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Coches que funcionan con café, whisky… y otras alternativas increíbles

café

Auto Bild para Toyota

¿El diésel está caro? Tranquilo, hay coches que funcionan con café, zumo de naranja, whisky...

Puede que el petróleo sea la energía de hoy, pero no está tan claro que sea la de mañana. Limitado y contaminante cada vez son más los países y ciudades que le ponen veto y los fabricantes e ingenieros que se afanan por encontrar soluciones alternativas. Todas válidas, pero algunas más viables que otras...

Whisky prohibido para el conductor, no para el coche

Los cinco mejores whiskys del mundo

Si te para la Policía con una botella de whisky en el maletero no te librarás de la prueba de alcoholemia por mucho que le expliques que la bebida no es para ti, sino para tu coche.

Lo de que los coches se pueden mover con whisky es invento de un profesor escocés llamado Martin Tangney, quien ha sabido usar los desechos de la destilación del whisky para convertirlos en biobutanol, un alcohol que se puede usar como combustible.

Tangney dice que el biocombustible basado en el whisky da más potencia que el bioetanol, que se hace de la caña de azúcar o del maíz. “Tiene casi la misma cantidad de energía que la gasolina, mientras que el bioetanol tiene solo 70 por ciento. Se puede almacenar, se pude transportar a través de tuberías y usar la infraestructura existente para distribuirlo, y en efecto, no se necesita modificar el motor”, agrega.

Lo mejor es que para que un coche funcione con este combustible derivado del whisky no necesita ningún tipo de transformación mecánica.

Un café siempre sienta bien

La empresa que quiere transformar café en combustible

El coche que se mueve con café es un invento de un ingeniero británico que ha cambiado el motor de combustión de su vehículo por una caldera encargada de calentar granos de café.

Para ser del todo rigurosos, habría que decir que lo que defiende el ingeniero es que los coches se pueden mover gracias a hidrógeno producido a partir de café (las pajas de los gránulos de café que se obtienen al tostar estas semillas, al calentarse, se transforman en hidrógeno y en monóxido de carbono). 

Con el café como combustible se han registrado varios hitos, como un récord de velocidad a 107 km/h o la hazaña del Car-puccino, un coche que recorrió los 337 kms que separan Londres de Manchester con granos de café en el depósito.

Biocombustible creado a partir del zumo de naranja

Desarrollan un biocombustible a partir del zumo de naranja

Detrás de la ocurrencia de crear combustible a partir de zumo de naranja está un grupo de científicos japoneses. La fórmula de su biocombustible se basa en cítricos no aptos para el consumo que mezclan con una bacteria de la madera y dejan fermentar durante 10 días. Dicen que en ese tiempo la bacteria descompone las fibras de celulosa y produce un azúcar que termina dando  lugar al biocombustible.

Según sus cálculos, con tres kilos de naranjas se pueden crear 20 litros de combustible.

De momento solo han probado su eficacia en un coche de radio control de 14 kilos y ha funcionado.

El deportivo que se mueve con agua de mar

El deportivo que se mueve con agua de mar es, de todos los ejemplos de los que hemos hablado hasta ahora, el único que ha conseguido la homologación. Se llama Quant e-Sportlimusine y emplea una batería de flujo de agua mar para conseguir una autonomía aproximada de 600 kms.

Quant E-Sportlimosine tres cuartos delantero
Quant E-Sportlimosine tres cuartos delantero

La única alternativa real: el hidrógeno

Hoy tildamos de locos a quienes aseguran que los coches se pueden mover impulsados por café, whisky o zumo de naranja, pero también lo hicimos cuando dijeron que el hidrógeno terminaría siendo un combustible viable y eficaz.

El tiempo ha dado la razón a visionarios que como Toyota apostaron por la pila de combustible como la energía limpia del futuro y lo ha hecho en forma de coche: el Toyota Mirai.

Es el primer coche de producción que utiliza el hidrógeno como combustible. Rinde unos nada despreciables 155 CV y puede recorrer, con los tanques llenos de hidrógeno, hasta 500 kilómetros sin tener que repostar.

El Mirai (que en japonés significa futuro) mide 4,89 metros y tiene un motor eléctrico, una centralita electrónica y una batería de níquel a la que se añaden dos tanques de 60 litros para cinco kilos de hidrógeno y una zona de celdas colocadas en línea integradas en la pila de combustible.

Con el Mirai, Toyota ha conseguido varios hitos. No solo es el primer coche de producción que se mueve con hidrógeno; además su energía es tan limpia que hasta se puede beber el agua  que sale del tubo de escape. También merece hueco en este espacio porque puede conseguir el hidrógeno que necesita a partir de estiércol producido por vacas.

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