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Comparativa: Honda Jazz frente a sus rivales

Honda lanza su nuevo Jazz, pero mantiene intacto su genial concepto de espacio interior. Lo comparamos contra el Ford B-Max, el Citroën C3 Picasso y el Opel Meriva, lo más granado en el segmento de los pequeños monovolúmenes, para comprobar si tiene argumentos para destacar.

Motorizaciones comparadas:

Renovarse o morir, dice el aforismo. La pregunta es si resulta conveniente cuando el producto anterior ya estaba muy conseguido. La respuesta la buscamos a través de la última generación del Honda Jazz, un coche completamente nuevo, y lo comparamos contra rivales de su segmento (algunos hasta seis años más viejos), para ver si es capaz de superarles.

El concepto es tan rimbombante como el color de la pintura de los candidatos. El nuevo Honda Jazz confía, al igual que su antecesor, en una carrocería monovolumen compacta. La clave está en el depósito, ubicado bajo las plazas delanteras. Y gracias a eso consigue, una vez más, un espacio muy generoso en la segunda fila de asientos. El más veterano del ruedo es el Citroën C3 Picasso. Vale, ha recibido alguna remodelación en este tiempo, pero lo cierto es que su carrocería con techo panorámico ya lleva seis años a sus espaldas.

Los otros dos candidatos, el Opel Meriva y el Ford B-Max, ambos con puertas innovadoras, llegaron al mercado un par de años más tarde. El primero nos sorprendió con esa solución a lo Rolls-Royce de apertura opuesta entre las puertas delanteras y traseras. El Ford B-MAX, fabricado sobre la base del Fiesta, opta por unas puertas posteriores deslizantes, pioneras en este segmento. Además, prescinde del pilar central, por lo que el espacio total de acceso es de récord: nada menos que 1,5 metros.

Estos cuatro pequeños prodigios del espacio luchan aquí con motores de gasolina entre 100 y 120 CV. Y, menos el Honda, todos con turbo.

Citroën C3 Picasso PureTech 110 (Cuarto puesto)

Su sentido práctico, un diseño muy personal y un rodar más suave de lo que se estila en su segmento siguen siendo las señas de identidad de este monovolumen francés. El Citroën C3 Picasso cumple con todo esto y, aunque por puntos se queda con el cuarto puesto, lo cierto es que es una opción muy recomendable. Sus principales taras: un chasis que se ve sobrepasado y por tanto una carrocería que balancea en exceso. Pero ese es su carácter: no practiques una conducción decidida, mejor déjate llevar relajadamente por carreteras en buen estado. Perfecto para disfrutar de sus asientos mullidos y el paisaje a través de su techo panorámico. Una pena, eso sí, porque se podría sacar más jugo a su tres cilindros, porque es el que tiene más par motor y, al mismo tiempo, el más silencioso. Entrega 205 Nm desde las 1.500 vueltas con sorprendente energía. Pero su cambio de tacto pastoso y recorridos imprecisos no permite que le saques la quintaesencia.

Ford B-Max 1.0 Ecoboost (Tercer puesto)

Las familias con niños pequeños que vayan habitualmente del colegio al supermercado y de ahí al garaje deberían tener muy en cuenta esta opción. Y es que, gracias a sus puertas deslizantes, lo cierto es que los peques pueden acceder en cualquier sitio, por muy estrecho que sea. Pero claro, hablamos de los más pequeños, porque si se trata de alojar a adultos detrás la anchura de las puertas y el espacio que ocupa su mecanismo deslizante les harán sufrir bastantes estrecheces. Por otro lado, el Ford B-Max es un auténtico Ford: ninguno en esta comparativa gira con tanta precisión y decisión en carreteras reviradas. El motor de 100 CV turboalimentado cumple con creces, si bien en el B-Max no alcanza el mismo brío que en el Ford Fiesta. Y su precio es más que correcto.

Honda Jazz 1.3 i-VTEC (Segundo puesto)

Si pasas directamente del Citroën al Honda, enseguida percibes lo que le falta al japonés y no es otra cosa que fuerza a bajas revoluciones. Mientras el francés ya entrega sus 250 Nm de par motor desde las 1.500 revoluciones, en el Jazz hay que jugar mucho con el cambio hasta que consigues llegar a sus escasos 123 Nm a 5.000 rpm. Y eso provoca que el ruido se eleve más de lo estrictamente necesario, más si lo comparamos con el silencio de marcha del C3. Otra pega bastante importante es que en la frenada de 100 km/h a 0 el Honda Jazz ha necesitado 38,2 metros, 3,5 más que el Opel. Pero el japonés da la campada en el apartado de asistentes: es el único que incorpora una frenada de emergencia para ciudad hasta 32 km/h. El navegador opcional con pantalla táctil de siete pulgadas tiene, además, un manejo muy intuitivo. Y para muchos, su enorme modularidad interior será un sensacional argumento de compra.

Opel Meriva 1.4 Turbo EcoFlex (Primer puesto y ganador)

Es el segundo modelo más veterano de la comparativa y, con sus 4,3 metros, entra casi en el segmento de los compactos. Delante y detrás, los ocupantes del Opel Meriva encuentran un espacio muy desahogado y las plazas más cómodas, con muchas posibilidades de regulación y el mejor agarre lateral. El modelo alemán también puntúa en comportamiento y confort: las suspensiones filtran bien y no renuncian a unos amortiguadores suficientemente firmes. Además, es el que frena en menos metros de los cuatro, con unas cifras que, rozando los 35 metros, son de auténtico deportivo. Por desgracia, el cambio es algo impreciso y la dirección no es tan directa como en el Ford, si bien tiene una respuesta bastante equilibrada. El motor de cuatro cilindros y 120 CV empuja como debe. Penaliza en el apartado de costes: con 19.290 euros, nuestra unidad de pruebas es la más cara.

Conclusión

Una idea, cuatro conceptos. El Opel gana por puntos. El Honda es un pequeño con muchas virtudes, pero su motor y sus frenos empañan una buena imagen. Quien quiera puertas deslizantes y un comportamiento ágil, elegirá el Ford. El mejor motor lo ofrece Citroën, pero tiene el chasis menos deportivo de todos. Una pena...

Pero si todavía estás indeciso, nuestro recomendador te puede ayudar a tomar la decisión correcta antes de comprar tu coche nuevo.

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