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Citroën C-Elysée contra Seat Toledo: guerra de precios

Citroën C-Elysée contra Seat Toledo. O lo que es lo mismo, cómo dos berlinas de tamaño medio luchan entre sí por ofrecer cada metro cuadrado de habitabilidad al mejor precio posible.

Motorizaciones comparadas:

El Citroën C-Elysée ha llegado al mercado casi sin hacer ruido. La nueva berlina compacta de Citroën nace sin muchas pretensiones, pero con una única ambición: ofrecer un buen interior en cuanto a espacio a un precio realmente competitivo. ¿Lo consigue? Como piedra de toque tiene delante a otro recién llegado, el Seat Toledo 2012, que cuenta con un apellido de mucho peso y el saber del Grupo VW, que también ha construido un Skoda Rapid a imagen y semejanza.

Los dos llegan con motores diésel de baja cilindrada y cifras de consumo más que interesantes: menos de 4,5 l/100 km. Solo con eso ya se valen para ahorrarse el impuesto de matriculación y no tener que recurrir a otros trucos como el sistema Start-Stop. En definitiva, que la cosa promete. ¿Arranco? Empiezo por el Seat Toledo.

Pese a que todos los materiales y paneles son de plástico duro, la apariencia general no es mala, con un diseño del salpicadero bastante limpio y los mandos muy a mano. En el Citroën C-Elysée pasa todo lo contrario: el volante no tiene botones de acceso directo a la radio o al ordenador, los elevalunas se sitúan alrededor de la palanca de cambios (¿?) y los botones de la consola central se concentran en muy poco espacio, por lo que requiere cierta adaptación para no hacerte un lío cuando busques alguno.

La calidad de acabado también es algo peor que en el Seat: los ajustes de los recubrimientos de las puertas dejan ver la chapa, los asientos son estrechos y más incómodos y el volante no se ajusta en profundidad, por lo que condiciona la posición de conducción. Otros detalles que afean el conjunto: apenas hay huecos portaobjetos (las puertas traseras carecen de bolsas), el maletero solo se abre desde dentro, no lleva luz y tampoco está totalmente tapizado (la parte donde van los altavoces queda al descubierto).

Por cierto, no puede montar airbags de cabeza, lo que me parece una laguna de seguridad grave... Además, en las plazas traseras, el C-Elysée solo tiene dos reposacabezas (plazas exteriores) y no se pueden regular en altura. Eso sí, no todo son desventajas con respecto al Seat, ya que en el Toledo el pasajero de la plaza central va un poco más incómodo por culpa de un túnel central bastante voluminoso.

Cinco puertas en el Seat Toledo

A cambio, los de las dos butacas exteriores tienen los asientos más perfilados y un apoyabrazos central del que carece el Citroën. También más centímetros en anchura y en altura, así como algo más de espacio para las rodillas. ¿Algo más? Antes de arrancar los motores, analizo por último los maleteros, donde el Toledo se desquita con unos buenos 550 litros (506 el C-Elysée), muchos si tenemos en cuenta su tamaño.

En ninguno de los dos si abates los respaldos traseros te va a quedar un fondo plano, pero en el Seat Toledo me encuentro con varios detalles que me convencen más, como una trampilla en el centro de los respaldos posteriores para llevar los esquís sin tener que abatir nada, dos bolsas laterales y varios ganchos para sujetar mejor el equipaje. Pero, sin duda, donde encuentro la mayor diferencia del Toledo en cuanto a facilidad de carga es en su gran portón posterior: una quinta puerta de la que carece el Citroën, que solo deja 47 centímetros de boca de carga (por cierto, su altura de acceso también es más alta).

Caballos vs consumo: esa es la cuestión

Me pongo en marcha. Ambos rivales montan un motor de 1,6 litros, pero con distintas potencias: 105 CV en el Seat Toledo, 90 en el Citroën C-Elysée. ¿Se notan en movimiento? Para nada. Solo con el cronómetro en marcha te das cuenta de que la lógica se impone, al menos en aceleración pura y dura, porque si te fijas, el Citroën recupera mejor que el Seat gracias a unos desarrollos del cambio más cortos y a su menor peso. 

Eso sí, sus cuatro cilindros son más ruidosos y se hacen notar en cualquier circunstancia. Tampoco estira tanto como el español y cuando llegas a las 3.800 vueltas no merece la pena seguir insistiendo: mejor cambia de marcha. En el Seat puedes seguir acelerando por encima de las 4.000 revoluciones, porque todavía le siguen quedando ganas de empujar. En consumo, el C-Elysée gana por la mínima, pero el tanto que se apunta lo acaba equilibrando el Seat con un depósito más grande y por tanto una mayor autonomía.

Precisión en el Toledo, confort en el Citroën

Al volante, el comportamiento del Seat Toledo te ofrece un mejor 'feeling' general. Ya sea por su dirección, el tacto del cambio o los frenos, el español te permite avivar el ritmo sin que tengas la sensación de ir por encima de tus posibilidades ni de las del coche. El chasis muestra un buen compromiso entre dinamismo y confort, aunque justo es en este último apartado donde destaca el francés, con un esquema de suspensiones más blandas y que pasan por encima de los baches con mayor soltura. Lo malo es que no te sientes igual de confiado al volante si aprietas el acelerador.

¿Te convence? Te diré una cosa: si eres de los que no le dan la más mínima importancia a las sensaciones al volante y solo buscas un coche que te lleve y te traiga con la mayor comodidad, los 1.350 euros de diferencia entre ambos modelos puede que te acaben por persuadir. 

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