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Inglaterra reaviva el escándalo de las emisiones

Inglaterra reaviva el escándalo de las emisiones
Según un estudio llevado a cabo por el Gobierno británico a 37 vehículos, todos ellos superan los valores máximos permitidos de emisiones de NOx. ¿Nuevo escándalo? No, este estudio simplemente refleja la gran divergencia que existe entre la realidad y las pruebas de laboratorio, aunque sí deja en evidencia a los fabricantes y hace palpable la necesidad de un cambio en el método de obtención de resultados.

Tras el pasado escándalo de las emisiones de Volkswagen, el Gobierno británico sometió a examen a 37 modelos de automóvil, cuyos resultados se acaban de dar a conocer. El objetivo era descubrir los valores de óxido de nitrógeno (NOx) en condiciones de conducción normal en un estudio promovido por el ministerio de Transporte del Reino Unido.

Concretamente han analizado los primeros 37 vehículos de la lista de los más vendidos en aquel país y la conclusión a la que han llegado es que todos ellos muestran unas emisiones "sustancialmente superiores" a las máximas permitidas en laboratorio a pesar de que no se han detectado dispositivos para manipular los test, como sí ocurrió en el caso del fabricante de Wolfsburgo. Un matiz que es vital tener en cuenta, es decir, que no hay una intención manifiesta de engaño al cliente, sino una divergencia entre los valores recogidos por los fabricantes en el laboratorio y las obtenidas en condiciones normales de circulación.

No obstante, no deja de ser un nuevo serio golpe para la industria, justo ahora que Volkswagen se recupera un 12% en bolsa tras su anuncio de que estudia pagar 4.500 euros a cada afectado

De todos los modelos analizados, entre los vehículos que debían cumplir con la normativa de contaminación Euro 5 y estar por debajo de los 180 miligramos de óxidos de nitrógeno por kilómetro recorrido, el peor parado fue el Vauxhall Insignia (Vauxhall es el nombre que reciben los Opel en Inglaterra), que registró unas emisiones de entorno a los 1.800 mg/km, es decir, 10 veces más de lo permitido.

Incluso el que mejor nota obtuvo de todos los vehículos analizados, que fue el Citroën C4, arrojó un resultado tres veces por encima del que se detectó en un laboratorio.

En el grupo de los vehículos Euro 6, que no pueden superar los 80 mg/km en el laboratorio, el que peor rendimiento mostró en una prueba de conducción por carretera de 90 minutos fue el Peugeot 2008, que multiplicó por trece esa cifra, arrojando unas emisiones de 1.040 mg/km.

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¿Nos tenemos que llevar las manos a la cabeza por estos resultados? Sinceramente, creo que no, porque por todos es conocido que la normativa actual para la certificación de consumos y emisiones no se realiza en condiciones de conducción reales, por tanto, los resultados difieren sensiblemente entre lo que se obtiene en un laboratorio y en el día a día.

Precisamente por eso, a partir del año que viene en el Reino Unido será obligatorio pasar un test de conducción real, si bien los vehículos diésel podrán alcanzar el doble de las emisiones legales en un primer momento, dada la falta de capacidad técnica de la industria para reducirlas a corto plazo.

En Europa las cifras oficiales de consumo y emisiones se obtienen según el New European Driving Cycle (NEDC), cuyos estándares fueron fijados en la década de los 80, cuando los coches eran más ligeros y menos potentes. Por eso, ahora, con motores más potentes, la brecha entre los resultados de lboratorio y los reales son mucho mayores. Además de los ’trucos’ (permitidos) que todos los fabricantes utilizan para tratar de reducir al máximo estas cifras.

Para tratar de ajustar estos resultados a la realidad se está estudiando reemplazar el ciclo NEDC por el WLTP (New Worldwide Harmonized Light Vehicles Test Procedure) en 2017, ya que este tipo de test tiene en cuenta en mayor medida el dinamismo del vehículo y se espera reducir la divergencia entre la prueba y la realidad.

Volviendo al estudio promovido por el Gobierno británico. Hay que aclarar que para llevarlo a cabo han invertido un millón de libras (1,25 millones de euros) y que “el Reino Unido ha liderado en Europa la iniciativa para establecer pruebas de emisiones en entornos de conducción real para solventar este problema", como afirmó el ministro de Transporte británico, Patrick McLoughlin. 

Fuente: EFE

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