El Rolls-Royce Wraith de Jon Olsson es una locura de 810 CV
Jon Olsson puede que sea un esquiador de primer nivel, pero por estos lares le conocemos porque es un aficionado al motor y por los increíbles coches que se compra, y a los que después somete a espectaculares preparaciones. Por su garaje ya han pasado modelos de la talla de un Audi RS6 Avant DTM (que acabó quemado), un Lamborghini Murciélago (se estampó contra un poste) y un Lamborghini Huracán, todo ellos con su correspondiente puesta a punto. Su última elección es quizá más pintoresca, un Rolls-Royce Wraith.
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No porque no se aun gran coche, si no porque se trata de un sedán largo, pesado y señorial, algo que choca con la atareada vida off-road que Olsson da a sus vehículos. Pensado en adecuarlo a sus futuras tareas, tras comprarlo hace seis meses lo mandó directamente a Absolut Motors, un preparador con el que ya ha colaborado varias veces. El cambio es radical y queda claro desde el primer vistazo al ya característico estampado de camuflaje de invierno para la carrocería, al que se suman dos luces auxiliares dentro de la parrilla, otras cuatro en el techo, llantas específicas de 24 pulgadas, ventanas tintadas y una baca con capacidad para transportar tablas, esquís o lo que haga falta.
Si por fuera llama la atención, lo que han hecho bajo el capó no se queda atrás: se mantiene el motor original, un bloque 6.6 V12 turbo, pero potenciado hasta los 810 CV y los 1.138 de par, un aumento considerable respecto a los 642 CV y los 820 Nm de serie. Gracias a ello ahora acelera de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos. También se ha instalado un escape específico que mejora el sonido, pero seguramente las modificaciones no se queden aquí, ya que el esquiador afirma que los Rolls-Royce no tiene buenos neumáticos específicos para la nieve y que es algo que tiene que cambiar.
Fuente: Carscoops.
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