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Ruta 4x4 por Botsuana: naturaleza y paisajes salvajes

Botsuana es un gran desconocido para la mayoría del público, por lo menos antes de saber que fue allí donde se rompió la cadera el Rey. Sin embargo, este país africano ofrece una naturaleza salvaje y paisajes tan impresionantes como los de las Cataratas Victoria. AUTOBILD.ES ha realizado una ruta 4x4 para mostrarte los encantos de este sorprendente lugar.

Botsuana ha sido todo un descubrimiento, una magnífica sorpresa -y no lo digo por la rotura de cadera del Rey-. Es cierto que este país que limita al sur con Sudáfrica, al oeste y al norte con Namibia, al norte en un solo punto con Zambia y al este con Zimbaue, no está al mismo nivel que Sudáfrica, pero se trata de uno de los estados más estables de todo el Continente Africano, lo cual es todo un logro.

Atardecer en Botsuana

Además, Botsuana es un país muy seguro –el único punto de inseguridad es conducir por las noches, por la falta de iluminación y por la circunstancia de que puedes encontrarte con animales sueltos o personas caminando por los arcenes–, donde el turista es recibido con los brazos abiertos y sin miradas desafiantes a los de raza blanca, pues, a diferencia de Sudáfrica o Namibia, en Botsuana no hubo Apartheid, a pesar de que también fue colonia británica y de que los boers holandeses junto con los colonos británicos también arramplaron con todo aquello que encontraron a sus paso...

Pero lo más llamativo de Botsuana es que, además, es un país económicamente emergente, gracias en gran medida a que se ha convertido en el principal productor mundial de diamantes, que son la primera fuente de ingresos del país. Y curiosamente, a diferencia de muchas otras naciones de su entorno, los ingresos extraordinario obtenidos por las gemas se reinvierten en el propio país –y no en los bolsillos de los políticos–, mayormente en educación, sanidad –los antirretrovirales contra el VIH se expenden gratuitamente– e infraestructuras.

En cualquier caso, Botsuana no es Europa, y son muchas las precauciones que hay que tomar para tener un feliz regreso a casa, y no solo en lo que a enfermedades se refiere, sino, sobre todo, porque si pretendes hacer un safari, has de tener en cuenta que en Botsuana los campamentos son abiertos y en cualquier momento una hiena, un león, un elefante o un hipopótamo puede darte un susto –incluso de muerte–.



Si todo lo anterior lejos de echarte atrás te ha incrementado la curiosidad por Botsuana, quédate con estos dos detalles: en primer lugar, jamás había visto una luz como allí, con amaneceres rojos y atardeceres que te hacen sentir insignificantemente pequeño frente al poder de la Madre Tierra; y segundo y no por ello menos importante, el delta del río Okavango es una de las más fabulosas maravillas naturales que existen, un paradigma de cómo el agua es capaz de transformar un terreno yermo en un vergel.     

Rio Okavango en Botsuana

ETAPA 1-4: Martins Drift  >>  Kubu I. >>  Xnai

Toyota Hilux en Botsuana

Se supone que esta primera etapa de la ruta por Botsuana, de unos 300 kilómetros, no entrañaba mayor complicación: salir de JohannesburgoSudáfrica-, tomar la autovía hasta Mokopane, donde enlazaríamos con la carretera nacional hasta cruzar la frontera. La cuestión es que en la autovía de peaje no había ninguna señalización concreta que indicara el camino hacia la carretera de Botsuana. Nos pasamos la salida, por lo que seguimos hacia el norte a tomar una vía alternativa. Al final no nos quedó más remedio que desandar el camino, y aun así, cuando por fin llegamos a la ciudad de la que partía la carretera hacia Botsuana nos volvimos a perder, porque no hay señal ninguna que indique la vía a tomar. Y cuando por fin la encontramos, nos llevamos un susto en un semáforo (robot, se los denomina en Sudáfrica): nos abrieron la puerta del Toyota Hilux con malas intenciones. Por suerte pudimos reaccionar rápidamente y salir de ahí pitando.

Se nos hizo de noche, pero al menos ya estábamos en la ruta hacia Botsuana. Sobre las 21.00 horas, cruzamos la frontera. Martins Drift, el jefe de agentes de aduanas, al más puro estilo Gestapo con gabardina negra, nos deleitó con una perla: "Ahora me pertenecéis". Ni que decir tiene, que nuestra sonrisa fue nuestra respuesta. Tras los trámites burocráticos por fin pudimos descansar en un campamento junto a la frontera. Al día siguiente lo primero que hicimos fue ir a cambiar dinero a un banco. Aquello fue una auténtica aventura, pues nuestra intención era cambiar 1.000 euros en pulas,la moneda de Botswana, y aquello es un dineral para Botsuana y habría que haberlo declarado en la aduana. Tras dos horas pudimos conseguir las pulas y hacer la compra.

Kubu Islands

Nuestra primera parada, ya por pista offroad y tras atravesar un pan (lago de sal), fue Kubu Island (la isla de los hipopótamos), una isla plagada de baobabs. Allí pasamos la primera noche, llenamos el estómago con una barbacoa (braai, en afrikaans) y disfrutamos de la soledad del desierto... acompañados de millones de estrellas.

Al día siguiente, visitamos varios baobabs famosos retratados por los primeros exploradores. Para reponer fuerzas paramos en el complejo Baobab Planet donde comimos de maravilla. Y por la tarde nos adentramos en la Reserva Xnai. Salvo elefantes, unos zorrillos y unos pájaros secretario no avistamos nada interesante. Pero sí vimos el atardecer más bonito del mundo, mientras unos elefantes se refrescaban en una charca.


ETAPA 5-7: Xnai  >>Maún  >>  Third Bridge

Rio Okavango en Botsuana al atardecer

Por la mañana, antes de adentrarnos en el delta del río Okavango, decidimos sobrevolarlo en avioneta. Para ello contratamos un vuelo en Maún. El delta del río Okavango está situado en lo profundo del desierto Kalahari. En forma de abanico, el delta se alimenta del río Okavango –que no desemboca en el mar–, el tercero en tamaño del sur de África, y  que se fue creando gradualmente durante milenios, con millones de toneladas de arena arrastradas por el río desde Angola. Esas aguas caudalosas, han permitido convertir una zona árida como el Kalahari en un auténtico vergel, con vegetación exuberante y miles de lagos y afluentes, lo que atrae a multitud de especies animales, entre otras a hipopótamos, elefantes, jirafas, leones, cebras, búfalos, leones y todo tipo de aves.

Tras la descarga de endorfinas por la experiencia aérea, cogimos el Hilux y nos adentramos en la reserva natural del delta. Una vez superada la puerta de entrada, se acababa el asfalto y comenzaba la arena. Para ello, bajamos primero la presión de los neumáticos hasta 2,0 bares (presión normal 2,4 bares), como nos recomendaron/exigieron en la empresa de alquiler. A pesar de ir circulando con la reductora en L4, el desinflado llevado a cabo fue insuficiente, y al cabo de una decena de kilómetros, en pleno tramo de deep sand (arena profunda) el Hilux se enganchó, y de qué manera. Lo terrible del caso es que al estar en la reserva, dos personas, como mínimo tenían que bajarse a vigilar que no se acercara ningún animal con malignas intenciones, mientras otros dos, ayudados con el high lift, subíamos el coche, rueda a rueda. Afortunadamente, apareció un Jeep conducido por un sudafricano, quien nos sacó de las arenas con su cabestrante, y nos aconsejó que bajáramos más la presión, como deberíamos haber hecho desde un principio, hasta 1,6 bares.

Toyota Hilux en arena de Botsuana

La llegada a Third Bridge siguió siendo complicada: se estaba haciendo de noche (muy peligroso) y la arena era cada vez más profunda: tardamos más de una hora en hacer 10 kilómetros. Además, tuvimos que tomar el camino más largo, porque debido a las copiosas lluvias estaba todo inundado.Y cuando por fin llegamos al campamento (abierto, por lo que los animales pueden entrar hasta la misma cocina), ya de noche, surgió la tensión mientras abríamos las tiendas: de un lado llegaba el rugido de un león, de otro, los llantos de las hienas y de fondo un hipopótamo, uno de los animales más fieros que existen.

Los dos días que pasamos no fueron muy fructíferos en cuanto avistamientos (la crecida de las aguas ahuyentó a los felinos) y para colmo pinchamos antes de  salir de la reserva.

Etapa 8-10: Third Bridge >>Savuti >>  Ihaha

cARRETER

Independientemente de nuestra frustración por no haber podido avistar felinos en Third Bridge, que era nuestro principal objetivo, además de habernos llevado la triste sorpresa de pinchar al salir de una curva cerrada con un tronco semienterrado, estábamos más que motivados en proseguir el safari, esta vez en la reserva de Savuti. En principio, y tras pasar por una pista de unos 40 kilómetros, llegar –otros 30 km– hasta el campamento se nos presentaba una tarea más o menos fácil. Total, eran las 16.00 horas, por lo que presumíamos de que llegaríamos con tiempo suficiente para montar nuestro chiringuito.

Sin embargo, esos 30 kilómetros fueron infernales. No solo por la arena profunda, sino sobre todo, por las interminables bañeras y baches que nos fuimos encontrando. La verdad, el Hilux parecía una cafetera oxidada, de la que surgían todo tipo de grillitos, y el pasaje, sobre todo los de la fila de atrás, se movía más que los precios. Aquello parecía un terremoto sobre ruedas. En mi vida había terminado tan reventado al volante para cubrir una distancia de tan solo 30 kilómetros. Es una vergüenza que la carretera de acceso al campamento esté en esas condiciones, máxime cuando se pagan 25 dólares diarios por persona simplemente por permitirte acampar en una explanada y dejar ducharte en unos servicios comunes. ¡Menudo negocio!

Y para colmo, a diferencia de Third Bridge y su entorno, Savuti es un secarral. Hasta las charcas están secas. Y solo vimos elefantes y más elefantes, tantos, que hubo un momento en que dejaron de tener interés. Pero lo peor de todo fue que al haber tantas rutas con arena profunda, pasó lo que pasó: tres enganchones en la arena. De dos salimos por nuestros propios medios no sin antes sudar la gota gorda y terminar agotados bajo un infernal calor (¡38o, en invierno!). De la tercera nos tuvo que sacar un sudafricano con un Toyota Land Cruiser con cabrestante.

Aquello resultaba frustrante y, al mismo tiempo, nos sugestionaba, pues íbamos con la tensión de que en cualquier momento nos volveríamos a quedar enganchados. Una de las tardes, ante la ausencia total de avistamientos, optamos por ir a unas cuevas a contemplar pinturas rupestres realizadas por bosquimanos. Por la noche, los mismos ruidos sospechosos, pero al calor de una buena hoguera y después una sabrosa braai, todo se ve de otra manera.

Rio Chobe, Botsuana

De Savuti nos desplazamos a la reserva de Ihaha, frente a la frontera con Namibia y a orillas de uno de los afluentes del caudaloso río Chobe. Aquello fue un cambio a mucho mejor, no sólo por el paisaje –el agua es fuente de riqueza en todos los sentidos–, sino porque, a pesar de los insoportables monos babuinos, que roban comida y molestan a los humanos, nuestro último día fue providencial: nos dirigíamos a la salida, cuando vimos unos coches parados. Efectivamente, había tema: un grupo de leones se estaba zampando a una cebra, mientras en el cielo y en la tierra más de 30 buitres esperaban su turno para comer las sobras. El ciclo de la vida...

Etapa 11-12: Ihaha  >> Kasane  >>Cataratas Victoria

Cataratas Victoria

Con el buen sabor de boca que nos habían dejado las últimas horas que pasamos en Ihaha, recalamos en Kasane, una ciudad situada en el norte de Botsuana y a escasos kilómetros con Zimbaue. En Kasane pasamos el primer día en un hotelito a orillas del río Chobe.

Fue en ese hotel, el Walter Lilly, donde alquilamos una lancha –con piloto, claro– para que nos hiciera un recorrido turístico por el río Chobe. Fue fantástico, simplemente inolvidable. En el río Chobe pudimos contemplar todo tipo de aves –a mí me fascinó el martín pescador y su increíble capacidad de atrapar peces–, hipopótamos, búfalos y, sobre todo, cocodrilos.

Pero el momento culmen del recorrido por el río fue cercano a la puesta de sol. En un punto en concreto de una de las orillas, se empezaron a juntar un buen número de elefantes, con muchas crías. Se colocaron en fila, unidas las trompas con los rabos, y la elefanta matriarca del grupo comenzó a dirigir el grupo hasta una de las islas que hay en medio del río. Fue alucinante verlos cruzar, en fila india, como unos niños en el colegio... Esta operación la hacen todos los días a la misma hora: por la mañana de la isla a tierra firme, para alimentarse; luego, a la misma hora siempre por la tarde se vuelven a juntar para volver a la isla para descansar.

Elefantes rio Chobe

Para rematar tan bella estampa, el piloto de la lancha nos condujo hasta un lugar del río Chobe donde se puede contemplar la más bonita de las puestas de sol (imagen que hay sobre estas líneas). Allí, en medio de esas aguas llenas de vida, sin ruidos que perturbaran la intensidad del momento, fue como estar en otra esfera.

Al día siguiente cruzamos la frontera a Zimbaue, con el fin de visitar las espectaculares cataratas Victoria, descubiertas por el famoso explorador escocés David Livingstone. No es nada recomendable utilizar el coche propio para ir a Zimbaue, pues allí la corrupción es deporte nacional. No sólo te sablean en la aduana con un visado que cuesta 30 dólares, sino que, además, si vas con tu coche y no con una agencia de viajes –que ya paga su mordida todos los días– encontrarán cualquier excusa para sacarte el dinero. En cualquier caso, vale la pena pagar esos 30 dólares por ver las cataratas y la fuerza de la Madre Tierra. Cerca de las cataratas hay un mercadillo donde se pueden intercambiar camisetas por artesanía local. 

Consejos sobre Conducción en Botswana

Toyota Hilux y baobab en Botsuana

En Botsuana hay que tener cuidado al conducir. El día que regresábamos a Sudáfrica, salí de Kasane y tomé la carretera que nos llevaría a la frontera. Subía una pronunciada cuesta con el Hilux y sus más de dos toneladas a unos 60 km/h tras haber salido de un poblado: no llevaba ni 200 metros ascendiendo cuando me paró un policía porque afirmaba que, según su pistolita de radar, circulaba a 83 km/h en una vía de 60. No había señal ni prueba ninguna, pero eso no fue óbice para que me quisiera cascar una multa de 560 pulas (unos 56 euros; en Sudáfrica la multa máxima son 30 euros, con un nivel de vida casi el doble al de Botsuana). Por más que le insistí que era imposible, me llevó a un apartado donde estaba su colega para rellenar la multa. Cuando me pidió el Permiso Internacional dijo que no era válido, lo que me hizo cometer un gran error: perdí los nervios y di un golpe en el capó. Entonces, el 'poli' me amenazó: "Lamentará su comportamiento". Al final, tras pedir mil y una disculpas y estar dispuesto a pagar la multa, me la retiró. Consejo: no hagas como yo y mantén la calma.

Con la casa a cuestas: Pick-up camper preparada

Toyota Hilux camper car

Para poder 'sobrevivir' 14 días a la intemperie de Botsuana, la opción ideal es alquilar una Camper, un 'pick-up' (en este caso un Toyota Hilux) preparado para llevar la casa a cuestas: dos tiendas de campaña ancladas en el techo del 'pick-up' y con una plancha de madera que hace las veces de suelo, dos depósitos de combustible (en las reservas de Botsuana no hay gasolineras), un compresor para inflar las ruedas (dos de repuesto), cocina portátil, parrilla para las barbacoas (braai, en afrikaans), una nevera, mesa, sillas y un sinfín de elementos más, como el 'high-lift', para elevar el vehículo en el caso de quedarse enganchado en la arena profunda. Por nuestra parte llevábamos varias linternas y frontales (indispensables para poder ver en cuanto anochece), repelente de mosquitos, ropa de abrigo para las frías noches. Un consejo: evita la agencia de alquiler sudafricana Britz; tuvimos una mala experiencia 

Consejos Antes de ir...

Permiso internacional para conducir

Si pretendes conducir, lo primero es acudir a la Jefatura de Tráfico de tu provincia para que te expidan el Permiso Internacional. En este sentido ten en cuenta que en Botsuana se conduce por la izquierda. No hay nada como la prevención, por lo que es recomendable vacunarse de fiebre amarilla (sobre todo si vas a cruzar a Zimbaue para ver las Cataratas Victoria es posible que te exijan el Certificado de Vacunación) y la hepatitis A, además de la profilaxis contra la malaria. No se pueden encontrar pulas  (moneda de Botsuana) en Europa, por lo que lo mejor es cambiar en el propio país. Eso sí, si llevas más de 1.000 euros encima has de declararlos, para evitar trabas en el banco como nos ocurrió a nosotros. Para no perderse por las pistas offroad de las reservas de Botsuana, la mejor inversión son los mapas GPS de Tracks4Africa.

Aquí tienes el vídeo de la ruta 4x4 por Botsuana:

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