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Prueba del Volkswagen XL1: el coche de un litro sorprende

AUTOBILD.ES ha probado Volkswagen XL1, el coche de un litro, en un recorrido de unos 30 kilómetros por los alrededores de lago Leman en Ginebra (Suiza), que ha combinado carretera, poblado y autopista, y las primeras impresiones son muy positivas.

La prueba del Volkswagen XL1, el coche de un litro, era una de las primeras tomas de contacto que más esperaba, después haber conocido todos los secretos que se esconden detrás de este coche laboratorio y que conté en AUTOBILD.ES hace unas semanas.

El Volkwagen XL1 es un vehículo extremadamente ligero (795 kg en vacío) gracias a la contundente cura de adelgazamiento a la que se ha visto sometido, la utilización de polímero reforzado con fibra de carbono en su monocasco además de otros materiales ligeros como policarbonato en la ventanas, así como un excepcional trabajo en el apartado aerodinámico. Por otro lado, combina un propulsor TDI bicilíndrico de 0,8 litros y 48 CV y un motor eléctrico de 20 kW, que sobre el papel le permite alcanzar los 160 km/h acelerar de 0 a 100 km/h en 12,7 segundos y, sobre todo, consumir menos de 0,9 litros a los 100 km (consumo oficial homologado).

La prueba del Volkswagen XL1 hoy en Ginebra suponía poder verificar todo lo anterior. Para ello he realizado un recorrido de más de 30 kilómetros (40 minutos de duración), por los alrededores del lago Leman en Ginebra, combinando trayecto por carretera secundaria, poblado y autopista. Nada más montarme en Volkswagen XL1, primera sorpresa: las dificultades que tuve hace unas semanas en Osnabrück (Alemania) para cerrar la puerta batiente no eran tales –entonces me dio la impresión de que había que incorporarse en exceso para poder alcanzar el tirador de la puerta–; abrir y cerrar la puerta resulta un juego de niños. Piso el pedal del freno, presiono el botón de arranque y solo se percibe un ligero rumor… Agarro su extremadamente pequeño volante de forma ovalada y noto la dureza de la dirección –carece de servo– pero girar no resulta pesado; el coche es muy muy ligero.

El Volkswagen XL1 es toda una atracción

Toca meterse en carretera y darle vidilla al Volkswagen XL1. El 'coche de un litro' es toda una atracción; no hay nadie que no lo mire con una cara a medio camino entre el asombro y la curiosidad. Y es que el Volkswagen XL1 es un coche 'raro', con líneas de deportivo –y aerodinámica de f1– y trasera muy muy retro. La verdad es que no deja impasible a nadie. Como tampoco me deja frío el extraño ruido que se genera una vez piso el acelerador con contundencia. En ese momento entra en funcionamiento el motor de combustión TDI y el sonido que sale no es nada agradable: parece un ciclomotor a pleno gas… Al fin y al cabo es un motor bicilíndrico. Lo curioso es que no no hay traqueteos; solo un sonido raro. Eso sí, a medida que el Volkswagen XL1 toma velocidad, el extraño sonido se va atenuando e incluso da la sensación de que el coche va muy ligero; casi deslizándose. Entre 90 y 100 km/h es la velocidad en la que el Volkswagen XL1 se mueve con absoluta soltura y sacando todo el jugo a su mecánica híbrida.

Es hora de ver qué más puede aportar el Volkswagen Xl1 y un Porsche 911 que me precede me sirve de liebre. Obviamente soy consciente de que en un duelo tengo todas las de perder, pero esto es Suiza, no Alemania, y yendo a su rebufo a unos decentes 140 km/h (radares a tutiplén) el Volkswagen XL1 va muy suelto. Y la dirección es una delicia por lo directa que es. Eso sí, la carecer de reposapiés, mi pie izquierdo parece estorbar…

Toca dejar la carretera y meterlo por poblado. Al llegar a un cruce piso el freno y con una leve presión sobre el pedal, el conjunto se frena con contundencia y surge otro sonido raro, como a lata vacía: son los frenos cerámicos. El ingeniero que me acompaña pide disculpas (?), y justifica la utilización de éstos por ser más ligeros. A mí me parecen fantásticos, y el sonido me hace pensar que estoy llevando un superdeportivo…

Al llegar a una rotonda, el giro del volante requiere un poco de esfuerzo; lo que me cuesta es hacerme a un volante que se semeja más al de un bólido de F1 que a un coche de calle. Pero no lo cito como crítica; de hecho, me gusta. El sistema de suspensiones se traga bien los baches y mi espalda no sufre apenas.

Conducción en modo eléctrico puro

Lo único que me faltaba en esta prueba del Volkswagen XL1 era circular en modo eléctrico puro. La desactivación del motor de combustión es apenas imperceptible. La conducción en modo eléctrico puro es ideal para ciudad, aunque al carecer de materiales fonoabsorbentes superfluos, el silencio de marcha no es total, pero eso importa poco cuando reviso el display del ordenador de viaje y descubro que después de más de 30 km de recorrido el Volkswagen XL1 solo ha consumido 1,9 litros de media. ¡Asombroso!

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