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Comparativa: Peugeot RCZ HDi, BMW 220d y VW Scirocco

Peugeot RCZ HDi, BMW 220d y Volkswagen Scirocco TDI. Tres deportivos compactos que demuestran que la diversión al volante no está reñida con el consumo contenido. Lo comprobamos en nuestra comparativa.

Carrocerías livianas, dos puertas, espacio para dos adultos y dos niños más el equipaje del fin de semana. Más o menos, así es como se define un coupé compacto. Pero a eso suele añadir un rabioso motor gasolina, un cambio manual de recorridos cortos… ¡Un momento! ¿Y quién lo dice? Bajo el capó de nuestros tres candidatos encontramos racionales mecánicas diésel. Ok, esto les da más par motor. Pero además, estos motores tienen lo que hay que tener para añadir picante a un coupé. Te lo demostramos enfrentando al : Peugeot RCZ HDi, BMW 220d y Volkswagen Scirocco TDI.

Si hablamos de estampa deportiva, el Peugeot se lleva la palma con su figura afilada y futurista. Y sorprende que, al arrancar su motor diésel, en el interior no oigamos el ruido no sintamos las vibraciones características de este tipo de mecánicas. 

Motores para todos los gustos

Ok, tal vez sea el más flojo de la comparativa con sus 163 CV, y es que los alemanes le sacan 40 Nm y en torno a los 20 CV. Con todo, hemos de decir que en las pruebas de prestaciones, se ha mantenido todo el rato muy pegado a la zaga del Scirocco. 

El TDI del Volkswagen ya es un clásico que se ha ido poniendo en forma con el paso de los años. Pero es algo más tosco que el del francés, si bien el sonido es más cautivador. El dos litros de 190 CV del BMW es el mejor dotado, algo que queda demostrado en las mediciones de aceleración y velocidad.

Mientras que los de tracción delantera, más (Peugeot) o menos (Volkswagen) deben lidiar con el agarre de sus ruedas anteriores, lo cierto es que el BMW, el único con propulsión, sale disparado en el 0 a 100 km/h y lo cubre unas décimas antes que sus rivales. En esto también tiene mucho que ver su excepcional cambio automático ZF de ocho velocidades opcional. Inserta sin que casi ni te enteres y de forma fulminante.

Por desgracia, su cuatro cilindros suena demasiado a eso, a un cuatro cilindros, y arma un escándalo bastante banal. 

Carácter deportivo

Seguimos acelerando hasta los 200 km/h, y lo cierto es que vemos cómo el Scirocco se va haciendo cada vez más grande en el espejo retrovisor. Eso tiene una explicación: aerodinámica. Su resistencia al aire es menor, de modo que en cuanto coge carrerilla, saca a relucir esta ventaja.

El RCZ, con su menor potencia, lo cierto es que empieza a demostrar flojera a partir de los 180 km/h. Pero a cambio muestra un comportamiento en curva envidiable, y no es casual que cuando probamos la variante gasolina de 270 CV pusiera en aprietos a todo un Porsche Cayman: no solo por su mejor calidad precio, sino en los tiempos por vuelta en Sachsenring.

En esta versión diésel el handling sigue siendo ágil, si bien se desmanda más en los cambios de apoyo fuertes, y su rodar es más seco, aunque va mejorando según subimos de velocidad. La dirección ofrece una buena precisión, si bien no es tan comunicativa como las de sus rivales germanos. Y el cambio, que en conducción moderada responde sin problemas, se vuelve algo difuso cuando lo exprimimos a fondo. 

El Scirocco, el más equilibrado

En el Scirocco, en cambio, va tan fluido que casi pareciera que se mueve por sí solo entre las relaciones, la dirección es tan precisa y comunicativa que al conductor le da la impresión de estar tocando el asfalto con la punta de los dedos. El chasis ofrece una combinación casi perfecta entre agilidad y confort, y solo sentimos cierto descontrol de la zaga en frenadas al límite. 

El BMW también filtra con suavidad y al mismo tiempo es muy dinámico, apoyado en su excepcional dirección. Pero no logra, al límite, la diversión que podríamos esperar de un propulsión trasera. Y es que tiende demasiado a subvirar y las correcciones de trayectoria no son fáciles. En esto pueden tener que ver las anchas ruedas opcionales del acabado M de nuestra unidad de pruebas. Y es una pena, porque no le saca provecho a su casi perfecto reparto de pesos, una de las señas de identidad de la marca. En este aspecto, aun siendo un tracción delantera, el Scirocco se muestra más neutral. 

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