Seat León GNC, así funciona el León que se mueve con gas

El Seat León GNC, el primer León que funciona con gas incorpora, en la parte trasera del vehículo, dos tanques donde se almacenan hasta 15 kg de gas natural comprimido a 220 bares de presión. Están fabricados en acero de alta resistencia y son 100% estancos.

Además, su resistencia se ha probado duramente ante impactos, de la misma manera que en un vehículo convencional. Si eres reticente ante este tipo de coches propulsados por gas, deja que te tranquilice: el gas natural comprimido que impulsa este vehículo es más ligero que el aire, por lo que no puede almacenarse y provocar envenenamientos.

No te pierdas la prueba del Seat Léon GNC

¿Y en caso de incendio? Su temperatura de ignición es el doble de alta que la gasolina, así que el riesgo de explosión ante las llamas es notablemente menor. 

Seat León TGI: motor

El Seat León TGI incorpora el mismo motor 1.4 litros TSI que ya está disponible en la versión de 125 CV. Para poder digerir sin complicaciones el gas natural como fuente de combustible, ha recibido algunas modificaciones importantes: los pistones se han recubierto con una aleación de cromo-níquel, las válvulas se han adaptado para el uso del GNC y el turbo es ahora más ligero.

¿Se nota alguna diferencia? No, para nada y en este apartado me quiero centrar en el comportamiento de esta versión tan especial. Cuando circula con gas no se perciben diferencias palpables respecto a la versión movida exclusivamente por gasolina. Su comportamiento es suave y los 110 CV mueven con soltura los 1.359 kg que pesa este Seat León. Me ha gustado mucho también su elasticidad y en este apartado tiene mucha culpa los 200 Nm de par disponibles prácticamente desde cualquier régimen: siempre que pises el pedal derecho, el coche jamás te falla. El cambio de combustible se hace de una manera imperceptible, aunque siempre que pueda, el Seat León TGI rodará con su ‘alimento favorito’, el gas natural comprimido.

Seat León TGI: depósito de gasolina
Una de las cosas que más me ha gustado del Seat León TGI es que se mantenga intacto el mismo depósito de 50 litros de gasolina de las versiones convencionales TSI. ¿El resultado? Una espectacular autonomía total de 1.360 kilómetros. 420 los consigue exclusivamente gracias al gas natural, pero si se acaba, el coche se convierte en un gasolina convencional.

Gasineras: el mayor inconveniente

Está claro que el gas natural ofrece muchas ventajas sobre la gasolina, especialmente hablando de respeto por el medio ambiente: no emite azufre y se reducen un 80% las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). Si además sumamos el coste por kilómetro actual, (un 30% inferior al diésel y un 50% más barato que la gasolina) las ventajas son muchas. Pero como todo en esta vida, no es oro todo lo que reluce. El principal problema de esta tecnología es una falta importante de infraestructura en cuanto a estaciones de servicio de gas.

En todo nuestro territorio tan sólo existen 39 estaciones habilitadas para un uso privado y esto restringe –y mucho– un uso habitual para los particulares. Establecer este tipo de estaciones no es barato y su inversión requiere un impulso muy importante por todas las partes. Las estaciones de carga de GNC están formadas por un depósito con gas natural comprimido a 250 bares y un compresor que se encarga de ‘bombearlo’ hasta el vehículo. Para repostar únicamente se necesita una tarjeta de autorización y en apenas tres minutos, se completan los 15 kg de capacidad del depósito de gas. Entonces, ¿Por qué no hay más estaciones? Es el pez que se come la cola: mientras no existan coches, no habrán estaciones de servicio y si no hay ‘gasineras’, estos seguirán sin ser viables.

Aquí puedes ver el Seat León GNC en movimiento: