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Infiniti Q50 2.2d: distínguete del resto

Si estás dando vueltas para encontrar una alternativa a los Mercedes Clase C o BMW Serie 3, puede que este Infiniti Q50 2.2d encaje en tus planes. Distinción, a un precio razonable.

Al César lo que es del César: a quien le apasione la tecnología o la conectividad se le va a dibujar una gran sonrisa en la cara, porque lo primero que llama la atención cuando te sientas al volante del nuevo Infiniti Q50 2.2d son las dos grandes pantallas que hay en el salpicadero. La de más arriba, de ocho pulgadas, se encarga de mostrar la información del navegador.

Pero la de abajo es la que da más juego, ya que sirve para que puedas controlar desde el climatizador hasta el tren de rodaje del coche, la música o las aplicaciones y la conectividad para tu móvil. Así que lo primero que hago es sincronizar mi móvil y escuchar una emisora de radio en 'streaming'.

Su funcionamiento es bastante rápido e intuitivo y puedes pasar de página como en un 'smartphone', arrastrando 
el dedo por la pantalla. En general, el aspecto de este Q50 2.2d, el primero de la gama Infiniti con la letra Q, no deja lugar a quejas: no tiene nada que envidiar a sus rivales alemanes. Todo está a mano y destila calidad de sobra.

Lo peor viene cuando cojo el metro. En las plazas traseras las cotas no son tan generosas como esperaba: es algo más ancho que un BMW Serie 3 o el Audi A4, pero en altura sucumbe ante los dos. Y en espacio para las rodillas tampoco sabe sacarle partido a una batalla de más de 2,8 metros. Cosas del diseño, que también hace que el maletero (con sus 500 litros) no sea todo lo aprovechable que debería por culpa de unas formas muy irregulares. Los respaldos se abaten desde el interior con unas poco lustrosas cintas, sin que dejen el suelo de la zona de carga plano.

En marcha, el bloque de 2,2 litros diésel de 170 CV y origen Mercedes de este Infiniti Q50 2.2d se pone a ronronear con demasiada notoriedad. Me esperaba algo menos de ruido, aunque lo que más sorprende es la sacudida del sistema Start-Stop al arrancar. Luego, con el suave cambio automático y la respuesta del motor, poco a poco se te van olvidando esos sinsabores. Si hay algo de lo que puede presumir este Q50 es de buenas maneras sobre el asfalto. Aunque si quieres más emoción, métele mano al Infiniti Drive Selector: la respuesta general es más dinámica.

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