Dodge Charger Coupé: un one-off del mercado de accesorios
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La razón por la que no existe un Dodge Charger Coupé de fábrica tiene nombre propio: Dodge Challenger. Sin embargo, en un mundo donde cada vez se demanda más personalización, saber que existe la posibilidad de que cualquier idea sea una realidad es algo que a todos nos tranquiliza. Es por esta razón que existe este Charger Coupé de 2013 obra de Nick Kizi y los chicos de su taller Fantasy Collision & Customs, en Michigan, Estados Unidos.
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Nick decidió emprender este proyecto como una muestra de lo que eran capaz de conseguir. A pesar de que todos creamos que simplemente eliminaron las puertas traseras, soldaron unos paneles y aplicaron masilla y pintura, el trabajo es mucho más complejo. Cortaron la berlina de cuatro puertas por la mitad, recortaron la distancia entre ejes en 25 cm y lo volvieron a juntar en una sola pieza.
Al retirar las puertas traseras tuvieron que alargar las delanteras, algo muy particular en los coches con carrocería coupé, ya que requieren de espacio adicional en la puerta para acceder a las plazas traseras. Además, cortaron el techo otros 5 cm. Este trabajo supuso hasta 5.000 horas de trabajo y ver como la carrocería del Dodge Charger aumentaba de anchura en hasta 18 cm.
La razón de este incremento en las cotas de serie son la instalación de unas llantas de 24 pulgadas en ambos ejes, así como un potente sistema de frenos firmado por Wildwood y una suspensión neumática personalizada. Por su parte, el motor V8 Hemi de 5.7 litros se dejó totalmente sin cambios, a excepción del sistema de escape, mientras que la carrocería está terminada en blanco con detalles en rojo y el interior totalmente personalizado.
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