botones están donde la mano va a buscarlos. ¿Las plazas traseras y el maletero? Amplias y confortables; no tendrás problemas para acomodar a tus pasajeros y su equipaje.

Sabemos que, con el importe del que hemos hablado, su propietario no se preocupará de un consumo medio que roza los 11 l/100 km, pero no está de más avisarlo, simplemente para que no haya sorpresas. ¿Merece la pena? Definitivamente, sí. Es lo de menos en un Maserati que también es SUV y que cuenta con esta potencia. En todo caso, si te inquieta este apartado, siempre puedes optar por la mecánica diésel… o esperar a su más que posible variante híbrida, que llegaría en 2019 o 2020. Ya, yo tampoco me lo plantearía. Aunque está bien saber que aparece en la lista. Aquí puedes ver los precios del Maserati Levante.

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