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DSG o convertidor, el futuro del cambio automático

DSG o convertidor, el futuro del cambio automático

Nacho de Haro

DSG o convertidor, ¿cuál es el futuro del cambio automático? Las recientes declaraciones de un directivo de BMW M han desatado la polémica, pues considera que los cambios de doble embrague no son tan fiables como una caja de cambios automática tradicional con convertidor de par.

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Recientemente Peter Quintus, vicepresidente de marketing y ventas de la división deportiva de BMW, dejó caer durante una entrevista que las cajas de cambios de doble embrague no son tan fiables como parecen, especialmente en comparación con una caja de cambios automática tradicional con convertidor de par. Pero claro, él se refiere al uso de este tipo de transmisiones en vehículos de alta potencia, por lo que la afirmación no debería ser extensible a turismos convencionales con motores no muy potentes. Así que ahora nos preguntamos cuál es el futuro del cambio automático, ¿DSG o convertidor?

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Lo que está claro es que los cambios manuales están destinados a desaparecer, cada vez son más los fabricantes que prescinden de ellos dejando como única opción una caja de cambios automática. Esto es más evidente en segmentos superiores o en las versiones más potentes de turismos más asequibles, pero es una realidad. Desde que Volkswagen lanzó el primer Golf R32, los cambios DSG (de ‘Direct-Shift Gearbox’ en inglés y ‘doppelkupplungsschaltgetriebe’ en alemán) han ganado mucha popularidad y hoy en día es posible adquirir desde un simple Seat Ibiza hasta todo un Lamborghini Huracán con este tipo de transmisión.

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Desde entonces, prácticamente todos los fabricantes han creado su propia versión del cambio automático de doble embrague en busca de una mejora de las prestaciones pero sobre todo, para incrementar la eficiencia energética. Y es que según Volkswagen, equipar un turismo con un cambio DSG permite rebajar entorno a un 10% el gasto de carburante y las emisiones contaminantes en comparación con una caja manual de seis velocidades. En un principio, las ventajas que aportan los doble embrague con respecto a uno automático convencional eran claras: más ligereza, tamaño más compacto y transmisión de la potencia sin interrupciones, con cambios de relación mucho más veloces.

Pero claro, los cambios automáticos con convertidor ya no son como antes, han mejorado mucho y evolucionado hasta ser prácticamente igual de rápidos que un DSG, PDK, EDC, DKG… (hay casi tantos nombres para referirse a un doble embrague como fabricantes que lo ofrecen). Eso es especialmente evidente en los cambios automáticos convencionales dotados de un embrague, elemento que es capaz de bloquear el resbalamiento del convertidor de par, proporcionando de esta forma un tacto más directo y deportivo. Además, a día de hoy es fácil encontrar vehículos a la venta con cambios automáticos tradicionales con ocho, nueve o incluso 10 relaciones con los que es posible lograr un gran ahorro en el gasto de combustible.

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Los cambios de doble embrague también han evolucionado y aunque Volkswagen anunció recientemente que cancelaba el desarrollo del esperado cambio DSG de 10 velocidades, actualmente hay fabricantes que ofrecen transmisiones de este tipo con hasta nueve relaciones (como es el caso de Honda y de su fantástico Honda NSX de segunda generación). Además, algunos de ellos incluyen funciones como la posibilidad de circular ‘a vela’ (es decir, en punto muerto) de forma automática cuando bajamos una pendiente poco pronunciada, logrando así reducir el gasto y las emisiones.

Entonces, ¿cuál es el futuro de los cambios automáticos? Para nosotros está claro que los cambios de doble embrague tienen mucho sentido para los vehículos de corte deportivo, donde su velocidad para subir o bajar de relación les convierten en un arma imbatible. Su funcionamiento no es tan suave como uno tradicional, especialmente cuando no ha alcanzado su temperatura óptima de funcionamiento. BMW, por ejemplo, ha preferido dejar a un lado el anterior cambio de doble embrague y apostar por una caja con convertidor en el nuevo BMW M5, lo que demuestra que la efectividad que han alcanzado este tipo de transmisiones unido a su mayor robustez podría provocar que su alternativa desaparezca y quede reservada para verdaderos coches deportivos.

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