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BMW X1 16d: no sabe a poco

Parece que si dices que tienes un BMW X1 16d sDrive es como ‘triste’. Pero nada más lejos de la realidad: si no te interesa el 18d o no buscas muchas más prestaciones, este es un buen X1.

Vale. Ante este BMW X1 16d sDrive, vamos a admitir que a todos nos gustaría tener el BMW X1 28i. Pero, como siempre, la realidad manda y al final te acabas comprando el que tiene todo el mundo... lo que suele coincidir con las versiones lógicas y que están mejor de precio.

 

Al principio pensaba que el X1 16d era el típico coche inframotorizado, una versión para intentar cazar a clientes despistados, tal y como creo que ocurría con los anteriores BMW 116i atmosféricos.

 

Pero nada más lejos de la realidad. El cuatro cilindros mueve el peso del conjunto sin demasiados problemas con la inestimable ayuda del turbo, aunque con esto no quiero decir que tenga unas prestaciones fulgurantes: si vas por autopista en sexta y la carretera pica hacia arriba, lo más seguro es que tengas que reducir.

 

En carreteras secundarias, los adelantamientos con el BMW X1 16d requieren cierta planificación para aprovechar bien el espacio. Pero en general es un dos litros satisfactorio (el mismo que utilizan los BMW con denominación 18d y 20d), que empuja bien a partir de unas 2.000 vueltas y de manera lineal hasta la zona alta del cuentavueltas.

 

Además, dinámicamente es muy BMW. Dentro de los de su clase (estoy pensando por ejemplo en el Audi Q3 a pesar de que no tiene una versión equivalente a esta) es un coche más bien duro de tacto, para darle ese carácter deportivo que te esperas de un modelo de esta marca.

 

Por ejemplo, la dirección y el cambio son firmes. No es que sean incómodos de accionar, pero sí que requieren un poco más de intención por parte del conductor.

A la hora de salir a carretera abierta, este BMW X1 rueda con aplomo a velocidades de autopista. A 120 km/h el propulsor gira a 2.000 revoluciones sin hacer demasiado ruido, por lo que además el consumo permanece contenido.

 

En general, si vas a apurar las relaciones no esperes una respuesta muy poderosa desde abajo; el BMW X1 16d más bien se decanta por estirar poco a poco y sin desfallecer nunca. Así, es capaz de alcanzar las 4.000 vueltas con fuerza. El tarado de las suspensiones contiene la carrocería cuando pasas por encima de un badén y la dirección da buenas sensaciones por tacto y precisión.

 

Estas se mantienen en carreteras secundarias. Muestra su carácter dinámico tan en línea con los demás BMW gracias a un eje delantero obediente que entra por donde le dices y a ese feeling de la propulsión que siempre es una gozada.

 

Llega el momento de enlazar curvas y al X1 16d le pasa lo que a otros modelos con mucho chasis y poco motor (ahora pienso en un Seat León TDI 105 –aquí te dejo el link a la prueba del León SC TDI 105): va tan sobrado y asentado que te lo pasas en grande, pero desearías más chicha para salir disparado para negociar la siguiente curva.

Aun así, tampoco creo que sea el espíritu de este coche. Lo vas a disfrutar mucho más si lo conduces con calma de casa al trabajo, de casa a la sierra...

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Parece que si dices que tienes un BMW X1 16d sDrive es como ‘triste’. Pero nada más lejos de la realidad: si no te interesa el 18d o no buscas muchas más

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