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Prueba con clase: Aston Martin V12 Vantage S Roadster

Un Aston Martin no hay que valorarlo por eficacia pura, ni por prestaciones, ni por tecnología punta, sino por clase. En eso, no hay otro modelo en el mercado que lo supere. Esta es la prueba del Aston Martin V12 Vantage S Roadster.

Neumáticos semislics, frenos cerámicos, ajuste firme del chasis. Delante, un portentoso V12, detrás un diferencial autoblocante mecánico, pasos de rueda ensanchados hasta el infinito. Bienvenidos a la prueba del Aston Martin V12 Vantage S Roadster.

Puede extrañar que con estas cartas de presentación de este Aston Martin no esté incluido en la categoría de superdeportivo radical. Puede que tenga que ver con su motor atmosférico, que aunque tiene una fuerza descomunal, la entrega de forma homogénea, no a base del típico patadón. 

Podría decirse incluso que este bloque de 620 Nm y 573 CV suena con cierto recato, y actúa con el cigüeñal de forma que, aun arrojando tamaña fuerza con vehemencia, siempre da la impresión de que lo hiciera con cierta elegancia. 

Aston Martin V12 Vantage S Roadster. Deportivo y elegante

El sonido es cautivador, sin duda, pero a un volumen más bajo de lo que uno espera de tamaño deportivo. E incluso puede llevar a la sensación errónea de que es menos veloz de lo que realmente es. Porque la realidad es que en 4,2 segundos ya ha pasado de 0 a 100 km/h, y en solo 13,2 vuela a 200. 

Los frenos cerámicos Brembo frenan con increíble eficacia y resistencia al agotamiento, siempre con un tacto de pedal perfecto, y eso da mucha confianza para un coche que no para hasta llegar a los 323 km/h. 

Hay que tener cuidado en las curvas eso sí: el V12 Vantage S sigue siendo un deportivo clásico, que prescinde de muchos asistente electrónicos actuales, y requiere mano firme para girar con eficacia. 

Para hacer los mejores tiempos en circuito no le falta ímpetu, pero sí una dirección algo más decidida y un chasis un poco más comunicativo, capaz de conectar más al conductor con el asfalto. Hablamos de un propulsión trasera puro, de manera que hay que afanarse para controla la zaga en curvas cerradas, si bien hay que decir que la carga de ejes es más equilibrada en el modelo abierto que en coupé. 

Aston Martin V12 Vantage S Roadster. Exclusividad al estilo Aston

Y si hablamos de refinamiento, no hay pega posible. Incluso con detalles polémicos como los de esta Q-Edition, que prescinde de los faros antiniebla para sustituirlos por adornos en carbono. Pero sigue construyendo interiores de una elegancia y calidad inigualables, y al margen de las tendencias actuales, lo que le da un plus de exclusividad. Compruébalo al detalle en nuestra galería. Hay que acostumbrarse a su cambio automático, eso sí, que no inserta con la misma fluidez y decisión que los actuales de doble embrague, y en el uso diario acusa un poco el esfuerzo. Pero claro, uno debe pensar si esta joya está destinada al día a día. Cualquier golpe de algún guijarro en las llantas, de los semislics en los cantos de acera o un rayón de la carrocería por algún pivote sería una pequeña tragedia. Las malas lenguas dirán que un Corvette ofrece más prestaciones por un tercio del dinero que cuesta este Aston. Pero hoy en día, no existe un V12 roadster con la clase de ese británico. Y eso también se paga.

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