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Prueba BMW M2. ¿Rival del M3? Rodamos con él en Nürburgring

prueba BMW M2
El último en llegar a la familia M es un deportivo con todas las palabras, que se revela como una máquina de conducción pura para pulverizar el crono en circuito, tanto, que puede poner en aprietos a su hermano mayor. Lo demostramos al volante, en dos circuitos muy exigentes: en Laguna Seca y en Infierno Verde de Nürburgring.

Compacto, ancho y potente. Esta es la prueba del BMW M2. ¿El rival del BMW M3? Vamos a comprobarlo al volante, pero ya te adelantamos que este pequeño coupé tiene virtudes de sobra para plantar cara a su hermano mayor. Es M concentrado, M en estado puro.

No en vano, el BMW M2 toma algunos elementos del M4, y un motor de tres litros con seis cilindros en línea turboalimentado, que llega a los 370 CV. Lo hemos probado por circuito y carretera, para ver de lo que es capaz.

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Antes de montarme en él, lo contemplo aparcado en los boxes del circuito de Laguna Seca, en Estados Unidos, a donde hemos venido para exprimirlo. Bajo las aletas del M2 se esconden los ejes de los M3 y M4. También hereda de su hermano mayor el sistema de frenos. Por potencia, está entre un M235i (326 CV) y un M4 (431 CV). Gracias al empuje del turbo, alcanza un par motor descomunal de 465 Nm entre 1.400 y 5.560 vueltas, que sube hasta los 500 Nm con la función overboost. Para que te hagas una idea: el M3 de la generación E90, que montaba un V8, rendía un par de 400 Nm.

Pero dejémonos de fríos datos y pasemos a la acción. Aprieto el botón de encendido y salgo zumbando de boxes. Piso a fondo. El empuje de su par motor es abrumador. Da igual en qué sitio se encuentre la aguja del cuentavueltas: siempre hay fuerza de sobra bajo el pedal del acelerador, y gira hasta las 7.000 revoluciones. Ya después de unas pocas curvas mi confianza es total: es sorprendente la facilidad con la que el nuevo BMW M2 se deja insertar en los giros. Aunque su peso de 1.570 kilos no es especialmente contenido, la respuesta es increíblemente ágil. Y es que hay que recordar que su hermano mayor, el M4, solo pesa 20 kilos más.

El diferencial electrónico se bloquea hasta el 100%, proporcionando un elevadísimo grip mecánico a la salida de las curvas. El ESP, en modo Sport +, tienen una acción retardada que permite deslizar brevemente la zaga, siempre de forma muy controlada. Y es que, incluso llevándolo al límite, el BMW M2 de esta prueba es de reacciones predecibles y nunca pierde la compostura. El cambio de doble embrague de siete velocidades tiene una respuesta intachable: inserta muy rápido, fluido y sin tirones.

La aceleración de 0 a 100 km/h, con el cambio manual de serie, la hace en 4,5 segundos; con el automático secuencial DKG de mi unidad de pruebas, en 4,3. Al reducir, hace el punta tacón de forma automática, logrando así que no se pierda un ápice de la potencia entregada. La dirección ultraprecisa redondea el conjunto: donde pongo el ojo, pongo el coche, una y otra vez en cada curva, que resuelve con sorprendente soltura. Y en carretera, con tramos de asfalto irregular, filtra los baches con eficacia: es un coche de tarado indiscutiblemente duro, pero no castiga tus riñones en exceso. O, lo que es lo mismo: es perfectamente apto para un uso diario.

Los rivales del BMW M2 Coupé

Prueba del nuevo BMW M2 Coupé (por Kike Ruiz)

Después de leer la prueba de mis compañeros en Laguna Seca, estaba ansioso por conducir el nuevo BMW M2 Coupé por nuestras carreteras, las que se va a encontrar el futuro y privilegiado comprador del M2 2016. La cita es en el circuito del Jarama pero, esta vez y a diferencia de la primera prueba, no va a ver una toma de contacto en pista sino que toda la ruta va a discurrir por carreteras reviradas de montaña donde poder disfrutar del absoluto dinamismo desde coche.

Después de una pequeña charla en la que me cuentan todos los elementos que ha heredado del BMW M3 y M4, y los ajustes de ejes y bastidaor a los que ha sido sometido en el circuito de Nürburgring nos lanzamos a la carretera. Durante los primeros kilómetros por autovía, uno ya se da cuenta de todo el potencial que esconde este coche. Da igual en la marcha vayas o donde esté la aguja de cuantasvueltas, es hundir el pie derecho en el acelerador y el BMW M2 hace que tu espalda se aplaste contra respaldo del asiento como si fuera un imán. La sensación es absolutamente adictiva. Los 500 Nm de par se abalanzan sobre el eje trasero, el sonido llena con toda sun intensidad el habitáculo y, con una sonrisa de oreja a oreja, te aferras al volante porque todo empieza a pasar demasiado deprisa.

La eficacia y facilidad con la que ganas velocidad es apabullante. BMW ha vuelto a colocar el listón muy alto en el segmento de los compactos de altas prestaciones. Y lo mejor viene ahora, porque la carretera se va a retorcer de lo lindo para poner en aprietos la dinámica del nuevo M2. Paso a modo manual la palanca de cambios de la transmisión automática de siete velocidades (cuesta 4.800 euros extra) y activo el modo Sport Plus para sacarle la quintaesencia a un chasis que lee perfectamente el asfalto por el que pisa. Pie a tabla. El eje delantero obedece con precisión cada movimiento del volante e inscribe al M2 en cada giro con una gran eficacia. No hay subviraje a no ser que hagas las cosas rematadamente mal. E incluso los excesos te los perdona, ya que además de deportivo, este M2 se mostrando muy noble en sus reacciones, muy progresivo y eso hace que vayas ganando confianza con el paso de los kilómetros. 

También porque monta un sistema de frenos muy bien dosificables con discos en el eje delantero de nada más y nada menos que 380 mm, lo que ofrece un poder de frenada muy alto y un gran margen. Si a la salida de las curvas quieres jugar con la zaga, la electrónica te permite hacer pequeñas derrapadas muy controladas, siempre a golpe de gas y de una forma muy divertida. Otra cosa es que quieras quitar totalmente los controles y desafiar a tus propias manos apra contener la furia de un coche que ha bajado de los 08:00 minutos en el trazado de Nürburgring. Solo te recomiendo que hagas eso en un circuito, uno de los escenarios donde el BMW M2 Coupé se siente como en casa.

Después de tener el pulso disparado y la adrenalina por las nubes, toca bajar el ritmo para dare cuenta de que este M2 va bien equipado. A los asientos deportivos M, se une el volante M forrado de piel, un reposapié M para el conductor, una superficie acolchada para la rodilla del conductor, molduras e instrumentos de diseño M específico.

Además, para el mercado español se incluyen de serie los asientos delanteros calefactables, retrovisor interior con función anti-deslumbramiento, asistente de luz de carretera, llamada de emergencia inteligente y extensión del tercer año de garantía o 100.000 km. Y en la lista de opciones, numerosos elementos para hacer que la experiencia de conducción de este deportido sea todavía más gratificante.

El nuevo BMW M2 Coupé no solamente es el sucesor directo del BMW Serie 1M Coupé, sino que, por su planteamiento, también es, varias generaciones después, un descendiente del primer BMW M3 de la serie E30, así como del BMW 2002 turbo. Este modelo causó sensación hace más de 40 años, y ya en su época cumplió los criterios que en la actualidad aplica BMW M en relación con dinamismo y la deportividad.

Por 62.900 euros ya puedes pedir un BMW ///M en tamaño compacto. Nunca antes un M había sido tan divertido y a la vez tan accesible para el bolsillo.

Prueba del BMW M2 a fondo en el Infierno Verde de Nürburgring (por Kike Ruiz)

No te exagero si te digo que estuve durante más de quince días mirando las predicciones del tiempo en Nürburgring. Exactamente desde que me llegó la invitación de BMW para probar el BMW M2 en el Infierno Verde. A mi disposición, los 370 CV de potencia de, para mí, el mejor ///M de la historia. 

Mi obsesión por la meteorología en este circuito de 21 kilómetros y más de 70 curvas no es baladí. Hay asfaltos diferentes, baches muy pronunciados en las zonas más delicadas y unos guardarrailes que 'viven' a un metro y medio de la pista. Con lluvia, el asfalto se convierte en lo más parecido a una pista de patinaje muy impredecible. En otras palabras: no quería oír nada de agua para el día de la prueba

Cuando todo parecía irme de cara, el Sr Murphy se puso a trabajar y de la noche a la mañana tenía en esa pequeña pantalla del móvil una probabilidad de lluvia de hasta el 50% que al final, la misma mañana de la prueba se convertiría en un 100%, porque siempre estuvo el asfalto mojado. Resignación y al toro. 

Nürburgring, en los llamados Tourist days, son una auténtica fiesta del motor: es el paraíso de todo aficionado por la calidad y la cantidad de buenas máquinas que allí se dan cita. Parece que los Porsche 911 GT3 los regalen, que los BMW M3 con barras de competición de todas las generaciones sean accesibles a todos los bolsillos y hasta un buen puñado de Lotus puede parecer el coche más normal del mundo para ir por el pueblo de Nurburg.

Llega mi turno. Con una tarjeta de acceso que da permiso para tres vueltas inicio mi cara a cara con Nürburgring. Mi M2 Coupé lleva cambio manual, así tengo que tener especial cuidado en las reducciones. Y eso que la electrónica te lo pone todo más fácil porque de forma automática te igual el régimen de motor.

Salgo a la gran recta del circuito y piso a fondo. Nada de quitar los controles electrónicos. En este momento no llueve, pero el asfalto esta lo suficientemente empapado como para no desconectar a mi ángel de guarda. Eso sí, activo el modo Sport para tensar la respuesta de un coche que me regala un sonido absolutamente estimulante. Los seis cilindros en línea sobrealimentados del motor que viaja delante de mi dan lo mejor de sí a partir de las 2.500 vueltas, pero tienes unos bajos increíbles que te permiten viajar perfectamente en marchas largas con una aceleración contundente. No tengo ningún reproche a este motor, es extremadamente lineal y contundente en fuerza. Pero hay que ir con pies de plomo. 

El Ring no perdona y no es momento de exhibiciones… ¿o sí? 

Con una gran capacidad de tracción incluso en terrenos tan complicados como este, decido ir un paso más allá y activar el modo Sport+. La electrónica se relaja y enseguida lo noto, con una trasera que cobra vida de forma instantánea. Pero con una dirección que actúa a la velocidad del rayo, las mínimas espantadas del tren trasero se corrigen con rapidez siempre y cuando no te hayas pasado de optimista. La vuelta discurre sin complicaciones...

Freno fuerte para entrar en el famoso carrusel. El traqueteo pone los pelos de punta. Es como entrar en otra dimensión, con el coche totalmente vencido hacia la izquierda y una sensación indescriptible. Subo a la parte más alta del circuito para afrontar una bajada que me hace llevar una sonrisa de oreja a oreja. Es increíble lo confiado que puedes viajar a bordo de un BMW M2 en este tipo de circunstancias. 

Con el segundo carrusel afronto lo últimos metros de mi vuelta al Ring. Refrigero en plena recta y me doy cuenta de que los 21 kilómetros se me han pasado volando. Cómo pasa el tiempo y los kilómetros cuando uno está disfrutando y se lo está pasando como un niño en un juguete de este tipo. Vuelvo al parking para reposar lo que acabo de experimentar antes de volver a luchar con el bajo grip de un circuito que espero algún día me reciba con los brazos abiertos y totalmente seco.

Valoración

Nota7

El último en llegar a la familia M es un deportivo con todas las palabras, que se revela como una máquina de conducción pura para pulverizar el crono en circuito,

Lo mejor

Empuje de su par motor es abrumador. Cambio de doble embrague. Repuesta siempre.

Lo peor

Suspensión dura, pero no castiga tus riñones en exceso.

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