Logo Autobild.es

Prueba Mazda CX-3 2.0 Skyactiv-G 150 CV

¿Merece la pena el gasolina?

Viajamos a Barcelona para conducir el nuevo Mazda CX-3 2.0 Skyactiv-G 150 CV, un SUV compacto cuyo objetivo está definido desde lo más profundo de su ADN: golpear con fuerza a sus rivales gracias a un diseño realmente espectacular y la solidez y calidad de los últimos productos llegados desde Hiroshima. Mi compañero David López tuvo ya la oportunidad de poner a prueba la versión que según Mazda España se llevará cerca de un 70% de las ventas en nuestro país, el eficiente diésel Mazda 1.5 Skyactiv-D de 105 CV de potencia, yo he optado por irme a lo más alto de la gama para ver de qué es capaz este bonito SUV compacto, concretamente voy a poner a prueba el Mazda CX-3 2.0 Skyactiv-G de 150 CV, con transmisión manual de seis velocidades y tracción integral. Un pezqueñín de casi 30.000 euros, ¿justificados? Vamos a comprobarlo.

Un coche entra por los ojos y si hace poco te hablaba del Ssang Yong Tivoli, un coche muy interesante pero con un diseño que en Europa podría no entrar por los ojos de todos los posibles compradores, estoy convencido que en este caso, el Mazda CX-3, pese a su origen asiático, un tanto por ciento muy alto de los que buscan un SUV compacto, al verlo van a decir: "¡qué coche tan chulo!". Y eso que en Mazda se empeñan en llamar 'diseño Kodo', en la práctica se traduce en agresividad, proporciones perfectas y mucho músculo. Un exterior de diez, ¿y el interior? No se queda atrás.

Te interesa: Los 7 rivales del Mazda CX-3

Nada más entrar su sobriedad, minimalismo, diseño y materiales te hacen soltar un: "¡Vaya coche!". Difícilmente se le puede reprochar algo cuando apoyas tu trasero en el asiento del conductor. El puesto de conducción es muy bueno y gracias al diseño asimétrico del salpicadero, rápidamente te sientes rodeado de todo lo que necesitas. Especialmente me ha gustado el volante colocado en una posición bastante alta, como queriendo tomar un protagonismo que más tarde, en la zona de curvas, debe demostrar. La calidad de materiales es muy alta y sorprende su configuración, al menos en mi versión equipada hasta las trancas, donde el cuero negro, rojo y blanco se combinan con la tapicería de alcantara: un 'batiburrillo' que estéticamente resulta redondo. Quizás lo único que no me convence es el típico revestimiento interior buscando imitar de una manera poco acertada el aspecto de la fibra de carbono, ¡malditas modas! Pero por lo demás, irreprochable.

Pero vamos a lo realmente importante. David ya te contó que el chasis y el esquema de suspensiones tiene un marcado componente dinámico, gracias a un centro de gravedad y un reparto de pesos muy acertado. Por eso en esta prueba del Mazda CX-3 2.0 me quiero centrar en la mecánica y especialmente en su rendimiento. Arranco mediante el botón y comienzo a rodar. Si me lees habitualmente puedes comprobar que en muchas ocasiones recomiendo las modernas y 'ultraprecisas' cajas de cambio automáticas, pero en el caso de Mazda, su caja de cambios manual merece un premio y sería sin duda mi opción elegida. Hundo el pedal derecho y...

La verdad es que estos 150 CV tienen ese típico sabor Mazda y eso se puede traducir en progresividad y calma. Esta mecánica Skyactiv de dos litros y cuatro cilindros tiene un comportamiento muy lineal y la potencia se entrega sin tirones ni brusquedades, de echo, cuando hundes el pie derecho y vas enlazando una marcha tras otra, puedes pensar ¿dónde están esos 150 CV? Ya que en ningún momento tienes esa sensación de empuje que sí ofrece, por ejemplo, una mecánica sobrealimentada, pero basta un breve vistazo al velocímetro para darte cuenta que vas rápido y que sin darte cuenta, has llegado al límite de la legalidad vigente.

Te interesa: Mazda ya trabaja en la segunda generación de los motores Skyactiv-G

Es un motor que mueve correctamente al Mazda CX-3 y que ofrece un nivel de consumos más que aceptable: durante la prueba, sin miedo al acelerador, el consumo se ha situado entorno a los ocho litros a los cien, pero si nos relajamos, el consumo puede bajar de los siete. Una cosa que me ha sorprendido un poco, siendo sinceros, es una leve vibración que notas sobre los pedales, quizás se pueda deber a que es un motor todavía en fase de rodaje, pero ha conseguido llamar mi atención y como tal os lo cuento. 

Por lo demás, poco que reprochar a este SUV. La dirección es un pelín blandita y me gustaría que transmitiese un poco más, pero en la línea de sus rivales, por lo que no me atrevería a decir que sea algo malo. El cambio, como ya he comentado, es perfecto, tanto por tacto como por precisión y recorrido. La suspensión tiene un tarado muy logrado, prima al confort pero no se comporta nada mal en curvas, aunque un poco más de aplomo en general no estaría mal, cuando enlazas varias curvas seguidas, la zaga no necesita demasiado para insinuarse...

Para terminar comentar que la habitabilidad interior tiene luces y sombras: mientras que en las plazas delanteras, viajarás como un rey, gracias a un buen nivel de habitabilidad (de las mejores de la categoría) y una buena ergonomía general, en las plazas traseras, el espacio brilla por su ausencia, posiblemente esta sea mayor desventaja. El maletero tampoco resulta demasiado generoso en cuanto a espacio, ya que se queda por detrás de muchos de sus rivales con un total de 350 litros de capacidad.

Quizás tanto la habitabilidad en las plazas traseras como el maletero sean sus principales inconvenientes de compra, pero no todo va a ser bueno, ya que este Mazda CX-3 2.0 Skyactiv-G 150 AWD es uno de esos coches que comienzan entrando por los ojos y que terminan convenciendo por su calidad y tecnología, ya que hay que reconocer que la cantidad de asistentes a la conducción son sorprendentes para esta categoría: sistema de alerta de cambio involuntario de carril, control de velocidad adaptativo con radar, frenada automática en ciudad, cambio de luces automático, etc. 

El Mazda CX-3 está disponible con dos acabados, Style y Luxury, todos cuentan con llantas de aleación, climatizador automático, seis altavoces con conexión Bluetooth y doble conector USB. La versión Luxury añade las llantas de 18 pulgadas, los faros Full LED, el sistema de navegación, un equipo de sonido Bose con siete altavoces o el Head Up Display. Además, por si te parece poco, Mazda ofrece un tres paquetes adicionales al acabado Luxury, el primero (de regalo durante su lanzamiento) incluye las lunas traseras tintadas y el sistema de cambio involuntario de carril. Si quieres la tapicería de cuero blanco con asientos calefactados deberás pagar 800 euros más y si decides 'meterle' todos los asistentes electrónicos de ayuda  a la conducción, deberás abonar otros 1.050.

En cuanto a precios, el Mazda CX-3 parte de los 20.345 euros del CX-3 2.0 Skyactiv-G de 120 CV Style, con transmisión manual y tracción delantera, mientras que en el diesel, los precios parten en los 21.795 euros del CX-3 1.5 Skyactiv-D de 105 CV con el acabado Style, transmisión manual y tracción delantera. Si quieres tenerlo todo, el Mazda CX-3 2.0 Skyactiv-G 2.0 Luxury con el paco White y el Pack Travel, transmisión manual y tracción integral cuesta 28.130 euros, aunque ya te adelanto que van a existir suculentas ofertas por parte de la marca, entre las cuales destaca una campaña de lanzamiento de 1.800 euros de descuento en todas las versiones.

Valoración

Nota8

Ponemos a prueba el Mazda CX-3 en su variante de gasolina Skyativ-G de 150 CV. Fantástico en combinación con el cambio manual. Aunque ojo al escaso espacio trasero.

Lo mejor

Calidad de los materiales. Buen ajuste del chasis. Consumo.

Lo peor

Dirección demasiado blanda. Le falta algo de aplomo en curva. Poco espacio en la segunda fila.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Autobild España.