Bertone está en bancarrota oficialmente

Bertone está en bancarrota oficialmente, la última tragedia para todos los amantes del motor que ha traído la crisis mundial y que se va a llevar por delante a un histórico carrocero italiano que fue fundado en 1912, hace ya más de 100 años. A lo largo de este tiempo, de las mesas de Bertone han salido algunos de los prototipos más espectaculares de todos los tiempos como el Stratos Zero y, también, deportivos míticos como el Lamborghini Miura.

Desde la muerte en 1997 Nuccio Bertone, hijo del fundador Giovanni Bertone, Lilli Bertone había tomado las riendas de la empresa con la premisa de mantener viva al menos el corazón de la empresa, la división Stile Bertone dedicada al diseño de automóviles y que cuenta todavía con unos 300 trabajadores, la mayoría ingenieros. Desde entonces, los rumores de los problemas económicos se han alternado con los de una posible compra por parte de algún fabricante de automóviles que evitara la bancarrota de Bertone.

En 2007, Bertone se vio obligado a vender su única fábrica al grupo Fiat. Sin embargo, a comienzos de 2014, se supo que Stile Bertone había acumulado una deuda de 31 millones de euros en los últimos cinco años, incluso a pesar de haber incrementado su actividad a lo largo de este tiempo y de haber generado ventas de 14,5 millones de euros solo en 2010. Esto les llevó a situaciones tan desagradables como la subasta judicial de cinco prototipos en 2011. Durante estos últimos seis meses, en las oficinas de Bertone situadas en Turín han estado buscando un comprador para la firma, pero sin éxito, lo mismo que los sucesivos planes de negocio que han presentado ante las autoridades italianas.

Así las cosas, la bancarrota oficial de Bertone se materializó oficialmente el pasado 4 de junio, aunque la noticia ha trascendido esta misma semana a través de Wardsauto. ¿Es inevitable la disolución de Bertone? Todavía no, si apareciera un ‘blanco caballero’ procedente de la industria del automóvil que quisiera hacerse con el control de la empresa y asumir sus pérdidas, el carrocero podría salvarse. El problema es doble porque, según las leyes del estado italiano, sus acreedores pueden solicitar la liquidación de los bienes de la empresa, pero esta no puede vender su principal patrimonio: la increíble colección de concept cars y coches de todas las épocas que atesoran. Considerados patrimonio histórico de Italia, no podrán engrosar ninguna colección privada ni ser vendidos al mejor postor, sino que deberán ser expuestos en un museo, por suerte para todos los amantes del automóvil.