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Prueba del Toyota GT86 2016: una leyenda que no cesa

Aquí tienes la prueba del Toyota GT86 2016, Y es que, a pesar de que lleva ya unos años en el mercado, continúa plenamente vigente.

Esta es la prueba del Toyota GT86 2016, un deportivo que lleva en España desde 2012 y que todavía no ha perdido un ápice de su encanto, basado en su motor atmosférico, tracción trasera y un precio bastante asequible.

La nostalgia comienza al entrar en un habitáculo que parece darte la bienvenida a los años 90 y donde el único elemento moderno que encuentras es el navegador, aunque por él debas desembolsar 800 euros. En el interior del Toyota GT86 domina el reino espartano de los coches deportivos de aquella época, así que me olvido de esa necesidad de tocar las superficies esponjosas y nuevas de un coche recién estrenado.

El Toyota resulta directo y salvaje desde que accedes a él. Con sus 4,24 metros de largo y su anchura de 1,78 metros viste las hechuras de un auténtico deportivo. No hay nada más que verlo. Sigue llamando la atención a su paso y eso solo significa una cosa: su carrocería continúa vigente.

Además, como buen 2+2, cuenta con unas plazas traseras que, aunque bastante pequeñas incluso para niños, tienen la posibilidad de plegarse y aprovechar el hueco para ampliar la ubicación del equipaje. Y eso que su maletero es bastante digno para un coche de este tipo, con 250 litros de capacidad.  

Pero, evidentemente, no creo que estés leyendo esto porque necesites meter las maletas de tu mujer y tus dos hijos. No digo que no los tengas, pero seguramente no estés pensando en que te acompañen cuando salgas a dar una vuelta y disfrutar de este Toyota.

Una de las cosas que más me han gustado el Toyota GT86 son los asientos delanteros. Sujetan lateralmente como pocos en el mercado, gracias a unos resaltes duros y cerrados a la altura de los hombros, que recuerdan, y mucho, a los bacquets de competición. Además, en este coche, donde las curvas deberían ser el pan suyo del día a día, las aceleraciones laterales serán importantes y estos asientos cumplen su cometido perfectamente. La única pega es que el tapizado que ves en las fotos, mixto de cuero y Alcantara, es un extra que cuesta nada menos que 1.500 euros. Bueno, y hay otra: que si se abaten para pasar detrás, al volverlos a poner en su posición original... hay que regularlos de nuevo.

El motor bóxer de cuatro cilindros, desarrollado conjuntamente con Subaru, ruge como un gatito al arrancar, pero se transforma en un león al subir las revoluciones. A mis oídos llega una verdadera música celestial cuando gira alto de vueltas. El diámetro de sus cilindros mide exactamente 86 milímetros (de ahí su nombre) y promete unas prestaciones de infarto. Otra cosa es que las cumpla... porque su flojo par de 205 Nm te obliga a subirlo siempre al rango de las 6.400 rpm. Eso sí, llegados a este punto, la sonrisa aparecerá en tu cara y el diodo rojo en el salpicadero también... para avisarte de que toca cambiar. Por cierto, con un cambio manual de seis velocidades duro y algo tosco, pero bastante preciso.

La falta de turbo en el motor del GT86 tiene el regusto de lo auténtico, de lo no adulterado... pero este tipo de motores, para que anden de verdad, necesitan mucha cilindrada y muchos caballos y, en este caso, ni una cosa ni otra, por lo que si quieres sensaciones tendrás que llevarlo bastante alto de vueltas.

Toyota-GT86-frontal-pequena

Con el ESP activado, si aprietas con ganas el acelerador antes de tiempo o con el suelo mojado, notarás un suave movimiento del eje trasero. Eso sí, su electrónica actúa con suficiente diligencia como para evitar que la situación se complique en exceso.

En el modo VSC Sport que activas a través del botón que está junto al cambio, echa las amarras cuando hace falta, pero su tolerancia se amplía. Su zaga derrapa más de la cuenta y la adrenalina te pega tal subidón que te hace sentir capaz de enfrentarte al mismísimo Ken Block. A esto ayuda un volante con una rapidez inusual para realizar cambios de dirección a la más mínima insinuación de tus manos.

La baja resistencia aerodinámica (Cx de 0,27) del Toyota GT86 y un peso contenido no ha afectado positivamente al consumo. El que he medido en esta prueba rondó los 8,0 l/100 km, un valor que no está mal, pero que, hoy en día, tampoco es para tirar cohetes. Esto es lo que gastan coches mucho más potentes y grandes... claro que, seguramente, tampoco te transmitan estas sensaciones de kart grande.

En nuestro comparador de seguros hemos calculado lo que costaría asegurar un Toyota GT86. Para calcular el precio, tomamos como referencia un hombre de 40 años, casado, con 10 de antigüedad de carné y sin siniestros, que vive en Madrid, utiliza el coche a diario, aparca en un garaje colectivo y recorre hasta 20 000 kilómetros al año. Con estos datos, el seguro a todo riesgo más asequible lo ofrece Mapfre, por 695 euros.

Este coste podría ser menor si optas por una póliza a todo riesgo con franquicia. En este caso, la más barata sería la de Pelayo. Cuesta 396 euros con franquicia de 300 euros.

Conclusión

Sensaciones difíciles
 de igualar

No hay muchos coches en el mercado que te transmitan las sensaciones del Toyota GT86. Es cierto que su motor es algo soso para el concepto general del coche, pero si lo llevas alto de vueltas le sacarás mucho más rendimiento y, sobre todo, mayor diversión.

Eso sí, cuidado con pasarte, ya que su tracción trasera solo es apta para manos mínimamente expertas. Si ya tienes años de conducción, te podrás divertir con él, si no... ve poco a poco. Aun así, el disfrute esta garantizado y eso hace que la leyenda del GT86 continúe...

Aunque, si este espectacular Toyota sigue sin convencerte, también puedes acudir a nuestro recomendador

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Aquí tienes la prueba del Toyota GT86 2016, Y es que, a pesar de que lleva ya unos años en el mercado, continúa plenamente vigente.

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