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The Royal Experience, la nueva oferta de ocio en el Jarama

The Royal Experience es una experiencia de conducción basada en el derrapaje, pero hecha con coches como los de antes, con mucha potencia sin ayudas electrónicas. Además, esta nueva oferta de ocio del Circuito del Jarama está abierta todos los días entre semana para empresas y los fines de semana, para particulares.

Acaba de presentarse oficialmente, The Royal Experience, que configura una nueva oferta de ocio en el Circuito del Jarama con precios bastante asequibles y, lo que es más importante, que abre todos los días del año. Al final del padock, justo al lado del karting del Jarama, en un espacio permanente de 6.000 metros cuadrados fácilmente visibles por el autobús de dos plantas tipo Routemaster británico rotulado con los colores de la empresa, se ubica este nuevo foco de atención y diversión centrado en experimentar el derrapaje.

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Has oído bien, derrapar en el Jarama y por desde 69 euros, que es lo que cuesta el paquete básico de Royal Experience, que te da derecho a un circuito de actividades -ahora vamos con ellas- que se prolonga durante unos 25 minutos y que, te adelanto, no tienen nada que ver con experiencias de conducción que hayas podido hacer antes. El motivo es que el programa consta de tres partes y una de ellas, el curso de conducción puro y duro, se lleva a cabo a los mandos de un Westfield AeroRace, un vehículo basado en el conocido Lotus Seven, es decir, muy similar a los Caterham, entre otros.



Este modelo usa un chasis ligero de diseño CAD, está pensado para usar exclusivamente en circuito o para conducción extrema y con sus apenas 450 kg de peso, tiene un motor Ford Zetec de 180 CV, lo que arroja una relación peso/potencia de lo que es, un deportivo extremo. Con él y las explicaciones de los profesores de Royal Experience puedes elegir si hacer el circuito de conos para obtener el mejor tiempo posible o, símplemente, pasártelo bien yendo todo el rato de lado. La facilidad de conducción de los Westfield AeroRace hacen posible la consecución de ambos para personas de casi cualquier nivel de conducción.

Sinceramente, solo por el hecho de experimentar lo que es un coche así sin controles electrónicos, a mi juicio la experiencia ya merece la pena, pero Royal Experience además te lo adorna con otras dos actividades de lo más entretenidas. Para empezar, los asistentes se enfrentan a un Batak, una máquina de luces que se iluminan y que pondrá a prueba tanto sus reflejos como su visión periférica. Personalmente, ya lo había usado otra vez y pensé que era malo porque me había enfrentado a un piloto de F1, ahora aunque mejoré mucho mi marca, veo que soy malo sin paliativos.

La tercera actividad de Royal Experience se lleva a cabo a los mandos de Crazy Carts XL, una especie carricoches eléctricos que se van de lado en cuanto giras un poco el volante y que, además, tienen un freno de mano que genera que hagan tirabuzones. Con ellos, te entrenas en una mini pista de conos para prepararte para los Westfield, pero en cada prueba se lleva a cabo un ranking para que quien sea competitivo se pueda entretener midiéndose a otros participantes. El epicentro -y el catering si contratas la experiencia que se prolonga toda una mañana por menos de 200 euros- tiene lugar en un autobús “double decker” que la organización usa para los briefings.

Lo mejor de la nueva oferta lúdica del Jarama, un aspecto que el circuito madrileño está potenciando mucho en los últimos tiempos, es que además de ser para todos los públicos, está abierta todo el año y los fines de semana, ni siquiera te hace falta reservar. The Royal Experience Company dispone ahora de cuatro coches, pero hay dos más en camino y uno siempre se dejará libre por si algún usuario aparece a última hora con ganas de quemar ruedas y chorrear un poco de adrenalina.

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