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Prueba: DB10, Aston Martin DB10

Nos subimos al deportivo que conduce James Bond en su última película, Spectre. El Aston Martin DB10 tiene un comportamiento prodigioso, y un interior con gadgets como... ¡Un asiento eyectable!

En todo el mundo, solo hay ocho ejemplares de este modelo con la carrocería totalmente en carbono. Hemos conducido el coche que lleva James Bond en su última película, "Spectre", basado en el V8  Vantage S. Esta es la prueba del Aston Martin DB10.

El 4,7 litros V8 y la caja de cambios manual de seis velocidades también los hereda. La batalla, eso sí, es ahora 70 milímetros más larga, y las vías más anchas. La dirección  y el chasis también han sido modificados. 

Dentro, me encuentro con un ‘cockpit’ futurista, totalmente recubierto de cuero y Alcantara. Tras el pequeño volante se sitúa el cuentavueltas, con un diseño que emula a un cronómetro. Incluso la guantera, estilo Pagani, parece un bolso de cuero de diseño. 

A mi izquierda (no olvidemos que es un modelo británico) tengo la palanca del cambio, incluido el botón del asiento eyectable, muy útil para lanzar el coche por un barranco y huir de los malos. El uso masivo de fibra de carbono aligera el conjunto en 100 kilos. La batalla más larga ayuda a un comportamiento menos nervioso, mientras las vías más anchas aumentan el aplomo. 

Y es que este DB10 rueda con absoluta facilidad, gira preciso en las curvas y, aunque el asfalto estaba mojado, incluso en segunda mantenía un nivel de tracción envidiable. 

Los frenos cerámicos tienen una potencia y un tacto excepcionales, la dirección es rápida y comunicativa. El nuevo chasis balancea mucho menos que en el del modelo en el que se basa, y logra una precisión por curva increíble, incluso entrando muy fuerte. El V8 nos deleita con su conocida armonía, sube de vueltas sin resuello y llega fácilmente a las 7.000 revoluciones. 

Y es que no nos cabe duda: Daniel Craig tuvo que disfrutar de lo lindo rodando las escenas de Spectre al volante de este bólido.

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Nos subimos al deportivo que conduce James Bond en su última película, Spectre. El Aston Martin DB10 tiene un comportamiento prodigioso, y un interior con gadgets

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