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Un Guardia Civil, un portugués manco y una multa a 179 km/h

Un Guardia Civil, un portugués manco y una multa a 179 km/h

Nacho de Haro

Un capitán de la Guardia Civil fue cazado a 179 km/h por un radar móvil en una vía limitada a 90 km/h. Para intentar librarse de la sanción, el agente informó a Tráfico que el conductor era una persona de origen portugués que luego resultó ser manca. No te pierdas los detalles de esta historia, que parecen sacados del guion de una película de humor.

Cazan a un capitán de la Guardia Civil a 179 km/h. Hasta aquí todo parece normal, la noticia de un agente que excede los límites de velocidad no tendría mayor importancia si el capitán no hubiese intentado librarse de la sanción. Como si se tratara del guion de una película de humor, el conductor del vehículo infractor paso de ser un agente de la benemérita  a ser una persona de origen portugués que además resultó ser manca.

Los hechos los recoge ElConfidencialDigital(web), que nos informa de que un alto cargo de la Guardia Civil fue cazado circulando a 179 km/h en un vía limitada a 90 km/h. Sin embargo, no es él el que aparece en los informes, el denunciado fue un conductor de origen portugués al que le faltaba un brazo.

Esta historia, que tuvo lugar hace unos seis meses, comienza cuando el capitán de la Guardia Civil acudió a comer a un restaurante de una localidad cercana a la del cuartel. Al terminar la comida, el agente de la benemérita se ofreció a llevar el coche propiedad de los dueños del establecimiento, un Mercedes E320 de color negro.

multa

Durante el trayecto, un radar móvil fotografió al vehículo circulando a una velocidad de 179 km/h en una carretera con una limitación de 90 km/h (de haber alcanzado los 180 km/h, se le podría haber imputado un delito contra la seguridad vial). Una vez tramitada la denuncia, se procedió a informar al dueño del coche de la sanción: una multa de 600 euros y la retirada de seis puntos del carné de conducir.

Cuando la notificación llegó a las manos de los dueños del bar, estos decidieron presentarse de inmediato en el cuartel para hablar con el capitán de la Guardia Civil. Pero en lugar de asumir sus responsabilidades, el agente les pagó en efectivo el importe de la sanción y sugirió a los propietarios del vehículo que identificaran a un familiar suyo como conductor. El infractor, a efectos administrativos, pasó a ser un ciudadano portugués del que luego se supo además que era manco.

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