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Cuatro virtudes y un defecto del Jaguar E-Pace

El nuevo SUV compacto de Jaguar quiere repetir el éxito de su hermano mayor, el F-Pace. Aquí sus argumentos para conseguirlo.

Puede que Jaguar haya sido uno de los últimos fabricantes de automóviles, tanto de las marcas generalistas como de las premium, en entrar en el suculento mercado de los todocaminos pero eso no ha sido impedimento para que, una vez probado el éxito, vuelque en el popular sector toda su atención. El F-Pace, su primer SUV, ha cosechado buenas críticas de la prensa y sus ventas son más que aceptables, motivo de sobra para no tardar apenas en poner a la venta un segundo modelo, el E-Pace, que aspira a conseguir incluso mejores resultados.

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Y la primera razón que tiene para creer que va a ser así es sencilla: su tamaño. Con un formato más compacto que el de su hermano entra de lleno en el subsegmento más competido del mercado que, además, concentra la mayoría de las ventas. Sus 4,39 metros de longitud lo hacen manejable a la par que ofrece una habitabilidad interior para hasta 5 personas, además, cuenta con un maletero bastante capaz de 557 litros.

Lo bueno de reducir sus dimensiones es que se consigue un conjunto más armonioso a nivel estético, algo que se refuerza gracias a la decisión de la marca de inspirar su diseño en el deportivo de la familia, el F-Type. El frontal es imponente gracias a sus grandes entradas de aire y parrilla, mientras que sus líneas redondeadas dan forma a una silueta de lo más atlética. Entra por los ojos.

Ese ADN deportivo ve su más fiel reflejo en la versión que equipa el motor Ingenium gasolina 2.0 de 300 CV asociado a la caja de cambios automática ZF de nueve marchas y al sistema de tracción integral. Sin embargo, Jaguar ha creado una oferta de lo más variada que se adapta a los posibles gustos de sus clientes: otro bloque gasolina 2.0 de 250 CV y tres motores diesel 2.0 de 150, 180 y 240 CV, además de una caja de cambios manual de seis relaciones.

El ámbito tecnológico es otro aspecto en el que destaca, con una dotación de lo más completa en todas sus variantes (está la básica y la R-Dynamic, que potencia su imagen deportiva): sistema de infotaintment con pantalla de 10 pulgadas, HUD, conexión 4G, Wi-Fi, arranque sin llave, sensores de aparcamiento frontales y traseros, control de crucero, frenada de emergencia con detector de peatones, monitorización del estado del conductor, reconocimiento de señales, asistente de cambio involuntario de carril…

Lo malo es que todo esto tiene un precio y, aunque en el caso del Jaguar E-Type no sea exagerado, hay que contar con unos buenos ahorros para hacerse con él. La versión de acceso, el diesel 2.0 150 CV con cambio manual, arranca en los 37.540 euros, y la más cara, el gasolina 2.0 300 CV automático con tracción integral y acabado R-Dynamic, se va hasta los 61.900 euros.

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