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Comparativa: Porsche 911 R/Morgan Threewheeler/Shelby GT350

Está por ver dónde quedará la diversión de conducir, cuando los coches ya no tengan volante. De momento, mientras sigamos controlando la dirección, te decimos qué tres coches deberías comprar si buscas sensaciones extremas. En esta comparativa del Porsche 911 R/Morgan Threewheeler/Shelby GT350, disfrutamos de tres bólidos puros. Sin turbo. Con mucha cilindrada. Y muy escandalosos. Como a nosotros nos gusta.

Motorizaciones comparadas:

Hasta ahora, los coches eléctricos nos hacían gracia. Lo veíamos como algo anecdótico. Pero poco a poco han ido ocupando cada vez más espacio, y a partir de 2030 solo conduciremos este tipo de vehículos. Los que tenemos petróleo en las venas, somos una especie amenazada. Tal vez acabemos bajo una capa de hielo polar, tal vez nunca logremos empatizar con esos eco-hipsters. Porque para los que son como nosotros, el sonido de un motor de combustión sigue siendo lo que mejor representa la libertad. Comparativa: Porsche 911 R/Morgan Threewheeler/Shelby GT350.

Se abre el primer portón, asoma un el morro de un Porsche. No uno cualquiera, sino el más 'nueveonce' de todos los 911. El Porsche 911 R. Sin turbo no PDK, que ahora montan todos los 911. Me encajo en el asiento de carbono, y encuentro... ¡Cerradura para arranque en lugar de botón! Cuando despierta el 4,0 litros Bóxer con un chirrido poderoso, me recuerda a cuando te cortan un tablón a medida en el Leroy Merlin con la sierra eléctrica. La diferencia es que el rugido del 911 R se va agudizando como si tuvieras pulsado el botón de Fast Forward. A esta bala plateada la impulsan 500 CV de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos, y no para hasta los 323 km/h.

Aquí tienes el 911 R, a fondo:

Su potencia nominal la alcanza cuando la aguja ya ha pasado de la marca de las 8.000 revoluciones. Aun cuando su sonido parece que va a arrancar todos los árboles del paisaje que me rodea, en ningún momento me entra la curiosidad de qué tiempo podría hacer este deportivo en Nordschleife. Mucho más importante es la manera en que envuelve al piloto en la conducción. Aquí no hay ningún cambio automático hiperactivo, no hay filtro. Así me siento cuando la mano derecha sortea las ruedas dentadas de la caja manual. Este es un tipo de la vieja escuela, desde el faldón delantero hasta sus escapes Titan con mariposas. Entre medias: mucha tecnología de hoy. Una tapa del maletero de carbono, un techo de magnesio, ruedas traseras direccionables, frenos cerámicos... Pero tan solo unas trabillas para abrir las puertas. 

Un triciclo demoníaco

Hablando de implicar al conductor. De eso sabe, y mucho, el Morgan Threewheeler. Más aún: te tortura. Deslizo los pies bajo el volante, el torso muy vertical en el asiento encastrados en su carrocería  torpedo de aluminio. Por un botón despierto su S&S de dos cilindros que el Morgan muestra delante del morro, como si tuviera un Alien a pegado al capó.  

Conducir un Morgan Threewheeler significa, ante todo, una cosa: renunciar. A una cuarta rueda, a un techo, a un parabrisas, a reposacabezas... En fin. La lista de renuncias es interminable. El conductor, con un gorro de cuero y gafas de protección, se siente tras el volante como un piloto en la Primera Guerra Mundial, especialmente cuando las gélidas gotas de lluvia se estrellan en la cara. Delante de mí, veo en todo momento cómo se agitan el motor y las aletas. Es una locura que se mantengan todavía los clichés de los modelos de la marca: uno tiene la sensación de ir sobre una tabla de roble, y casi puedo oler las gotas de sudor de los motoristas que pasan junto a mí. Lo más importante es, en los giros, dar con la velocidad adecuada para cada curva, y es que al Threeweler no le gusta nada tener que frenar en pleno giro.

Una de las mejores máquinas de conducción vienen de un fabricante que ya ha anunciado coches sin volante ni pedales para 2021. Tal vez, este Shelby GT350 sea la manera de Ford de decir: "bye". Pero no hay tiempo para nostalgias. Piso a fondo, selecciono el modo Track, y me impresiona la manera en que el Shelby, con su eje multibrazo trasero, sus paragolpes magnéticos y las enormes ruedas traseras de 305 se pega a la carretera y cambia de tono en cada una de sus seis relaciones, a cada cual más atronador. 

Antes, los 'muscle-car' siempre tenían algo de infantil. Pero con el GT350, los americanos han demostrado que pueden fabricar juguetes para circuito muy serios. Ok, el cockpit de plástico tiene un aspecto algo barato. ¿A quién le importa? Cuando el cigüeñal 'flat-plane' gira a 8.000 vueltas por minuto, este súper Mustang suena como si fuera a separar el asfalto del terreno. Su motor de ocho cilindros en V a 180 grados es un devorador de revoluciones: 5.000, 6.000, 7.000... ¡Vrooooom!

Efectivamente, aún quedan máquinas sensacionales antes de la defunción de los motores de combustión. A estos tres infernales rebeldes, en concreto, los echaremos de menos con el corazón cuando eso suceda.

Conclusión:

El delicioso 'nueveonce' para puristas, el espontáneo triciclo y el mega 'muscle-car' son mis coches del año 2030. El que pueda, debería comprar hoy uno de los tres, esconderlo, y volver sacarlo del garaje cando solo haya "juguetes" eléctricos movidos por baterías.

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