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Prueba: Bentley GT3-R

Nos ponemos al volante de posiblemente, el Bentley más ágil de todos los tiempos. El GT3-R no solo tiene una potencia portentosa: también un paso por curva excepcional.

Su inocente color blanco despista: el GT3-R es capaz de despeinar al más pintado. Los ingenieros de Edelbrock han concebido una auténtica bestia ágil para practicar vuelo rasante. Esta es la prueba del Bentley GT3-R.

Alerón negro, como sus poderosas llantas de 21 pulgadas, y franjas verdes por la carrocería. Esta es una variante fácilmente reconocible desde el primer vistazo. La pregunta es: ¿Ofrece tanto el británico como prometen sus pinturas de guerra?

Basta un pisotón al acelerador para desatar el infierno. Con un bramido metálico ensordecedor el V8 despierta y no para de girar hasta más allá de las 6.000 vueltas. 

Mientras el cambio ZF inserta automáticamente cada relación de forma seca y contundente, sientes cómo se desbocan sus 580 CV y 700 Nm de par. En un abrir y cerrar de ojos, este Bentley ya está rodando a 200 km/h. Otros deportivos compactos ya quisieran para sí tamaña agilidad. Los cortos desarrollos permiten unas aceleraciones fulgurantes, aunque está limitado a 273 km/h. 

Un deportivo de altura, sí, pero manteniendo el poso de elegancia obligado en una marca como Bentley. Con todo, no pasa desapercibido entre el tráfico diario. Gran parte de la culpa la tienen las llantas negras fraguadas de 21 pulgadas, que por otro lado contribuyen a que este sea sin duda el Bentley más ágil que he probado hasta la fecha, especialmente en curva: en conjunción con el Torque-Vectoring-System, la tracción integral y los poderoso frenos cerámicos y de carbono, la eficacia es mucho mayor de lo que haría suponer un coche de su tamaño y peso.

El interior es abrumador: tapicería con costuras en color específico, aireadores metálicos, cuero de primera calidad por doquier… El GT3R es, además, 100 kilos más ligero que el GT V8, en parte gracias a prescindir de plazas traseras. Con todo, arroja nada menos que 2,2 toneladas a la báscula. 

Conclusión

El Bentley Continental GT ha mutado en el GT3R o, lo que es lo mismo, a un coche de carreras para calle. Apenas puedes dar crédito  la agilidad con la que es capaz de pasar por curva este tracción integral de más de dos toneladas y al mimos tiempo, la relajación con la que se mezcla entre el tráfico cotidiano. 

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Nos ponemos al volante de posiblemente, el Bentley más ágil de todos los tiempos. El GT3-R no solo tiene una potencia portentosa: también un paso por curva

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