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Comparativa: Citroën C3 vs Renault Clio y Peugeot 208

El nuevo Citroën C3 ha revolucionado el segmentos con su atrevido diseño y sus colores combinables. Al igual que el Mini o el Fiat 500, busca a esos conductores que quieren diferenciarse. En esta comparativa del Citroën C3 vs Renault Clio y Peugeot 208, comprobamos qué es capaz de ofrecer además de una carrocería irresistible.

Motorizaciones comparadas:

El Renault 5 y el Peugeot 205 fueron compactos que aglutinaban deportividad y encanto. Estaban muy lejos de ser coches aburridos. Eso mismo podemos decir ahora del nuevo Citroën C3, que con su morro elevado, sus "airbumps" laterales y su carrocería multicolor, llega con la clara intención de hacer girar cabezas a su paso. Lo enfrentamos, precisamente, contra los descendientes de aquellos dos encantadores utilitarios de los 80. Comparativa: Citroën C3 vs Peugeot 208 y Renault Clio.

Con cuatro metros exactos, el C3 casa perfectamente en el segmento urbano. Por eso, nos preguntamos: ¿Po qué tiene tan poca visibilidad un coche destinado a aparcarse en huecos pequeños? Y es que los gruesos pilares del techo detrás hacen casi obligado tener el asistente sonoro al aparcamiento. Y el espacio detrás es bastante escaso, igual que el maletero, el más pequeño del trío: máximo 922 litros. 

Delante, el Citroën es más desahogado. Y la decoración del habitáculo sigue el lema de la carrocería: ser diferente a todo lo demás. Así, los aireadores semicirculares o las peculiares cifras del velocímetro perfectamente podrían venir de los años 60, las franjas rojas que recorren el salpicadero también me remite a esa época.

Mira cómo funciona la Connected Cam del nuevo C3:

La técnica la comparte con el Peugeot 208. Lleva un tres cilindros con turbo que se vuelve algo escandaloso al subirlo de vueltas, y con los 110 CV tiene de sobra para un rodar bastante vivo. La media de consumo que hemos medido se queda en los seis litros. Más que aceptable. El tarado del chasis es tirando a blando: el C3 no busca ser un GTI, sino un tragabaches: y eso se agradece en un uso diario, aunque las suspensiones tienen poco recorrido y en asfalto muy bacheado se vuelve algo rebotón. 

Su hermano de grupo, el 208, aunque comparte técnica, tiene un tacto muy distinto: los asientos de nuestra unidad de pruebas tienen mucho más agarre lateral, y el chasis encuentra un mejor equilibrio entre comodidad y espíritu GTI. 

Esta deportividad también la noto en la dirección: como en todos los Peugeot, el pequeño volante va inesperadamente bajo, y según la altura del conductor, a veces no ves la instrumentación. Pero en cuanto uno se habitúa a su buena ergonomía, disfruta de una dirección más firme y comunicativa que la del C3, algo pastosa. Menos feliz me hace su pantalla multimedia: desde ella se controlan todas las funciones del coche, hasta las más básica, y requiere navegar siempre por complicados menús. 

Algo parecido para con el sistema R-Link del Renault Clio. No me queda muy claro si busca tener una apariencia atractiva y moderna (que la tiene) o facilitar la vida al conductor. Y es que luce muy bien en la consola central, pero no es fácil habitarse a su sistema de menús. El diseño general del cockpit está muy cuidado, pero la calidad de los materiales y ajustes está en la media. En este aspecto, estos tres modelos franceses deberían tomar nota del gran salto que han dado los coreanos.

Me siento tras el volante del Clio regulable en altura, y lo cierto es que no me cuesta encontrar una buena postura. Arranco, y la precisa dirección me da mucha confianza, la palanca del cambio recorre las seis relaciones con exactitud, el único motor de cuatro cilindros de esta comparativa suena alegre y es música para mis oídos. El tacto del chasis, con recorridos cortos de suspensión, tira a deportivo. Y lo mejor: consume un litro menos de media que sus dos rivales. 

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