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Comparativa radical: 6 deportivos para pasártelo bomba

Porsche Cayman GT4, Dodge Charger SRT Hellcat, Lotus Elise, Maserati MC Stradale, Nissan Juke Nismo, Mégane RS Trophy-R. Seis coches muy diferentes entre sí, pero con un mismo objetivo: transmitir sensaciones extremas al volante. Lo demás, es secundario. Los probamos para ti.

Motorizaciones comparadas:

Estos seis atletas demuestran que la diversión no siempre depende de ser el más rápido. Lo demostramos al volante de estas máquinas de adrenalina pura: Lotus Elise, Porsche Cayman GT4, Maserati GranTurismo, Dodge Charger SRT Hellcat, Renault Megáne RS y Nissan Juke Nismo. ¡No te los pierdas al detalle en nuestra galería!

Dodge Charger SRT Hellcat

Inserto la llave roja y despierto a los 717 CV de este gato salvaje. Si en cambio, uso la negra, el felino se ve ‘castrado’ a 500. Me lanzo al circuito con todo el empuje de su portentoso V8. Ya desde el ralentí el rugido me pone los pelos de punta, y es que hablamos de 6,2 litros de adrenalina pura. 

Piso a fondo y se lanza contra la línea del horizonte como si no hubiera un mañana. El hecho de que las ruedas traseras hayan estado girando en el mismo sitio y lanzando estelas de humo hasta que se ha insertado la tercera marcha, me avisa de ante qué tipo de máquina me encuentro: un coche para realizar vertiginosos drifts.

Por las carreteras de montaña, se siente como un Formula 1 por una pista de karts. Y es que ante tanto poderío, su ligera y poco comunicativa dirección y su chasis se ven claramente superados para dirigir este coloso de dos toneladas con precisión. 

Este es un coche para disfrutarlo en otro terreno: en las anchas autovías alemanas sin límite de velocidad (donde podrás ponerte a 328 km/h) o a la salida de un semáforo, para dejar al resto de los conductores pasmados.

Lotus Elise Cup

Si buscas una máquina para realizar vueltas rápidas a un circuito, mejor pásate a este Lotus: está concebido exclusivamente para ese cometido. Y es que no deja de ser un coche de competición, el S Cup R, homologado para calle.

Lo reconocerás por su alerón trasero, su faldón y su prominente difusor, todo terminado en fibra de carbono. Una vez sepas todo esto, te importará menos que el chasis sea duro como una tabla, más aún cuando te lances a un circuito y compruebes en tus carnes su increíble agilidad y el elevadísimo paso por curva que permite. 

Por eso nos alegramos de tener delante de nosotros una estrecha carretera de montaña repleta de giros. El Elise requiere un breve periodo de adaptación, pero en cuando pillas sus límites (que son muy, pero que muy altos), disfrutarás a sus mandos como nunca antes en otro coche. 

La deportiva postura en sus estrechos asientos, el pequeño volante y el comportamiento tan neutral de este motor central los convierten en un coche para devorar curvas. Ni más, ni menos. Solo el sonido de su 1,8 litros de cuatro cilindros, algo flojo, empañará tanto entusiasmo. Pero con empuje suficiente, eso sí: solo necesita 4,6 segundos para propulsar a este peso ligero de 0 a 100 km/h.

Maserati GranTurismo MC Stradale

El italiano solo es un poco más rápido (0 a 100 km/h en 4,5 segundos), pero para este elegante deportivo son minucias: cada vez que lo despiertas cada mañana para ir a trabajar, se enteran los vecinos de las calles colindantes y más allá. Y es que este bloque V8 fraguado por Ferrari se hace notar tanto que se te mete en las entrañas para no salir. 

El rugido agresivo tiene mucho que ver con las mariposas del escape: puede ser civilizado o aullar desgarradoramente más y más si están abiertas y pisas a fondo. 

Ok, nada más sentarte, te desconcierta un poco ese volante tan grande, pero según recorres kilómetros, este Maserati te resulta más equilibrado y divertido. El 4,7 litros atmosférico gira con ganas y empuja sin resuello en sea cual sea el régimen que lleves. Solo el cambio secuencial con sus tirones parece algo anticuado. 

Sus puntos fuertes los desvela sobre todo en vías rápidas durante trayectos largos. Alcanza (y mantiene) velocidades de infarto con una facilidad pasmosa, al tiempo que adapta la dureza de la dirección. Pero también por carreteras de montaña este italiano de 1.875 kilos se revela como una máquina altamente adictiva. 

Nissan Juke Nismo RS

Nissan planta bajo el capó de su crossover compacto un motor turbo 1,6 litros de 214 CV. Añade un chasis más rígido, un bloqueo diferencial mecánico y baquets de Recaro. 

Aun cuando la elevada postura al volante no es muy deportiva, esta pequeña bestia ofrece grandes dosis de diversión…. Siempre que no te pases con el acelerador. Porque a partir de cierto, se vuelve algo torpe, y sientes demasiado el empuje en la dirección. Y especialmente en una conducción decidida por carreteras de montaña, los frenos se calientan con facilidad y te obligan a bajar el ritmo para devolverlos a su temperatura habitual. 

Porsche Cayman GT4

Es el modelo más radical de la marca que no lleva la cifra 911 en su denominación. No es casual que comparta tantos elementos con el 911 GT. Por eso conducirlo te retrotrae impepinablemente a las sensaciones que proporcionaban versiones pretéritas del 911. 

Solo está disponible con cambio manual, y se alimenta de un 3,8 litros bóxer, con 385 CV que deben lidiar con solo 1.340 kilos. A eso hay que añadir algunas finezas técnicas como una carrocería rebajada en 30 milímetros, vías 13 milímetros más anchas delante, bloqueo mecánico y una aerodinámica de efecto suelo a través de su espoiler y alerón traseros. Ingredientes que garantizan el máximo disfrute y desenfreno al volante. 

Esto empieza desde que estableces contacto con sus asientos: sus baquets de fibra de carbono, de serie, te dan la postura y el agarre perfectos. El pomo del cambio está justo donde tiene que estar, y el punta tacón automático al reducir te deleita con un sonido del motor inigualable.

La dirección de este Porsche es lo más preciso que podemos encontrar ahora mismo en el mercado, y el chasis neutral te posibilita pasar por curva a velocidades de vértigo sin inmutarte.

Renault Mégane RS Trophy-R

Son unas cualidades que encontramos en el compacto francés. Un coupé convenientemente optimizado para circuito del que se solo se fabrican 250 unidades limitadas. 

También se fusiona con el asfalto gracias a su chasis Cup con amortiguadores Öhlins, se ayuda de un eficaz diferencial con bloqueo mecánico y rueda de serie con unas semislicks Michelin Sport Cup 2.

Por todo esto, es realmente sorprendente cómo traslada este Mégane sus 273 CV al asfalto, y cómo ha logrado Renault, de una forma tan excepcional, eliminar prácticamente cualquier intrusión del funcionamiento del motor en el resto del conjunto. 

Vas sentado en un ajustado baquet con cinturón de hasta cinco puntos de sujeción, y su comportamiento es tan eficaz que no nos sorprende que en Nordschleife sea capaz de bajar de los 8 minutos por vuelta. Una precisión y un dinamismo abrumadores que traslada a las carreteras de montaña, donde traza las curvas con la exactitud de un coche de competición apoyado en una dirección increíblemente directa y comunicativa, especialmente tratándose de un tracción delantera.

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