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Cómo el mismo accidente no provoca víctimas años después

Cómo el mismo accidente no provoca víctimas años después
Un accidente ocurrido en los años 80 no tendría las mismas consecuencias a día de hoy. Gracias a los avances en seguridad activa y pasiva, la mortalidad en carretera ha disminuido (desde 1991) un 69%.

Las consecuencias de un accidente de tráfico entre dos vehículos a finales de los 80 en nada tienen que ver si el choque se produjera en nuestro días. Los avances en los elementos de seguridad activa y pasiva en los coches han permitido que las cifras de mortalidad en accidentes de circulación se hayan reducido en Europa un 69% desde el año 1991, según el informe “Seguridad en Carretera 2015” del experto en automoción Dekra. En el caso de España, se trata del tercer país del continente donde más se ha reducido esa cifra, un 81%, pasando de 8.837 víctimas mortales a 1.721 en 2013. Nuestro país solo es superado por Letonia y Estonia, con descensos del 82% y 83%, respectivamente.

Cuatro sistemas de seguridad que salvarían 420 vidas al año

Para mostrar estos avances en seguridad, Dekra ha analizado accidentes con vehículos que rodaban por nuestras carreteras a finales de los 80 con otros más actuales. En una de las simulaciones, un Ford Fiesta del 87 golpea a un Mazda 626 del 83 que está parado en un cruce a una velocidad de 50 kilómetros por hora.

Los resultados deparan daños muy importantes para los ocupantes del coche golpeado, incluso con riesgo para sus vidas, en zonas como cuello, pecho y pelvis. El choque ha provocado que el Ford invada el habitáculo del Mazda, sobre el que se disipa gran parte de la energía generada por el golpe.

Sin embargo, esta misma situación con los mismos modelos de turismos aunque más actualizados, de 2009, produce consecuencias mucho más livianas, aunque el choque es más aparatoso fruto del mayor peso de los vehículos actuales con respecto a sus versiones más antiguas.

Así, siempre y cuando los ocupantes lleven puesto el cinturón de seguridad, no se registran lesiones de importancia. Esto se debe a las mejoras en los sistemas de retención, tanto los airbags laterales como los cinturones de seguridad, la rigidez del habitáculo y unas zonas de deformación programada más eficientes.

Camión versus turismo

Otra de las simulaciones de Dekra ha tomado como referencia un accidente de tráfico real, en el que un Volkswagen Golf del 92 ha chocado frontalmente a una velocidad de 35 kilómetros por hora contra un camión MAN del 89, que circulaba a 45 kilómetros por hora.

El turismo acabó metiéndose debajo del camión y luego salió empujado 25 metros quedando en sentido contrario a la dirección original. Este accidente se saldó con un fallecido y un herido grave, ambos ocupantes del turismo, mientras que el conductor del camión sufrió heridas leves.

La simulación de este accidente por parte de Dekra con versiones de la década de los 2000 de ambos modelos se salda, sin embargo, con un resultado totalmente diferente. El sistema antiempotramiento del camión impide al turismo meterse debajo y salir empujado, de tal modo que las consecuencias del accidente son mucho más leves para las personas implicadas y no hay víctimas mortales que lamentar.

 A pesar de la disminución en casi un 70% de las cifras de mortalidad desde principios de la década de los 90 en las carreteras europeas, Dekra ofrece algunas claves en torno al factor humano para que Europa se acerque a su objetivo de reducir a la mitad las cifras actuales para el año 2020. Y es que las mejoras vistas en los elementos de seguridad activa y pasiva del vehículo son solo la punta del iceberg.

Educar es prevenir

Intensificar la concienciación y el comportamiento responsable en la conducción. Aquí se incluirían cursos para conocer nuestros propios límites al volante o campañas educativas que muestren por ejemplo los riesgos de conducir con los auriculares del smartphone.

Especial atención a los colectivos de riesgo.

La seguridad del tráfico atañe a todos los conductores, pero las medidas para reducir la mortalidad en carretera deben poner especial atención en los colectivos de más riesgo, como conductores noveles y mayores, motoristas, personas que conduzcan bajo los efectos de las drogas y el alcohol, o bien aquellos que muestran una irresponsabilidad y agresividad en la conducción que pone en peligro la seguridad del resto de usuarios de la vía.

Un continente, una norma.

La estandarización en la medida de lo posible de las normas que regulan el tráfico en los países europeos ayudaría a reducir los accidentes. No es lo mismo conducir por una autovía en España que en Alemania. Cuanto más fácil se lo pongamos al conductor, mejor.

La asistencia en la conducción no exime al conductor. Uno de los grandes desarrollos de los últimos años en la industria de la automoción han sido los sistemas de ayuda a la conducción. Sin embargo, que el vehículo asista al conductor, no quiere decir que siempre le exima de responsabilidades si hay un percance. Es por ello fundamental conocer estos sistemas y su alcance y que se clarifique la responsabilidad del conductor en todas las situaciones posibles.

Información sin distracción.

Uno de los principales avances en el campo de la automoción concierne a la transmisión de información relevante sobre el estado del tráfico y posibles percances que afecten a la seguridad vial al propio vehículo. La conexión vehículo-carretera es fundamental pero hay que evitar que esa labor de prevención se convierta en distracción para el conductor. Los despistes incluso aquí se pueden pagar caro.

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