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Duelo al sol: Mini Cabrio vs. Mazda MX-5

Duelo al sol: Mini Cabrio vs. Mazda MX-5
Os traemos a los dos primeros descaopotatbles de la primavera: Duelo al sol: Mini Cabrio vs. Mazda MX-5

Motorizaciones comparadas:

Ok, el buen tiempo aún no ha llegado y pensarás que estamos locos por plantear ahora una comparativa con dos cabrios. Pero no podíamos aguantar más, porque estos sendos coches son diversión pura. Duelo al sol: Mini Cabrio vs Mazda MX-5.

El Mini Cabrio mide 3,82 metros de largo, 10 cm más que antes, y 1,73 metros de ancho, 4,4 cm más. Resultado: a bordo hay más espacio, con dos amplios asientos delante y dos bastante estrechos pero suficientes, detrás. El maletero cubica 160 litros con la capota abierta (antes 125) y 215 si va desplegada. 

Lo cierto es que este nuevo Mini es bastante práctico, con un respaldo trasero abatible por partes y un sistema para aumentar la apertura de la boca de carga con la capota cerrada. 

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Estas cosas apenas le interesan al Mazda MX-5. Sus puntos fuertes son otros: es un roadster biplaza con motor delantero/central y propulsión trasera, extremadamente ligero que no llega a la tonelada de peso. Un coche para gozarlo al volante. Punto. 

Una de las cosas que más sorprenden es la facilidad con la que se abre y cierra su capota. No existe otro coche donde se haga más rápido: basta con quitar los enganches y retirarla con la mano hacia atrás. Listo. Hemos medido tres segundos, pero se puede hacer incluso más rápido. 

Conductor y copiloto van sentados casi a ras de suelo, nueve centímetros más abajo que en el Mini. Solo les perturba el túnel de la transmisión. Da igual. Todo está orientado al conductor. Ok, no tenemos los mejores plásticos del mundo, pero todo queda muy a mano. ¿Maletero? 130 litros. Da para un fin de semana. Insistimos. Este coche es para disfrutarlo en una carretera secundaria. El resto es lo mismo: secundario. Vayamos a los fríos datos: un 1,5 litros de 131 CV que, eso sí, estira hasta las 7.000 vueltas.

Insistimos. Es un atmosférico. Por eso empuja que da gusto en cada relación. No es silencioso. A 130km/h ya supera los 80 decibelios. ¿Y qué? Aquí hablamos de disfrute al volante. Y de eso, va sobrado. 

Tenemos enfrente un motor de 160 CV. Con más pretensiones. El Mini busca más confort, aunque es un auténtico devoracurvas. Por suerte, esa parte de su personalidad no solo no se la han quitado: se la han potenciado. Su reparto de pesos es ejemplar (52:48), el tarado de su chasis es firme. Curiosamente, respecto al anterior Mini Cabrio, es mucho más confortable, pero no ha perdido un ápice de sus cualidades dinámicas. Pasa por las curvas aplomado y directo. Hay otro motor disponible y muy reomendable: 

¿Quieres ir descapotado? Te basta con darle a un botón, y en 18 segundos la capota estará plegada. 

En general, el Mini es más confortable. Acceder y salir es más cómodo. Todo, especialmente en el cockpit, es más desahogado. El Mazda es un biplaza, no lo olvidemos. El Mini ofrece dos plazas traseras eso sí, pero para tallas no muy altas y trayecto no muy largos.
 

Turbo, Doble Vanos y Valvetronic se notan cada vez que pisas el acelerador del Mini,  la respuesta es espontánea, sube de vueltas con ganas, con un pequeño receso, eso sí, el motor del Mazda es atmosférico. De modo que sube sin parar, y no de lo piensa…

Cuidado, el Mini no es menos deportivo: entra en las curvas con decisión y aplomo, y es un coche para disfrutarlo, definitivamente, en carreteras reviradas. Su chasis firme y su dirección precisa y directa llaman a una conducción decidida.

Ok, pesa 273 kilos más que que el roadster MX-5. El disfrute al volante es difícilmente cuantificable. El Mazda MX-5 lo hace de forma soberbia, con un recorrido corto de las marchas y un aplomo en curvas brutal, unido a una agilidad incomparables. 

El Mini es menos radical, pero es una máquina de conducción. Y combina mucho mejor la practicidad diaria. 

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