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Porsche Cayenne D: la opción lógica

No se puede decir que tuviera una infancia demasiado tranquila el Porsche Cayenne Diésel, aunque ahora ha demostrado ser la versión más lógica: un consumo que parece de broma, buen dinamismo y un motor que anda lo suyo

En su habitáculo me encuentro cómodo al segundo. Los asientos me recogen con un mullido más bien duro y un tamaño adecuado. Solo los mejoraría haciéndolos un par de centímetros más anchos, para que los muslos pudieran descansar mejor en la banqueta. En cuanto a la ancha consola central, es agradable de utilizar: los controles quedan a mano y tienen buen tacto, aunque la población de botones algo pequeños es alta y tienes que apuntar bien para escoger tu objetivo.

Antes de girar la llave de contacto (a la izquierda, cómo no), hago un repaso a sus cinco esferas. Muestran todo tipo de información, algo que parecen estar abandonando muchos fabricantes. Sabrás la temperatura del agua y del aceite, además de la presión de este último. La pega es que es complicado comprobarlo todo de un vistazo, al menos con el volante deportivo (447 euros, incluye levas), ya que el aro se entromete en los extremos del cuadro de relojes. En marcha tampoco defrauda.

Su motor empieza a tirar en condiciones desde las 2.000 rpm y sube con fuerza hasta las 4.000. Si circulas sin pisar demasiado el acelerador, el Tiptronic de ocho velocidades establece el cambio en unas 2.000 vueltas. Si activas el modo Sport estira un poco más, aunque se nota sobre todo en la mayor sensibilidad del acelerador. Este todoterreno de 2.175 kilos se mueve sorprendentemente bien (si tuviera fibra de carbono como este Panamera...). Si pagas por la suspensión activa, tendrás la opción de disfrutar de una conducción muy relajada en Confort, aunque si seleccionas la posición Sport es más bien rígido e ideal para evitar balanceos en carreteras secundarias.

De todas formas, donde mejor se encuentra es en autopista. Con una octava de unos 63 km/h, situarse a 120 a 1.800 rpm y disfrutar de un viaje silencioso y cómodo es de lo más sencillo.

CONCLUSIÓN Pensarás que es fácil poner por las nubes al Cayenne. Al fin y al cabo es un Porsche. Y no te falta razón. Pero es que su interior tiene materiales de calidad y hasta en las zonas ocultas hay guarnecidos aparentes. Todo está muy cuidado. Todo, salvo el equipamiento: lleva lo habitual (y necesario), pero tampoco destaca especialmente.

Valoración

Nota9

No se puede decir que tuviera una infancia demasiado tranquila el Porsche Cayenne Diésel, aunque ahora ha demostrado ser la versión más lógica: un consumo que parece

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