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Comparativa: Audi A3 vs Infiniti Q30, ¿razón o corazón?

Comparativa Audi A3 vs Infiniti Q30, ¿con cuál te quedarías tú? No todo en la vida es un SUV. Y para muestra estos dos compactos con estilos diferentes, pero con una muy alta funcionalidad para el día a día.

A la hora de elegir un vehículo muchos factores entran en juego. Pero la primera  pregunta importante debería ser: ¿para qué lo voy a utilizar? Desde hace ya bastante tiempo y aunque no necesitemos ni mucho espacio ni salir del asfalto, los SUV siguen teniendo un claro protagonismo en el mercado. Pero, hay vida más allá de este tipo de vehículos. Y más si estás soltera/o o no tienes hijos... coches como el Audi A3 Sportback o el nuevo Infiniti Q30, son dos muy buenas alternativas, si tu día a día transcurre en una gran urbe. 

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Uno de los referentes en este segmento de los compactos premium es el A3, modelo del que está a punto de presentarse su restyling. Enfrente situamos el Infiniti, un japonés recién llegado, que cuenta con diferentes elementos de su marca nodriza, Nissan, así como de su aliado, Mercedes-Benz. 

De esta última marca proceden muchos elementos de su interior. Por eso se respira una calidad a bordo que, junto a un diseño moderno y funcional, me resulta mucho más atractivo que la sobria presentación del Audi. Además, el Infiniti es algo más alto que el A3 y esto supone mayor comodidad a la hora de acceder o descender del vehículo. Sus asientos también resultarían mucho más cómodos si no fuera por ese reposacabezas integrado.

No se puede regular y debería estar inclinado algunos grados hacia atrás. Puede que este insignificante detalle eche para atrás a algunos compradores. Lo que también puede resultar un hándicap es el espacio disponible en la zona trasera. Está claro que el diseño exterior se paga. Y, en este caso, la bonita silueta coupé, mucho más acentuada que en el Sportback, pasa factura en un interior que se nota mucho más justo en todas sus cotas y con menos luminosidad, debido al menor tamaño de las ventanillas traseras.

Lo compensa, o por lo menos lo intenta, con una capacidad del maletero superior en 50 litros. Y también lo hace con un mejor trato a todos los ocupantes gracias a una suspensión más confortable que el A3. Resulta óptima si lo que buscas es un compacto cómodo y sin demasiadas ansias de emular a Fernando Alonso.

Eso sí, si eres joven e impulsivo y te gusta quemar adrenalina entre curvas, el Audi es tu coche. Su chasis no se descompone ante nada (ni ante nadie) y ni siquiera te pone en apuros en rápidos cambios de trayectoria. Esto no pasa con el Infiniti. Aquí esa comodidad a bordo se transforma en balanceos incómodos si se aumenta el ritmo, casi al estilo de un SUV y es que, a parte de esa amortiguación más blanda, también su centro de gravedad es más alto. Y eso que esta versión es la Sport, en teoría con la amortiguación algo más firme que la normal y con una distancia al suelo tres centímetros menor (14 por 17 de la otra versión). También la dirección es más indirecta y necesita alguna corrección si en pleno apoyo pasas por algún roto del asfalto.

La confianza que da el Audi A3, también ayudado por un control de estabilidad menos intrusivo, y el aplomo demostrado en estas circunstancias es muy superior. 

Mecánicas básicas, pero suficientes

Son motores muy sencillos, eso sí, pero muy aptos para el consumo humano: 1.6 TDI con 110 CV para el A3 y 1.5d de 109 CV para el Q30. Los dos te pueden parecer pequeños, pero no te dejes embaucar por la cantidad de caballos y olvídate de que un coche diésel no ande por debajo de los 170 CV. Hay vida por debajo de ese umbral, te lo aseguro. 

El de Infiniti procede de la alianza Nissan-Renault, pero la marca japonesa lo ha cogido de Mercedes (que también lo monta en sus modelos) y ha añadido sus ajustes a los requerimientos del Infiniti Q30.

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En marcha, lo primero que detecto es que se oye más que el del Audi. Es algo más tosco, pero la verdad es que me ha resultado agradable en su funcionamiento. Sube de vueltas con decisión a pesar de su poca cilindrada y parece más motor.  

Me ha resultado más que suficiente para realizar viajes a velocidades legales con cierto desahogo por carreteras sin dificultades. Quizá en tramos más exigentes o cuando cargues mucho el coche, eches de menos más fuerza. Pero su nivel de prestaciones es apto para una conducción sin grandes pretensiones deportivas, es decir, lo que la mayoría de conductores busca. Bueno, eso y un consumo apañado, cosa que el Infiniti consigue, ya que en condiciones reales he observado un gasto de unos 5,5 l/100 km. Una cifra bastante aceptable.

Lo malo es que tiene al lado el 1.6 TDI de Audi, un motor bien calibrado, con pocas vibraciones y sonoridad, y con un consumo todavía más ajustado. Y a eso hay que añadir más brío, que demuestra mejorando las cifras de prestaciones, eso sí, ayudado por sus 140 kilos menos de peso. 

Asociados ambos a cambios manuales de seis velocidades, resulta también más preciso en sus inserciones el del alemán, que acompaña mejor las reacciones de su motor y, sobre todo, cuenta con una posición más cómoda. La palanca del Q30 queda algo retrasada, pero que te incomode depende de tu tamaño y de tu postura de conducción. 

Como no todo en el Audi podía ser sobresaliente, su equipamiento dista mucho del que lleva el Infiniti en esta versión Sport y de lo que debería incluir un compacto premium. Pero también es verdad que es unos 5.000 euros más barato, y con eso tienes para añadir muchos gadgets.

Conclusión

¿Con la razón o con el corazón? Nuestra tabla de valoración ha inclinado la balanza del lado alemán. Y aunque el A3 Sportback es más 'razonable' y cumple bien en todos los sentidos (menos en su equipamiento de serie...), yo me compraría el Infiniti. Me ha entrado por los ojos y solo con eso ya se ha ganado mi corazón, a pesar de su mayor precio, de su poco espacio interior o de su peor dinámica de conducción. 

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