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Prueba Ducati Monster 821 Stripe: monstruosa pero 'educada'

Prueba Ducati Monster 821 Stripe: monstruosa pero 'educada'. ¿Cómo es esta italiana en las distancias cortas? ¿Sabrá seducirnos? Testamos sus nervios.

Dan lluvias. ¿Aplazamos la sesión de fotos?". Por supuesto... ¡que no! A mí tampoco me apetecía calarme, pero una moto como esta no merece estar en el garaje. A sus 23 años (la primera Monster se lanzó en 1993) y, a pesar de su fuerte carácter y sus innegables tratamientos rejuvenecedores, ya no es una adolescente: los años –y las normativas de emisiones– le han refinado los modales, su potencia ya no resulta tan llamativa como cuando vio la luz, pero sigue siendo TAN bonita, tiene una presencia TAN arrolladora y una personalidad TAN propia... que se ve –y se oye– de lejos. Y ya que esta coqueta del asfalto suele posar tan bien en los circuitos, ¿por qué no mojarnos –en el sentido más literal del término– y analizarla a fondo durante cientos de kilómetros cotidianos de con lluvia y frío? Probamos la Ducati Monster 821 Stripe... con el interesante Safety Pack.

Vídeo-prueba de la Ducati Scrambler Classic.

Puede que Ducati nos sorprenda un día con un modelo de 125 cc que haga rasgarse las vestiduras de kevlar a los puristas. O que lo presenten como una vuelta a los segmentos pequeños vestida de scooter práctico, pero con diseño italiano y colores Ducati Corse. Pero de momento, la marca tiene suficientes modelos de lo más atractivos como para que ver “recoger Ducati” en la agenda te alegre el día, aunque diluvie, porque te vas a asegurar unos días de prestaciones y diversión. Además, el hecho de pertenecer a Audi (véase Audi compra Ducati) no le ha restado un ápice de atractivo. Y ahora, por si fuera poco, es la firma de moda desde que Jorge Lorenzo ha anunciado su fichaje por Ducati para la temporada 2017 de MotoGP.    

Centrándonos en la Monster, es una motocicleta que ha madurado mucho con los años. Mantiene su genuina esencia de siempre gracias a su chasis multitubular, su voz ronca y sus reacciones bruscas cuando quiere con sus 112 CV. Está de guapa cuando se enfada... Pero, con el tiempo, su belleza -para mí, la versión Stripe es la más espectacular de las 821- ha demostrado no ser incompatible con una educación exquisita cuando se trata de lucir formas en condiciones muy adversas: sabe ser muy refinada cuando toca, gracias a su suspensión delantera totalmente regulable -de la que no disponen ni la Monster 821 ni la 821 Black- y, sobre todo, por el Safety Pack, con ABS y control de tracción regulables en ocho posiciones. 

De esta forma, si te la llevas de ‘fiesta’, no te aburrirás: sigue siendo una italiana rebelde, divertida y de buena familia,  aunque con mucho genio si le buscas las cosquillas a golpe de acelerador. Cuando pases del modo de conducción Sport al Touring y al Urban, se convertirá en una compañera ideal para las confidencias cotidianas, con unos parámetros mucho más previsibles en la gestión del par motor, de la frenada y de la respuesta al traccionar. Y como hoy no nos podemos ir a un hotel, sino que tenemos que bailar bajo la lluvia, toca ir poco a poco con la relación, para que esta historia de amor no acabe en revolcón (en el mal sentido). 

Es hora de hablar del ‘Kamasutra moteril’, si me permites la expresión: la postura de conducción no es la ideal para gente muy alta, porque la deportividad impone formas contenidas. Además, el cubrepantalón que llevo puesto no favorece la estética del conjunto, pero oye, esto es una moto que no es sólo para los circuitos, aunque en los últimos días parezca que ‘Ducati’ ya sólo es cosa de las carreras de MotoGP. Sin embargo, no discutiremos por trapitos - la moto no tiene la culpa de que yo mida 1,90 m ni de lo mojado que está el asfalto- ni por sus estudiadas curvas, que favorecen la convivencia diaria para ir a trabajar al centro sin caer en la rutina, pues esta naked también es ideal para echar una canita al aire y desmelenarte los fines de semana por carreteras de montaña. 

Antes de la sesión de fotos, descubro una pegatina de un medio de comunicación en el cupulín y recuerdo que en el concesionario de Ducati donde la he recogido me hablaron de ese probador: que si conoce bien las motos de la marca, que si ha participado con una Ducati varias veces en el Pikes Peak… Entonces, si quiero vivir para contarlo, a lo mejor conviene retocar los parámetros antes de retorcer el acelerador. 

Configurada ya la moto para una conducción pausada, ahorradora y segura en el modo Urban que mencionaba más arriba, puedes ir a cualquier parte y colarte bastante bien en los huecos de los semáforos debido a su reducida batalla. Sin embargo, notas que el motor protesta durante todo el camino en forma de poco par motor y de transmitirte la sensación de que tienes que bajar continuamente de marchas. En otras palabras: la Monster pide guerra y yo limpio mi conciencia sabiendo que el paso por las calles es sólo un aperitivo de lo que vendrá mañana, a poco que se seque la carretera. 

De momento, apenas puedo tumbar mucho sin controlar el eje trasero, pero con las ayudas electrónicas ‘on’ -y dejando que se comporten de moto intensivo, uno respira más tranquilo. Aunque una vocecita con acento italiano sigue resonando en mi cabeza: "Alora: dale gas, o te vas a divertir mucho menos de lo que debería, bambino…".

Y sale el sol

Las fotos ya están hechas, pero no es hasta el fin de semana cuando de verdad voy a probar esta Ducati en su salsa. Ya en seco, paso al modo Sport y la subo de vueltas 

¿Defectos? La tengo algo idealizada, pero reconozco que, con tanta lluvia, hay que esperar para tumbarse con ella –en trazados sinuosos–, pues se pone un poco nerviosa, pese a la electrónica. Además, es caprichosa con eso del gasto y se ofende cuando te interesas por su autonomía (no tiene indicador, sino que cuando salta la reserva, aparece un contador y tienes unos 30 km para llevarla a casa -o a la gasolinera-). Corta un poco el rollo, pero hay que quererla así. Con todo, para mí, una Monster, pese a los años, sigue siendo un sueño para adultos y de lo más húmedo... 


Lo mejor: comportamiento con modos de conducción, respuesta a altas vueltas, elementos de serie (RbW, tapa de colín, manijas pasajero, mini cúpula. Preinstalación alarma e DDA -más el Ducati Safety Pack: ABS+DTC- y  garantía de 24 meses sin límite de kilometraje), estética, pomoción (véase la ficha técnica).  

Lo peor: sin aforador, respuesta en bajos, eficacia del guardabarros trasero, batalla (para gente alta).

Fotos: Álex Aguilar. 

Equipación: Casco Givi 50.4 sniper, chaqueta Axo Madison, guantes Hevik Stoccolma.


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