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Audi Q5, BMW X3 y Mercedes GLK: ejercicio de placer

Polifacéticos, poderosos, suaves... Tanto el Audi Q5 como el BMW X3 y el Mercedes GLK tienen muchas virtudes. Si llevan cambio automático, conducirlos se convierte en todo un gustazo para huir del estrés del día a día. ¿Cuál es el mejor todocamino?

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¿Qué te parece, por ejemplo, un tipo con estilo como el BMW X3? Te estoy hablando de un diésel de esos que te tratan con todo el mimo del mundo y con un cambio automático que funciona con muchísima suavidad. Si quieres otras alternativas, acércate a un concesionario de Audi o Mercedes. Allí encontrarás un Q5 2.0 TDI S tronic de doble embrague y siete velocidades o un GLK 220 CDI 7G-Tronic con lujo y potencia de sobra para 10 metros cuadrados de paz completa. Ahora toca averiguar cuál de ellos es el mejor, aquél que nos ofrece cinco estrellas de comodidad.

Por 44.000 euros, este Mercedes de formas cuadradas es el SUV compacto más barato de esta comparativa. Además, el GLK acoge a sus invitados con un climatizador automático bizona, un regulador de velocidad y regulación eléctrica de los asientos… todo ello sin sobreprecio. En cuestiones de equipamiento, el Audi le pisa los talones al Mercedes. Por el ajuste eléctrico de los asientos, Audi pide 470 euros más. Eso deja mal al de los aros porque, por si fuera poco, el Audi Q5 no es más económico: 45.480 euros. De todas formas, es el BMW X3 el más caro con nada menos que 45.814 euros con el cambio Steptronic. ¿Se justifica? ¿Merece la pena?

En la relación precio/espacio, no. El Audi Q5 es mucho mejor en la parte delantera, le da más espacio a los que van en la segunda fila, es capaz de llevar tantas maletas como los demás y, a cambio, puede remolcar mucho más peso. En lo que a espacio se refiere, el Mercedes se halla a medio camino entre los dos. A pesar de que su volumen de carga es menor (un mínimo de 450 litros frente a los 540 de Audi y los 550 de BMW), la superficie de carga es bastante plana (aunque no llega a serlo del todo). El GLK es, sin duda, el mejor amigo para los viajes largos… como cualquier Mercedes que se precie.

Además, cuenta con una serie de opciones de seguridad, como el airbag de rodilla o las luces de cruce automáticas, que le ponen por delante del resto de sus rivales. Más motor, menos consumo. ¿Cuál es la fórmula secreta? En teoría, el BMW X3 saca pecho por su motor: su dos litros desarrolla 184 CV y alcanza los 210 km/h de velocidad máxima. ¡No está nada mal! Lo mejor es que, en la práctica, el X3 hace valer también ese derroche de potencia.

Aunque la diferencia es mínima, el BMW X3 acelera mejor que sus rivales y les deja atrás. Al Audi no le cunden tanto los 170 caballos. El cambio de marchas automático de ocho velocidades le saca el máximo partido al propulsor y eso es suficiente para ser el más rápido. El GLK le pisa los talones, ya que su propulsor de 2,2 litros alcanza un par motor más alto con menos vueltas y eso es algo que se termina notando.

El cambio del Audi es perezoso y su chasis demasiado duro Al Audi, por su parte, le gusta hacer las cosas con suma discreción y se defiende mejor a bajas vueltas. Es una pena que esa delicadeza que ofrece el propulsor del Q5 no se pueda hacer extensible al chasis y al cambio automático. La transmisión de doble embrague tarda más tiempo en reducir las marchas que los cambios automáticos del BMW X3 y el Mercedes GLK. Por su parte, la suspensión reacciona con más desgana a los baches de la carretera que la del BMW X3 y la del Mercedes GLK.

El BMW X3 es el gran campeón de la amortiguación… También lo hace en el apartado de comportamiento: pocos SUV se dejan conducir tan bien y con tanta precisión como este en las curvas. Parece un ágil turismo cuando se trata de atacar un puerto de montaña. Por si fuera poco, los 184 CV del BMW X3 solo necesitan 7,2 litros de combustible: 0,5 menos que el Mercedes GLK y el Audi Q5. ¡Esto sí que es relax!


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