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Citroën DS4, 200 CV bajo un traje arriesgado

El nuevo Citroën DS4 tiene una línea atractiva, moderna y deportiva. Ahora comprobamos si el DS4 completa las virtudes del exterior con un comportamiento muy deportivo cuando te pones al volante

El Citroën DS4 parte de la plataforma del Citroën C4. Pero enseguida se ven las diferencias, con la carrocería más elevada y sin puertas traseras.... ¿O sí las tiene? Por mucho que te fijes no te será fácil adivinarlas, pero están ahí. Unos diminutos tiradores negros en el pilar C se encargan de abrirlas. Los pasajeros deben, eso sí, sortear el pronunciado canto de la carrocería para acceder a ellas. Es más cómodo que un coupé real, pero no es un cuatro puertas auténtico.

Las bonitas formas también penalizan el maletero respecto a un C4 normal: 23 litros menos, ahora 364 litros en total. El respaldo partido aumenta el espacio, pero queda escalón. A eso hay que añadir un plano de carga extremadamente alto (78 centímetros). Desde luego no es un coche práctico este DS4, que con su nombre quiere rememorar al prestigioso Citroën de los años 60. Su equipamiento de serie me deja sin palabras. En la versión probada (desde 28.290 euros) se incluyen, entre otros elementos, llantas de 18 pulgadas, climatizador automático, asistente de aparcamiento, espejos iluminados, enchufe de 230 voltios, volante de cuero e incluso asientos con masaje en la espalda.

El motor desarrollado junto a BMW, el turbo de cuatro cilindros con 200 CV sitúa al DS4 en la liga de los GTI. Una mera insinuación sobre el pedal del acelerador basta para que el 1.6 tire con fuerza de este compacto-coupé. Solo respecto a su velocidad máxima anunciada de 235 km/h puede decirse que Citroën ha sido demasiado optimista. No pasa lo mismo con la aceleración de 0 a 100 km/h, que en nuestro test mejora en 0,4 segundos.

En la configuración del chasis se nota la experiencia de Citroën en el Mundial de Rallys. Es en torno a un 10% más rígido que en un C4, pero no llega a resultar incómodo. Rueda preciso y aplomado y su carrocería más elevada nunca balancea en exceso en curvas pronunciadas. Incluso cuesta forzar un cambio de pesos y que se deslice la zaga. ¡Es más un cara bonita!

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