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Oriol Servià, en primera fila para las 500 Millas de Indianápolis del centenario

Carlos Flores

El piloto español Oriol Serviá partirá este domingo en tercera posición de la parrilla de salida en la edición número 100 de las 500 Millas de Indianápolis, la carrera más importante del automovilismo estadounidense.

"Ladies and gentlemen, start your engines!" ("¡damas y caballeros, pongan en marcha sus motores!"). Este domingo, cuando falten muy pocos minutos para las cinco de la tarde, Mary Hulman George, presidenta del Consejo de Administración del Indianapolis Motor Speedway, pronunciará está clásica frase que, desde hace décadas, es el preámbulo al comienzo de las 500 Millas de Indianápolis, autodenominada este año "carrera más importante de la Historia".

El motivo de esta rimbombante denominación: la edición de 2011 marca el centenario de la mítica prueba, que se disputó por primera vez el 30 de mayo de 1911. Ray Harroun, con un Marmon-Wasp, fue el primer ganador a la, por entonces, escalofriante media de 120,06 km/h tras cubrir las 200 vueltas (equivalentes a 804,6 km) en seis horas y 42 minutos. Bastante menos tiempo empleará el piloto que cruce la meta en primera posición esta vez: la media en 2010 fue de 260,10 km/h y el récord absoluto (del holandés Arie Luyendyk, en 1990) es de 299,30.

Esta edición número 100 será también muy especial para el automovilismo español gracias a Oriol Servià. El piloto catalán, afincado ya hace una década en los EEUU, partirá en tercera posición de la parrilla de salida en la que supone su tercera participación en las Indy 500 (fue undécimo en 2008 y abandonó en 2009). Encuadrado en el equipo Newman-Haas, Servià ya dio la primera sorpresa al clasificarse para el shootout final que decidió, el pasado fin de semana, los nueve primeros puestos de la parrilla.

Es más, durante buena parte de la sesión, suyo era el mejor registro, de 365,591 km/h (en Indianápolis, se tiene en cuenta la media de velocidad de cuatro vueltas lanzadas). Pero, en los instantes finales, fue superado por el canadiense Alex Tagliani y el neozelandés Scott Dixon (ganador en 2008). Por detrás de Oriol, se quedaron la mayoría de estrellas del firmamento de las Indycar Series: Will Power, otro neozelandés, actual líder del certamen; el último ganador y campeón en título, el escocés Dario Franchitti, y el brasileño Helio Castroneves, el más laureado de los presentes, con tres victorias.

Servià, que llevaba dos campañas casi en blanco por ausencia de patrocinadores, llegó a un acuerdo con Newman-Haas en vísperas de esta temporada, que ha comenzado con buen pie (marcha en tercera posición en el campeonato). Pero, antes de comenzar la clasificación en el brickyard, no se imaginaba un resultado de tal calibre. "Ni hace seis meses, ni un mes, ni una semana, podría haber apostado a que estaría tan cerca de la pole, en tercera posición; sabíamos que teníamos un buen coche, pero también que nos faltan los millones para ir al túnel de viento y encontrar ese extra de velocidad que necesitas, y nuestro máximo objetivo era estar entre los nueve mejores", declaró el gerundense (que corre con un casco decorado con la imagen de Salvador Dalí).

Superada la sorpresa, lo cierto es que ahora Oriol debe ser considerado como un más que posible candidato a la victoria. Con las lógicas reservas que impone una carrera tan larga, en la que los incidentes y neutralizaciones son frecuentes, y con rivales tan potentes. Pero el rendimiento de su coche (como todos los de la parrilla, un Dallara-Honda) le hace ser optimista. "Al acabar mis vueltas de calificación, sin saber siquiera que en ese momento era el más rápido, le dije al equipo que el coche había ido perfectamente, justo en el límite pero sin un solo meneo; simplemente, perfecto", asegura Servià.

El hecho de que su programa para este año se concretara tan a última hora es otro motivo de satisfacción y esperanza para el domingo. "En invierno, no sabíamos si íbamos a comenzar la temporada, y aun así el equipo no dejó de trabajar; luego llegó un patrocinador, desde entonces no hemos dejado de progresar y ahora siento que no hemos alcanzado nuestro tope y podemos hacerlo justo en el momento preciso", concluye Oriol.

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