Nissan Micra 1.2, un urbano ¿para todos?

Nissan ha fabricado un coche global, es decir, se va a vender en 160 países del mundo. Eso significa tener que cumplir muchos requisitos para estar a la altura, pues no todos los mercados piden los mismos estándares de calidad. Por ejemplo, en Asia se emplean unos materiales para el interior que en Europa no son bien vistos. Esa fue la primera duda que me planteó cuando tuvimos el primer contacto con el Micra hace diez meses.

Fue en Tailandia y con unidades destinadas a ese país. En ellas, la calidad estaba por debajo de la requerido aquí. La segunda toma de contacto fue en su presentación europea, realizada en Dinamarca. Allí puede probar un Micra con un discutible acabado interior bitono, que dejaba a la luz algunas juntas mejorables. Y, como dice el refrán, a la tercera ha sido la vencida. Porque durante el primer test en Madrid, el Micra ha mejorado por dentro en calidad y opta por un acabado en tonos negros mucho más convincente.

En resumen: poco a poco ha ido ganando puntos. ¿Cómo va su motor 1.2? Gracias a los tres cortos primeros desarrollos de su cambio manual de cinco velocidades, se mueve con mucha viveza entre el tráfico urbano. Ayudan también su escaso radio de giro y unas contenidas medidas (solo 3,7 metros de largo). Aparcas en cualquier hueco, sales de los semáforos con alegría y el consumo no se dispara porque alarga notablemente los dos últimos desarrollos. Eso le lastra fuera de la ciudad, así que mejor hubiera sido montar ya el sistema Start-Stop para contener el gasto (lo tendrá en primavera).

Porque igual que hay que tener contentos a todos los mercados en calidad (la pregunta del titular se contesta de forma afirmativa), no hubiera estado de más entregar más chispa en recorridos interurbanos. No será su hábitat natural, cierto, pero es que en cuando la carretera se empina ligeramente te obliga a bajar de quinta a cuarta. Desarrollado sobre la nueva plataforma V de Nissan, el nuevo Micra ha pasado el primer examen global.