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Prueba BMW M140i: atracón de curvas con el pequeño de los M

Mucho respeto a esta discreta carrocería de cinco puertas del Serie 1. Bajo su capó esconde un seis cilindros, dos turbos y 340 CV para hacer las delicias de los que todavía buscan disfrutar de la conducción. El BMW M140i es ese compacto que pasa desapercibido, hasta que te pones al volante...

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He tenido que levantar el pie. No ha habido... lo que dicen que hay que tener.  ¿Un tachón en mi currículo? Para nada. No he dicho la última palabra. Volveré a intentarlo. Aunque, de momento, quiero seguir descubriendo esta carretera con el BMW M140i que estoy probando. Una ruta que no conocía y que se retuerce hasta lo imposible. ¡Benditas curvas! Exigen la total atención de mis sentidos, lo mismo que los 340 CV de un bloque capaz de estirarse de forma absolutamente deliciosa. No parece que esté sobrealimentado y, sin embargo, se ayuda de dos turbos. No hay muchas marcas que hagan propulsores de esta factura: seis cilindros en línea y tres litros de capacidad, con mucha tecnología en las tripas para lograr que semejante energía no te haga un roto en el bolsillo. Da lo mejor de sí mismo a partir de las 4.000 revoluciones, aunque desde las 1.600 ya se le nota lleno de empuje al compacto de BMW.

Va asociado a una caja automática de nada menos que ocho velocidades (se puede elegir otra manual de seis por 2.646 euros menos) con levas en el volante que funciona realmente bien. Es un convertidor de par, pero tiene el equilibrio perfecto entre rapidez y suavidad en las transiciones, siempre dependiendo del modo de conducción que elijas. En cuanto al chasis, la altura se ha rebajado y trae montada de serie la suspensión deportiva M, aunque yo te recomiendo que elijas, por 935 euros, la adaptativa. 

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Cuando la tensas, te ofrece una precisión de guiado tan alta que podrás avivar el ritmo hasta el punto en el que tu cordura te llame a filas. Para detener tus ímpetus, BMW ha dispuesto de un equipo de frenos de alto rendimiento que no está dando muestras de fatiga, de momento. El pedal sigue teniendo el mismo mordiente y la misma progresividad que en los primeros kilómetros y nada me hace pensar que vayan a desfallecer de forma repentina. Y si los frenos te lo ponen fácil, la dirección también te va a ayudar a acercarte a los límites. Rápida y precisa, hace que llegue la suficiente información a tus manos.

Con todo esto, donde tendrás que poner más atención y dulzura será en tu pie derecho. Porque domar estos 340 CV del BMW M140i es una tarea que no es fácil, sobre todo si no cuentas con la tracción integral  (1.700 euros extra). Con toda la potencia derivada al eje trasero deberás afinar bien el momento en el que das gas, porque la trasera se insinúa a pesar de ir calzada con unos neumáticos más generosos que los del tren delantero (245 por 225). Y si se te ocurre desconectar la electrónica (algo que solo recomiendo en circuito) más vale que tengas unas manos ágiles y despiertas para corregir rápido, porque la zaga cobra vida propia y te va a hacer sudar...

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No obstante, hay que aplaudir lo bien que tracciona este M140i. Y eso que no lleva autoblocante en el eje trasero, algo que veo absolutamente imprescindible en coches de este nivel de potencia y carácter (ahorraría trabajo al ESP y dotaría de una mayor empuje a la salida de las curvas).

Toca dar media vuelta. La adrenalina recorre hasta el último de los capilares de mi cuerpo y la diversión se intensifica ante cada giro de volante, cada reducción de la caja de cambios o cada apurada de frenada...  El sonido del motor no es brutal, pero me encanta su silbido cuando roza las 7.000 vueltas. Y, por cierto, siempre estaré agradecido al que dibujó esta carretera tan desafiante. Me acerco de nuevo a la curva donde hace un momento tuve que levantar el pie. Agarro fuerte el volante, hundo el pie a fondo y apunto con la dirección al punto exacto del vértice. El M140i apoya todo su peso en el flanco izquierdo, el chasis delega todo su esfuerzo a unos neumáticos que enseguida me indican que están llegando al límite. Mis ímpetus me obligan a corregir levemente la trayectoria. Toco el vértice y ahora llega el momento de colocar el morro en el límite justo del asfalto sin que la trasera se descomponga. Abro dirección y cuando la pongo recta se me dibuja una sonrisa en la cara. Prueba superada. Este coche no hace más que sorprenderme...

Conclusión: mucho más de lo aparenta a simple vista

Es pura discreción. Cuando te acercas a él por primera vez, te das cuenta de que es algo especial, pero poco más. Pasa hasta desapercibido. Solo cuando te pones al volante es cuando te das cuenta de lo que es capaz de ofrecer este M140i. Sus rivales, como un Clase A AMG o un RS3 Sportback tienen más potencia y tracción integral de serie, pero también un precio más alto (más de 8.000 euros en el caso del Mercedes). Así que, puestos a pedir altas prestaciones a un precio más justo, este BMW puede ser tu candidato.

Valoración

Nota8

Mucho respeto a esta discreta carrocería de cinco puertas del Serie 1. Bajo el capó del BMW M140i se esconde un seis cilindros, dos turbos y 340 CV.

Lo mejor

Precio contenido, propulsión trasera y potencia total

Lo peor

Imagen discreta, menor potencia con respecto a sus rivales

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