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Comparativa: Mercedes Clase E / Audi A6 / BMW Serie 5

El nuevo Mercedes Clase E nos ha sorprendido marcando nuevos estándares en comportamiento. Ahora lo enfrentamos a sus dos principales rivales para comprobar de lo que es capaz.

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El nuevo Mercedes Clase E es como las buenas canciones. Las amas a la segunda o la tercera escucha. Su diseño no dice demasiado al primer vistazo, demasiado parecido al Clase C y el Clase S. Pero cuando te fijas bien, reparas en los detalles. Pero veamos de lo que es capaz más allá de su carrocería. Y nada mejor para eso que enfrentarlo a sus principales rivales. Comparativa: Mercedes Case E / Audi A6 / BMW Serie 5. 

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Concretamente, son los modelos Mercedes E 220d (194 CV), BMW 520d (190 CV) y Audi A6 2.0 TDI ultra (190 CV), todos con cambio automático. Como decíamos antes, este coche conquista al segundo vistazo. Sus líneas elegantes y proporcionadas tienen un indudable atractivo. Pero cuando caes realmente rendido a sus pies es al conducirlo. Ya a los primeros metros te deleita con una calidad de rodadura sin precedentes en el segmento. Sientes como si sobrevolaras el asfalto, y al mismo tiempo se mantiene aplomado en las curvas.

El habitáculo también es lo más avanzado de la categoría, aunque eso no implica necesariamente que tenga que gustar. Su instrumentación digital a base de dos enormes pantallas táctiles permite controlar todas las funciones del coche, pero eso implica navegar por muchos menús y submenús y requiere un periodo de aprendizaje. 

Pero volvamos al comportamiento. No solo es extremadamente confortable y preciso, también puntúa a un nivel superior en seguridad. No solo lleva una beatería de asistentes electrónicos (incluida la conducción autónoma) que supera incluso a su hermano mayor, el Clase S. La facilidad con la que se deja llevar y el margen que transmite es tan alto que parece realmente complicado poner a este coche en apuros.

Pero tiene algunas pegas: su dirección es muy suave y directa al mismo tiempo, por lo que requiere un periodo de adaptación para cogerle el punto. Y el cambio automático de nueve velocidades es algo perezoso en las arrancadas, como si le costara despertar. 

El del Audi A6 tiene dos relaciones menos y, con un consume de 6,1 litros cada 100 kilómetros, solo es 0,2 más tragón que el Mercedes. A cambio, su transmisión es más viva y al mismo tiempo más fluida, sin esos leves tirones que sí que se notan a veces en el Clase E.

El interior del Audi no desprende el mismo refinamiento que el del Mercedes, pero tiene unos acabados perfectos: nada cruje ni lo más mínimo, los ajustes de todos los elementos son sólidos y todas las superficies, hasta la más pequeña, transmiten calidad. A eso añade un interior muy espacioso y unos asientos delanteros especialmente confortables.

Lo mismo puede decirse del BMW Serie 5. Sus asientos deportivos opcionales agarran muy bien el cuerpo y al mismo tiempo cuidan tu espalda. Da igual lo largo que sea el viaje, que nunca lo acusará. La postura al volante en el bávaro raya la perfección. La única pega es que, debido al grueso túnel de la transmisión, el pedal del acelerador está más desplazado a la izquierda de lo que nos gustaría. Pero es cuestión de acostumbrarse. 

Detrás, es más estrecho que sus rivales. Especialmente en el espacio para los hombros. Es más adecuado para dos adultos que para tres.

Aunque el BMW es el más dinámicos de los tres, merece una mención especial el confort. Si seleccionas el programa de conducción Confort plus (que regula los amortiguadores), trata con mimo a sus pasajeros filtrando eficazmente cualquier irregularidad del asfalto. 

La suspensión, además, incluso en este modo es capaz de mantener la carrocería sin balanceos en las curvas, de modo que el coche apenas pierde agilidad, y tiene por otro lado amplias reservas para filtrar todo tipo de baches, por muy pronunciados que sean.

El motor del BMW, en un funcionamiento normal, es relativamente silencioso. Pero cuando pisas a fondo el acelerador, lo cierto es que se hace más presente en el habitáculo de lo que se estila en esta categoría. 

El funcionamiento de su cambio ZF de ocho velocidades es intachable. Rápido y sin rastro de tirones, reacciona son suma viveza al hacer kick down. Y con un consumo contenido: se queda en los 6,1 litros de media cada 100 kilómetros. 

Pero si hablamos de silencio, el Mercedes Clase E se lleva la palma. Nunca un cuatro cilindros diésel había sido tan silencioso en este modelo. Incluso al pisar a fondo para acelerar o adelantar, sigue pasando casi desapercibido. Y sin rastro de vibraciones. Po otro lado, su respuesta es viva, sin apenas retardo del turbo, y sube de vueltas con avidez.

El Audi A6 también empuja con garra y tiene un comportamiento confortable y estable en curvas, pero tiende algo más al subviraje. Es un coche casi perfecto, pero en este apartado no alcanza las cotas de sus dos rivales.

Especialmente el Mercedes Clase E, marca una nueva referencia de confort en eta categoría. Y eso que tiene delante a un durísimo rival como el BMW, que logra combinar como ningún otro un comportamiento dinámico de tintes deportivas con una comodidad en viajes excelsa. Con todo, el Mercedes Clase E se pone por delante de sus rivales. También en el apartado de asistentes, donde no tiene competencia. Al menos, por ahora.

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