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BMW M235i: ya lo hemos probado

No llegará hasta el mes de marzo, pero el BMW M235i ya nos ha enseñado cuál es su carácter en una pequeña toma de contacto. ¿quieres saber como se las gasta el Serie 2 más potente?

Tras más de 15 horas de vuelo, aterrizo en el aeropuerto de Las Vegas. El BMW M235i me espera. Así que no hay mucho tiempo que perder entre los casinos y las sempiternas luces de neón de esta ciudad que nunca duerme. Me voy directo al famoso circuito oval que hay a las afueras de la ciudad donde va a tener lugar la acción y yo ya voy preparado para exprimir los 326 CV del BMW Serie 2 más potente.

Después de unas cuantas millas respetando escrupulosamente los límites de velocidad para no tener problemas con la implacable policía, llego a unas inmensas instalaciones muy 'madre in USA'. ¡Y eso que este es uno de los circuito más pequeños de la NASCAR! Cocktail de bienvenida, un pequeño 'briefing' y al coche.

La primera prueba va a consistir en dar unas vueltas al óvalo. Me abrocho el cinturón y arranco el motor mediante el clásico botón al que nos tiene acostumbrados BMW. El seis cilindros supervitaminado responde con un sonido ronco y poderoso. Aunque lo mejor está por llegar. La unidad que tengo entre mis manos del sustituto del BMW Serie 1 Coupé lleva asociado el cambio automático de ocho relaciones (cuesta 2.770 euros) con levas en el volante. Para maximizar la dinámica de este M235i, también cuento con el Chasis M adaptativo, la dirección activa. ¡Que empiece la música!

La capacidad de tracción del M235i es brutal

Desactivo la electrónica y piso a fondo. El BMW M235i no se lo piensa dos veces y me parapeta hacia delante dejando dos negras huellas detrás con un ligero y divertido bamboleo de la zaga. Primera, segunda, tercera… El bloque de 326 CV estira hasta las 7.000 vueltas y el sonido que llega a mis oídos es música celestial. Con un peralte del 20%, llegar a la primera curva se hace a fondo si sales de boxes, pero a la contracurva ya llego a 240 km/h y mi fe cede. Freno un poco para tirarme de nuevo. El chasis ni se inmuta mientras mis brazos se aferran con fuerza a una dirección tan viva como directa. Tras dos vueltas esto ya parece un juego de niños y noto que no estoy comprometiendo en absoluto a la nueva criatura de BMW.

Segunda prueba: el 'infield' o la zona interior. Aquí ya hay curvas más al estilo de un circuito tradicional y la cosa va a cambiar. Nada de peraltes. Para la ocasión pongo el cambio en modo secuancial y voy subiendo marchas con las levas. No me sé el trazado asi que las primeras vueltas las hago despacio. Pero este BMW M235i lo que quiere es marcha y te lo hace saber con un motor que gira lleno en todo el margen de revoluciones y te anima a pisar más y más.

Tras las primeras curvas, la zaga cobra vida propia. Pero es tal la capacidad de tracción de este BMW Serie 2 que puedes salir de los giros acelerando con fuerza sin que tengas excesivo trabajo al volante. Tan solo unas pocas correcciones y otra vez con el pie a fondo. La dirección se nota súper precisa y te ayuda siempre a poner el ángulo correcto a las primeras de cambio. Y hablando de cambio, esta caja automática es una auténtica gozada.

La versión cabrio a final de año

Termina la sesión y toda dar la ultima vuelta de refrigeración. La experiencia ha sido tal y como me imaginaba. BMW ha vuelto a poner sobre la mesa los ingredientes adecuados para que el resultado sea un coche absolutamente disfrutable y apasionado. ¿Pegas? Claro que las tiene, como unas plazas traseras muy estrechas o un precio bastante más alto que un BMW 135i. Pero si tienes los más de 52.600 euros que cuesta y quieres diversión para dar y tomar, ese M235i es tu candidato.

¿Llegará un M2? Apuesto a que sí, aunque antes aterrizará la versión descapotable del serie 2. Bienvenida sea. Por cierto, si quieres algo radical, échale un vistado a este BMW M235i Racing.

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