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Cara a Cara: Tesla Model S contra BMW M5

Sarah Rodriguez

Probamos la berlina eléctrica de Tesla en su versión S por la Costa Este americana y lo medimos con un BMW M5. ¿Cuáles serán las sensaciones?

Motorizaciones comparadas:

Autopista interestatal 95, dirección noreste. Dejas de tras de ti Manhattan, a tu derecha Long Island, donde hace casi 100 años se desarrolló la novela 'El Gran Gatsby'. Tu Tesla S amedrenta a un Porsche, te colocas a su izquierda, un golpe al pedal del acelerador y la imagen del 911 aparece en tu retrovisor como una mancha difusa. Solo un BMW M5 mantiene la compostura, con un bramido del motor estremecedor. A mucha gente le apasiona eso, pero tú no lo necesitas. Tus ojos se mueven entre la carretera y la gigantesca pantalla de 17 pulgadas. Aún quedan 50 millas hasta Milford, Connecticut. Allí está el punto de carga rápido Supercharger expresamente instalado para tu Tesla.

Cara a Cara: Tesla Model S contra BMW M5

Esta versión S, una berlina de lujo con propulsión eléctrica, es un acontecimiento en sí mismo. En Estados Unidos ya tiene más éxito que la competencia alemana. Este mes ya cumple su propio desarrollo integral, y partirá en nuestro mercado de los 72.600 euros. Al mismo tiempo, en Noruega se está instalando el primer punto Supercharger.

En Estados Unidos ya hay nueve, y para el próximo invierno habrá tantos que podrías rodar con tu Tesla S sin problemas desde la Costa Este a la Costa Oeste.  

  
Este modelo tiene una autonomía de 480 kilómetros, más que ningún otro coche de sus características, un dato definitivo para una berlina destinada a viajes largos. El Tesla Model S incorpora un turbocompresor cuyas baterías, tras una pausa para el café de 30 minutos, se recargan para recorrer otros 240 kilómetros.

Cara a Cara: Tesla Model S contra BMW M5

En el camino hacia Milford, sientes la brutal aceleración y el enorme par motor de 360 kW. El BMW M5 que va detrás de ti es algo más enérgico con los 412 kW de su V8, aunque tú no tienes que lidiar con sus problemas de tracción. Intentas no preocuparte por el indicador de consumo, que bate un nuevo récord cada vez que pisas el acelerador. Porque ahí delante te espera la plaza del Ayuntamiento de Milford, con una gasolinera, media docena de restaurantes y un Supercharger, la estación de servicio desarrollada expresamente por Tesla. Aquí fluye la electricidad por un cable con 3,6 centímetros de grosor, 90 kilowatios a la hora, directos a la batería.

Cara a Cara: Tesla Model S contra BMW M5

“Reservado para Tesla”, reza un cartel. ¿Qué fabricante tiene capacidad para levantar estaciones de servicios solo para sus modelos? Infructuosamente, buscas otro cartel que diga “Reservado para BMW”. En la gasolinera encuentra su combustible que va directo al depósito, y luego debe pasar por caja. La electricidad de tu Tesla es un regalo. “Los costes de la energía consumida no representan demasiado”, te había dicho el técnico jefe de Tesla, Jeffrey B. Staubel, antes de iniciar el viaje. La firma no aspira aún a tener millones de clientes, pero quiere que sus clientes se sientan tratados como algo más que eso.

Colocas el cable detrás, directamente junto al piloto trasero en el enchufe, y controlas en la pantalla el proceso de carga, antes de pedirte un café y un trozo de pizza. Como las baterías siguen cargadas hasta más de la mitad, el Supercharger reduce la velocidad de carga de forma autónoma.  

Cara a Cara: Tesla Model S contra BMW M5

Queda una autonomía de 144 millas, o sea, 230 kilómetros, según la pantalla al inicio de la carga. Cuando vuelves al coche 30 minutos después, marca 243 millas (388 kilómetros). En 30 minutos, electricidad gratis para casi 160 kilómetros. Para cuidar las baterías, el Supercharger nunca las carga del todo. Y si hubieras llegado al Supercharger con las baterías casi vacías, en el mismo tiempo el Supercharger hubiera aportado el doble de electricidad.

Por supuesto, al BMW M5 le lleva mucho menos tiempo pasar por el depósito. No llega a los 10 minutos y su conductor ha llenado el tanque y se ha tomado y pagado un café. Y aunque este modelo de Munich se ha conducido con prudencia por esta autopista, ha llegado a los 12 litros cada 100 kilómetros. Y en Milford las gasolina no es gratis. Staubel planea, además, un tiempo de carga en el Supercharger de solo cinco minutos. Y pronto cargará las baterías más rápido de lo que los motores de combustión cargan sus depósitos, aunque en ese caso la electricidad no será gratis.

Cara a Cara: Tesla Model S contra BMW M5

Tesla ha desarrollado una tecnología de cambio de baterías. En 90 segundos, se puede sustituir una vacía por otra llena. Precio de esta operación, pensada para emergencias: 60 dólares. La firma quiere instalar en California su primera estación de recambio, con 50 baterías a disposición. Una operación no exenta de riesgo: la empresa Better Place, con una idea similar, ha ido a la quiebra.

La prueba

Inicias el camino de vuelta a Manhattan, te deleitas con las miradas de los otros conductores a tu berlina. Buscas los puntos negativos de tu Tesla S. Y los encuentras: debido a la baja línea del techo, detrás hay menos espacio que en el BMW M5, y el acceso es más difícil. La terminación tampoco está al nivel de un gran grupo automovilístico, pero sí percibes el empeño por los detalles de un fabricante que aún está aprendiendo.

Cara a Cara: Tesla Model S contra BMW M5

El BMW M5 que rueda junto a ti sigue siendo un coche de ensueño. También para los americanos. Una referencia cuando se trata de combinar emociones en circuito y calidad de uso diario. El M5 cuesta 120.600 euros, unos 48.000 euros más que tu Tesla S, que te despierta una sonrisa de alegría pura cada vez que sientes su aceleración a cada golpe de pedal, una sensación que humedecería los ojos del mismísimo Gran Gatsby.

Conclusión

Conduces una berlina que no solo es capaz de medirse con un BMW M5 en autopista, y añade el atractivo de su propulsión eléctrica. Conduces un coche que deja anticuados, en el más estricto sentido de la palabra, a los prestigiosos fabricantes de coches de gama alta alemanes.

Tesla S y BMW M5: dos mundos, dos filosofías. Con el Supercharger, la desventaja de Tesla en cuanto autonomía se reduce mucho. Y se permite mirar a su oponente a los ojos sin complejos.

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