Nissan GT-R 2015: ¡Corta la respiración!

Pie izquierdo al freno y el derecho al acelerador. ¡A fondo! Que no se diga... El bloque V6 biturbo de 550 CV del Nissan GT-R sube hasta las 4.000 vueltas y espera tus órdenes. Ya está todo listo. Agárrate fuerte porque sin quererlo te acabas de sacar un billete para experimentar la montaña rusa de sensaciones que es capaz de producir este Nissan. Sueltas el freno y la tracción integral de este Nissan se encarga de hacer dos cosas: abusar de los neumáticos y ganar velocidad a un ritmo imposible.

El estómago se te encoge, el pulso se desboca y tu cerebro intenta mantener la calma sin conseguirlo. Le llega un tipo de información que nunca había procesado y se queda desbordado. Pasan un par de segundos hasta que el vértigo empieza a desaparecer y para entonces ya estás circulando a casi a 100 km/h. Y si tienes más metros para seguir con el pie a tabla, en 11 estarás volando a 200 km/h. ¿Increíble verdad?

Pues así es como se las gasta el GT-R MY 2015, un modelo que modifica algunos pequeños detalles estéticos y otros relacionados con la dirección, suspensión y frenos, pero que sigue manteniendo su espíritu radical, ese que le ha hecho romper récords y sacar los colores a unos rivales, supuestamente con más galones. Mismo bloque V6 con doble turbo y 550 CV En el apartado mecánico, Nissan no ha modificado absolutamente nada. Ni falta que hace. Quien quiera más chicha que desembolse los 150.000 euros que cuesta el Nissan GT-R Nismo de 600 CV. Pero ya te digo con los 550 que tengo entre manos me sobra para pasarlo en grande.

¿Te atreves a ponerlo al límite? Estoy en Burgos, en el circuito de Kotarr, para intentar domar su salvajismo. Si sorprende en aceleración bruta, el Nissan GT-R también te deja con la boca abierta cuando se trata de devorar curvas. Es como si los más de 1.800 kilos de peso que arrastra no le supusieran ningún problema a la hora de inscribir el morro en cada curva. Al revés, el subviraje solo aparece si haces las cosas rematadamente mal y aceleras donde no toca. Con un poco de cuidado, sabrás sacarle todo el partido a un chasis que tensa sus músculos cuando colocas los tres botones que hay en la parte inferior de la consola en su posición ‘R’.

Con unos frenos a los que les puedes exigir lo que quieras y un cambio de doble embrague rápido y absolutamente obediente, solo le puedo reprochar a este Nissan una dirección demasiado asistida y que sea tan fácil de mover cuando vas con el cuchillo entre los dientes. Es rápida y directa, y por eso, mejor que agarres el volante con fuerza en frenadas en apoyo. Un leve movimiento en falso y la zaga se te puede rebelar...