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Comparativa: Mini John Cooper Works contra Opel Corsa OPC

Deportividad a raudales en formato compacto. Metemos a estas dos pequeñas bestias en circuito para ver cuál es más eficaz. ¿Cuál será el veredicto? Esta es la comparativa del Mini John Cooper Works contra Opel Corsa OPC

Motorizaciones comparadas:

El Mini, 6,5 centímetros más bajo, parece que se pega al asfalto. El Opel parece más grande, casi de un segmento superior. En el circuito de Sachsenring los dos luchan contra el crono a cara descubierta. Esta es la comparativa del Opel Corsa OPC contra el Mini John Cooper Works. ¡No te pierdas todos los detalles en nuestra galería!

El Mini muestra sus cartas a los pocos metros recorridos: un tacto de la dirección extremadamente ágil, pero eso sí, con un leve y molesto subviraje que tiene mucho que ver con las Pirelli P Zero que montaba de 18 pulgadas, en lugar de las de 17 de serie.

Dentro los dos ofrecen un habitáculo de sabor deportivo. El del OPC parece que busca, eso sí, más el refinamiento que el espíritu racing. Pero el ergonómico volante compensa esto. También los baquets Recaro, que ofrecen la misma buena sujeción lateral que los asientos de serie del JCWorks, en los que vas sentado un poco más bajo. 

Comparativa del Opel Corsa OPC contra el Mini John Cooper Works: interiores

El Mini es más arriesgado con su enorme esfera central y sus mandos de aire retro, el puesto de conducción del Corsa, a su lado, se ve algo conservador. Para empezar, hay que meter la llave en su cerradura para arrancarlo, mientras en el Mini es por botón. 

Hablando de arrancar: el Mini te saluda con un cautivante borboteo, el Opel es más comedido a nivel sonoro, como si le preocupara molestar a quienes lo rodean. Pero en cuanto te pones en marcha, el Opel demuestra sus cualidades dinámicas: ¿Suficientes para batir al Mini en circuito, que le saca 24 CV de ventaja?

Comparativa del Opel Corsa OPC contra el Mini John Cooper Works: comportamiento

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Pues de entrada, parece que sí que lo hace mejor: en el punto en el que el Mini amenaza con deslizar sobre sus ruedas delanteras, el OPC muestra mucho más margen y traza la línea perfecta en cada giro. En esto tiene mucho que ver su diferencial autoblocante Drexler, que lo inserta en las curvas con una precisión absoluta. Y eso supone que, en cada tramo del circuito, le va rascando segundos a su oponente. 

El Mini solo puede aventajarle en un sector: la recta de salida, donde hace valer su mayor potencia. Y es que la entrega de fuerza del motor es increíblemente homogénea, y llega una y otra vez a la zona roja del cuentavueltas a casa cambio de marcha con inusitada viveza.

El motor del OPC no muestra la alegría de su oponente, y no sube de vueltas con la misma decisión y aplomo. El motivo de que el Mini no pueda aprovechar su mayor aceleración en las recuperaciones se debe a un cambio automático con una relaciones más largas de lo que deberían. Y eso que inserta rápidamente y con decisión, pero no da con la marcha idónea. 

 

El cambio manual del Corsa OPC no tiene este problema. Tiene recorridos relativamente cortos y un tacto sólido que facilita su manejo. 

El Mini tiene un tarado más blando, lo que se nota en las frenadas y en los cambios de apoyo. Eso, junto a su tendencia al subviraje, le hace perder el primer puesto en Sachsenring. Con un tiempo de 1:45,23, queda por detrás de su rival. 

El Opel Corsa OPC, por su parte, da su vuelta más rápida en  die 1:44,57, con un eje delantero muy neutral y el trasero muy estable, siempre dispuesto a insertar el coche en la trayectoria idónea. Fácil de conducir, seguro y, ante todo, divertido. Y más rápido que su rival. Por eso gana esta comparativa.

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