¡Nos subimos al Audi R8 2015!

En Audi saben muy bien que, para generar expectación, no hay que mejor fórmula que ir haciendo boca. Por eso, antes de la presentación oficial del nuevo Audi R8 2015 el próximo mes en el Salón de Ginebra (5 a 15 de marzo de 2015), lo ha sacado a pasear en público en un circuito. Por supuesto, aún con las pegatinas que ocultan su diseño final, pero sugieren las líneas maestras de la segunda generación de este deportivo estratosférico. Nos hemos subido al nuevo Audi R8.

Estamos expectantes por enfrentarlo en verano a rivales como el Mercedes GT, el McLaren 650S, el Porsche 911 o el Lamborghini Huracán. De momento, nos contentamos con subirnos al asiento del copiloto, lo que no es poco, si tenemos en cuenta que es un coche que aún no está en la calle. Lo que sí logramos adivinar de su nuevo diseño es una parrilla más ancha y horizontal, y unos faros más rasgados.

En canto me introduzco en el habitáculo, enseguida veo diferencias más patentes con el modelo actual, aunque en el asiento del conductor vaya el piloto de pruebas de la marca, Frank Stippler. Y no solo porque ahora vayamos sentados aún más cerca del asfalto y tengamos cuatro centímetros más para los codos. Sobre todo porque ahora todo, y cuando digo todo es todo, está orientado al conductor. Desde la línea circular de la consola central hasta la estudiada forma del salpicadero.

Frente al conductor, la instrumentación virtual que ya conocemos del Audi TT, y un volante de nuevo cuño con cuatro botones satélites añadidos, al igual que en un Fórmula 1, para que el conductor se concentre en lo que tiene que hacer: conducir. Incluso las válvulas de escape o los siete modos de conducción se controlan ahora desde el volante.

V10 atmosférico de 610 CV

Y es un alivio, para mí, que el piloto no tenga ningún motivo para desviar la vista del asfalto, porque ante nosotros tenemos un circuito radical. Un circuito de carreras, y detrás un V10 con 610 CV y 5,2 litros. Habrá una versión alternativa ‘menos’ radical de 540 CV.

Pero las diferencias no solo se perciben en el interior. Con el uso profuso de carbono y aluminio para la carrocería, el deportivo adelgaza 50 kilos, y además ahora la resistencia al viento es menor y la presión contra el asfalto mayor. Pero, sobre todo, uno de los grandes cambios está en la nueva tracción integral, aún más evolucionada. 

Al igual que en el Audi TT, el R8 monta ahora un embrague de varillas que permite repartir la fuerza hasta el extremo: si bien hasta ahora el mayor reparto permitido era de 70:30, en el nuevo R8 se puede pasar toda la fuerza a uno de los dos ejes al 100%. A eso añadimos un chasis variable y una dirección más desmultiplicada, que convierten en este deportivo en una máquina de vuelo rasante para circuito… Y carretera, que permite tener el mismo control que en un jet.

Un sonido descomunal

Hace el 0 a 100 km/h en 3,2 segundos, y es capaz de ponerse a 330 km/h. Cifras sorprendentes, aunque lo realmente sorprendente llega cuando entramos en el circuito. E palabras del propio Stippler, manejarlo es un juego de niños, pero la precisión es absoluta. Es un deportivo que da un paso más allá en lograr la máxima eficacia en circuito y fuera de él, siendo perfectamente apto para un uso diario. 

Un coche pensando en el futuro… Si exceptuamos su motor. Mientras el resto de las marcas tiende al ‘downsizing’ recortando cilindrada y recurriendo al turbo, este R8 lleva en su zaga un enorme atmosférico de 5,2 litros. No solo tiene una entrega de fuerza más homogénea y contundente, sino que su sonido no podría ser más estremecedor cuando Stippler lleva la aguja del cuentavueltas a la zona roja, cuando roza las 9.000 vueltas y un parpadeo rojo en la instrumentación virtual avisa de que bajemos el ritmo.

Pero no todos los conductores del nuevo Audi R8 se deleitarán con la cautivadora sinfonía de su motor. Y es que la marca tiene pensado lanzar también una variante e-tron con una autonomía mínima de 450 kilómetros. Quienes opten por esta versión, solo podrán deleitarse con el sonido del silencio.