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Comparativa retro: 4 berlinas de lujo de los 80

Los coches nunca dejarán de sorprendernos. Hemos probado cuatro berlinas de lujo con más de 30 años, y han mostrado un comportamiento y un nivel de refinamiento que muchos quisiéramos hoy en día. Enfrentamos a cuatro berlinas con las que soñaban los directivos de empresa de los años 80. ¡No te las pierdas al detalle en nuestra galería!

Motorizaciones comparadas:

Mercedes 300 SE (W 126)

300 SE

El coche más deseado por los directivos de empresa europeos de los 80 llevaba una estrella en el morro. Si la firma era pequeña, había muchas posibilidades de que fuera el 300 SE con el seis cilindros bajo el capó, que en definitiva salía menos caro que los modelos de ocho cilindros. Pero el ambiente Mercedes se respiraban nada más entrar: un ambiente que rayaba la perfección.

Superficies de materiales nobles, ajustes tan sólidos que parecían hechos para la eternidad, acabados exquisitos hasta la extenuación, refinamiento y tecnología adelantada a su época por doquier. 

Al conducirlo, esa sensación continúa. Los 180 CV de su motor con catalizador tienen un brío inusitado para un coche de ese tamaño. La dirección es suave y exacta al mismo tiempo, y en el recorrido de conos, esta mole se ha mostrado sorprendentemente neutral gracia a su eje delantero de brazos transversales. La prueba del alce la solventa sin inmutarse e incluso la frenada es de quitarse el sombrero. 

Es el que mejor acelera de esta comparativa, es el número uno en velocidad máxima y también en imagen de marca. Y uno de los más confortables: filtra con sorprendente eficacia y la suavidad rige su comportamiento.

Era un coche casi perfecto, pero con sus peros: los asientos, aunque confortables, no ofrecían apenas agarre lateral. Y el cambio automático daba demasiados tirones para un coche de esta categoría. Además, los desarrollos eran cortos (de ahí su gran aceleración) lo que penaliza su consumo. 

Pero, en general, conducir este coche nos ha recordado los estándares de calidad en los acabados de Mercedes en el pasado, absolutamente insuperables. Reivindicamos la misma sensación de solidez y de durabilidad para los modelos actuales.

Toyota Crown

Crown

En los 80, este modelo fue un precedente de los modelos Lexus de Toyota, que pretendía traer a Europa el máximo de refinamiento y confort japonés. Su aspecto es demasiado discreto para un coche de su clase, pero al mismo tiempo una rareza. Su gran tamaño destacaba entre el resto, y no fue un coche precisamente habitual en nuestro continente. 

Quien poseía uno, tal vez no obtenía la prestancia de un Mercedes, pero sin duda era más original y atraía más miradas. Nuestra unidad de pruebas es de 1985, la séptima generación de este modelo, que no se llegó a vender en nuestro país (había que importarlo). O comprarlo en países como Suiza, Holanda o Reino Unido, donde sí que se comercializó.

Su sobrio aspecto exterior contrasta con su deportivo motor de 170 CV y doble árbol de levas, proveniente del Sportcoupé Cupra. Es capaz de estirar hasta las 7.500 vueltas, y su empuje sorprende en una mole de este tamaño. Por desgracia, su blando chasis no está a la altura, ni su imprecisa dirección, que no animan a llevarlo rápido, precisamente. Con todo, en el recorrido de conos ha permanecido bastante estable, con subvirajes moderados, y sus discos ventilados siguen deteniendo el conjunto con decisión.

En cuanto a su interior: asientos muy cómodos de velour, con múltiples regulaciones eléctricas. Y mucha calidad en los acabados. 

Volvo 760

760

Curiosamente, fue la opción de los adinerados que reivindicaban otra forma de pensar y se rebelaban contra lo establecido. Fue un superventas en Estados Unidos, donde lo denominaban ‘brick’ (ladrillo) por sus formas cuadradas. 

Con todo, lo cierto es que sus proporciones son equilibradas y el conjunto transmite cierta armonía. 

Bajo el capó, lleva el poco apreciado V6, fruto de un ‘joint venture’ con Renault y Peugeot. Su segunda generación, con 2,8 litros de cilindrada, presentaba mejore maneras que la primera. Con todo, sus 143 CV se antojan igualmente escasos para mover un coche de este tamaño. 

Este Volvo es, ante todo, un coche confortable. En las curvas inclina mucho, eso sí, pero en ningún momento llega a ser preocupante o inseguro. Gracias a su eje trasero multibrazo el Volvo ha pasado bastante neutral por los conos, apoyado en este caso por una dirección muy precisa, con un radio de giro (11 metros) realmente pequeño para un coche de ese tamaño y época. 

Y, por supuesto, hace honor a la merecida fama de la marca en cuanto a seguridad: ya montaba ABS, cinturones con pretensor, e incluso un airbag del conductor opcional. Los acabados interiores son sólidos, pero los materiales no se acercan al refinamiento del Mercedes. Pero no olvidemos que este modelo estaba enfocado al mercado americano, y allí las prioridades eran otras.

Buick Park Avenue

Buick

Es una dócil berlina de lujo pensada para toda la familia. Pero su problema en Europa fue que tenía un sabor demasiado… americano para lo que se estilaba aquí. Por ejemplo, no estábamos acostumbrados a tener que lidiar con tantos botones para manejar un aire acondicionado. Y tampoco convencieron unos asientos de cuero demasiado deslizantes ni las inserciones imitando a madera.

Y es que a pesar de su aspecto de berlina de lujo, lo cierto es que no cumple con lo que promete cuando hablamos de acabados, ajustes o las reacciones tan imprecisas de la dirección, los frenos y las suspensiones. 

Con todo, lo cierto es que se ha mostrado como un coche seguro en el recorrido de conos, gracias a su suspensión independiente, eso sí, teniendo que controlar siempre el subviraje.

Pero hay una cosa que sí que nos ha conquistado: el V6 que lleva debajo del capó, un motor con garra y con el sonido que se espera de un bloque americano. 

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