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Test de remolque: Volkswagen Tiguan 2.0 TDI DSG

Está claro: el motor no es lo único que hace que un coche ahorre más. El Volkswagen Tiguan 2.0 TDI DSG mantiene intacto sus 140 CV, pero el DSG más potente y espontáneo consigue demostrar que un cambio automático es mucho más útil de lo que nunca hubieras podido imaginar.

Cuando Volkswagen presentó su Tiguan, el cambio de marcha automático de doble embrague se había descubierto hacía ya mucho tiempo... De hecho, había unos pocos modelos de la marca que salían de sus factorías con este tipo de transmisión incorporada. En el Tiguan, en cambio, se apostó por volver a la vieja caja automática con convertidor, ya que en los SUV da un rendimiento más alto tanto en el campo como con un remolque a cuestas. Al contrario que los cambios automáticos con convertidor, que no tienen rozamiento y por tanto no se desgastan al arrancar, la transmisión de doble embrague funciona por rozamiento tanto al arrancar como al cambiar de marcha. Su ventaja frente a las transmisiones manuales es que le proporciona una protección extra, ya que el arranque está controlado por el sistema electrónico y ni el más torpe puede estropearla.

Con el DSG, hay que pisar el acelerador a fondo: al igual que en situaciones complicadas, un arranque cuidadoso no sirve de nada. Si algo caracteriza al Volkswagen Tiguan DSG es que no reacciona inmediatamente a los pisotones que el conductor le pegue al acelerador. Y es que, hoy en día, el pedal del acelerador no está directamente conectado con el motor y su capacidad de intervención es relativa: el ordenador central es el que decide cuánto combustible hay que inyectarle al motor. Tampoco te puedes olvidar del estado de inserción en el que se encuentra el embrague de arranque del DSG, ya que mientras está en fase de roce, acelera con toda la tranquilidad del mundo...Eso te asegura que el motor nunca va a ponerse a rugir como una fiera. Eso sí, en cuanto los sensores notan que no se avanza nada, empieza a darle caña. Uff, ahora que lo pienso, todo esto es un lío. Quédate con esto, que es lo importante: en cuanto le pones un remolque tras la zaga, todas estas particularidades del DSG de Volkswagen van a pasar desapercibidas, ya que todo va más lento.

A la hora de la verdad, el comportamiento del Tiguan DSG es muy convincente, ya que nunca fuerza la maquinaria y siempre está listo para la acción: lo intento arrancar varias veces en una cuesta con más de un 15% de pendiente y no me deja tirado en ninguna ocasión. Y es que la marca le ha puesto al Tiguan una potente versión del DSG, la misma que utiliza para los vehículos de transporte, y no la variante menor que llevan el Golf y compañía.

En comparación con los cambios automáticos con convertidor, la eficacia y las siete velocidades del DSG han mejorado muchísimo el comportamiento del Volkswagen Tiguan: se pone a 60 km/h un 13% antes, y de 60 a 80 km/h lo hace un 14% más rápido... a pesar de que las prestaciones del motor no han cambiado nada. En el terreno del consumo, los avances también han sido asombrosos: el viejo Tiguan de cambio automático ocupaba el puesto 47 en nuestra lista de los mejores vehículos remolcadores. El DSG ha llegado para batir récords: consume 3,27 litros menos cada 100 km, lo que supone un ahorro del 21%. El milagro ha sido posible gracias a la eliminación del convertidor y a que se han mejorado muchísimo los rozamientos de la caja de cambios. En el olvido quedan las reducciones innecesarias de marcha o eso de remolonear sin necesidad en las marchas más bajas: el DSG emplea los 320 Nm del cuatro cilindros con la misma habilidad que el conductor más experto.

El resto de sus virtudes remolcadoras no se han quedado por el camino: el enganche del remolque funciona a las mil maravillas y se sigue accionando con un botón; y la cámara trasera es igual de práctica que siempre a la hora de acoplar el remolque. Su comportamiento es tan estable y ejemplar que la función de estabilización de remolque del ESP sólo tiene que intervenir en contadísimas ocasiones.

El coche de prueba viene acompañado de un confort de amortiguación realmente inusual: si pones la amortiguación y el ajuste de dirección DCC (que salen por 965 euros extra) en modo Comfort, el Volkswagen rueda con suavidad y gira con facilidad sin que eso afecte ni a la estabilidad ni a su exactitud en la trazada. La escasa longitud del voladizo de su zaga impide que las molestas juntas de la carretera y los baches pronunciados hagan palanca con el remolque.

Conclusión: Los más escépticos pueden estar tranquilos, especialmente si usan el remolque habitualmente, ya que no hay nada en contra para elegir un cambio de marchas automático en vez de uno con convertidor. Sobre todo, si funciona tan bien como el del Volkswagen Tiguan. El DSG tiene una eficacia tal que no echarás de menos las viejas cajas automáticas con convertidor de par. ¡Viva el cambio de doble embrague!

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