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Prueba: Aston Martin DB9 GT Roadster

El GT añade 30 CV más y aún más espontaneidad al acelerador. Te presentamos el que probablemente sea el descapotable más espectacular de este verano. No te pierdas nuestra prueba del Aston Martin DB9 GT Roadster. Un cabrio para soñar

Puede que sea por su diseño. O el sonido de sus motores. O de su tradición en competición. O por todo a la vez. Sea como sea, Aston Martin siempre simboliza un estatus para quien lo conduce. Igual que el último descapotable que lanza al mercado. Esta es la prueba del Aston Martin DB9 GT Roadster, un cabrio para soñar

Hay pocas marcas que puedan mirar por encima del hombro a Porsche o Ferrari, y Aston Martin es una de ellas. Tal vez no esté tecnológicamente tan avanzada, pero lo compensa con unas dosis de refinamiento y elegancia británica estratosféricas. Este nuevo Aston Martin DB9 GT Roadster es el tope de gama de la firma, y en su variante GT añade 30 CV a sus 517. También modifica su electrónica. La velocidad máxima de 295 km/h se mantiene pero ahora, con 4,5 segundos para pasar de 0 a 100 km/h, es una décima más rápido.

Prueba: Aston Martin DB9 GT Roadster. Un cabrio para soñar. Motor

Los 620 Nm de par también permanecen intactos, tal vez por eso hay que tener los sentidos muy atentos para notar su mayor elasticidad. 

Pero es más impresionante aún, eso sí, la manera en que su excelso seis litros V12 entra en escena. La espontánea respuesta al acelerador de este atmosférico sigue mereciendo al calificativo de brutal. Sigue siendo una experiencia colosal, y aviva nuestras esperanzas de que los día de los tradicionales V12 aún no están contados, incluso sabiendo que el sustituto de este modelo, que llegará en 2016 (se llamará DB11), estrenará un 4,0 litros V8 sobrealimentado de AMG. Pero nosotros tenemos fe, porque los V12 forman parte del ADN de Aston Martin.

Sencillamente te sientas, pisas a fondo y sientes cómo te incrustas en el respaldo, mientras el motor va evolucionando por las seis relaciones de su cambio automático Touchtronic 2. En modo Sport, las inserciones son aún más fulminantes y por eso requiere afilar los sentidos. Sencillamente, todo pasa más rápido. Llevar al motor hasta las 6.500 vueltas antes de cada cambio proporciona una experiencia auditiva solo equiparable a un concierto de rock duro en el escenario grande del festival de Benicássim.  

Prueba: Aston Martin DB9 GT Roadster. Un cabrio para soñar. Comportamiento

Los amortiguadores también modifican su tarado en función del programa de conducción elegido (Normal, Sport y Track, este último pensado para circuito). Así, pasan de ser relativamente confortables a endurecerse, y mucho, para aumentar su eficacia en curva. 

Sin embargo, no debemos olvidarnos de una cosa: este 2+2, en origen, sigue siendo un Gran Turismo, con un peso bastante elevado (1.890 kilos) y, por mucho que lleve diferencial bloqueable con deslizamiento limitado en zonas nudosas no se siente tan ágil como un Porsche 911 Turbo, por ejemplo. 

Ópticamente, el GT estrena nuevo espoiler delantero y difusor trasero (los dos en negro, opcionalmente de carbono) y escapes en color grafito. Dentro, incorpora el nuevo sistema ‘infotainment’ del Vanquish, que no es tan perfecto como los últimos modelos de las marcas alemanas ‘premium’, pero sin duda da un paso adelante respecto a la anterior oferta multimedia de la firma británica. 

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