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Lotus Evora S frente a Porsche 911 Carrera

Por potencia, ligereza y tracción el Lotus Evora y el Porsche 911 se parecen. Pero poco más los une. La historia ha dejado su huella en forma de una evolución bien distinta, que es la que marca la distinción en esta batalla sobre el asfalto.

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El enfrentamiento entre el Lotus Evora y el Porsche 911 tiene mucha historia detrás; no tengo ni idea de si Ferry Porsche y Colin Chapman coincidieron alguna vez, pero estoy seguro de que el austriaco y el inglés se habrían entendido a las mil maravillas sin necesidad de intérpretes. Eran almas gemelas. El de Stuttgart aumentó la cilindrada de un motor Volkswagen y lo montó en una carrocería ligera (Porsche 356), mientras que Chapman, fundador de Lotus, hizo algo parecido en las islas británicas al acoplar motores Ford sobre chasis de aluminio (Lotus Seven). Ambos modelos tenían 40 CV y, aunque el segundo era 60 kilos más ligero, eran igual de divertidos.

Cincuenta años después, la historia demuestra que Porsche sigue una trayectoria ligada al éxito, mientras que la de Lotus es tan inestable como la climatología en Inglaterra. Con meteduras de patas incluidas, como algunos coches de tracción delantera que salieron al mercado. Sin embargo, las cosas parecen volver ahora a su cauce y el Evora se perfila como un bombazo. Gracias al compresor TVS, este Lotus consigue sacarle 350 CV a su motor Toyota, lo que supone cinco caballos más que los del Porsche 911 Carrera. Por otra parte, el peso en vacío del británico es inferior al del 'nueveonce', pero lo cierto es que los 1.438 kilos que pesa se alejan bastante del concepto pluma bajo el que nacieron los Lotus.

En cuestión de imagen, el Evora S quiere robarle protagonismo al 911 con su forma aplastada, su color amarillo y sus faros de mirada achinada, que le dan un aire exótico al más puro estilo Ferrari. Pero como suele suceder, lo extravagante y lo práctico no se llevan bien y el caso es que entrar y salir de este coche es una autíntica tortura. Una vez sentado a los mandos, la postura es también incómoda, así que a la hora de hablar de confort en el día a día, sin duda, la medalla se la lleva el Porsche. El deportivo alemán, a pesar de tener la deportividad en los genes, no maltrata al conductor en los desplazamientos cotidianos. Por dentro, en cambio, el Lotus sorprende porque ofrece más lujo de lo que acostumbra la marca: climatizador, asientos calefactables, navegador, botones con terminaciones de color metálico, salidas de aire en las puertas que son pura elegancia... Realmente se ha puesto las pilas en presentación visual.

Sus prestaciones son algo mejores de lo que promete el fabricante y se encuentra al mismo nivel que el 911. El motor no se puede exprimir más, pero mejor que se quede así la cosa, porque al llegar a 250 km/h el morro pierde aplomo y transmite unas sensaciones nada tranquilizadoras. Respecto a la ergonomía, en trayectos largos te empieza a doler el pie izquierdo al no encontrar ningún punto de apoyo cómodo. Pero lo cierto es que los amantes del Evora se ríen ante esa clase de cosas, que ellos consideran tonterías: no, este coche no está hecho para la autopista, sino para disfrutarlo a tope en un circuito, cuanto más estrecho, mejor. Esto es lo que te dirá un enamorado de la marca.

En cuanto al equipamiento de seguridad, el ESP es un elemento de serie... todo un hito en la historia de Lotus. Si seleccionas el modo deportivo, el escape emite un sonido más bronco y la respuesta al acelerador se vuelve mucho más viva. Llevarlo activado en este punto es interesante, porque puedes sacarle mucho partido al Evora sin que la situación se vaya de las manos.

Bajo el capó, el V6 turbo de origen japonés estira hasta las 7.200 revoluciones y, justo en la zona alta del cuentavueltas, resulta más enérgico que el bóxer del Porsche. El chasis es pura agilidad y ofrece unas reacciones muy neutras, que facilitan un paso por curva rápido, seguro y sin sustos. Tan solo la dirección, rapidísima en sus reacciones, puede necesitar un cierto periodo de adaptación porque cada pequeño movimiento de volante se traduce de forma seca y casi telepática al eje delantero.

En  circuito, el coupé de motor central le resta un segundo al 911, un indicio clarísimo de su magnífica maniobrabilidad. El alemán se siente más cómodo, más blando y, por lo tanto, menos deportivo. Además, en curva tiende a descolocarse más que el Lotus. Sorprende que el Carrera impresione menos. Si quisiera enfadar a más de uno, diría que es un deportivo para gente mayor. Pero el de Zuffenhausen demuestra de nuevo que, como deportivo para todo, resulta imbatible... a pesar de que cuesta 18.000 euros más.

Habitabilidad, confort, motor y un consumo más bajo hablan a favor del Porsche. Pero el Lotus es mejor en pista gracias, en parte, a su motor V6 sobrealimentado. Todo un éxito que daría mucho de que hablar a Colin Chapman y Ferry Porsche...

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